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Sonrisas e ilusión que desafían al frío y la lluvia con una mágica cabalgata

(GALERÍA DE IMÁGENES) Los astros que guiaron a Sus Majestades de Oriente hasta Belén se han alineado para recorrer sin problemas las principales calles de la capital con un cortejo real lleno de luz, música y muchos dulces
Fotos: Lola Pineda
05/01/2024 - Rubén M. Checa

Cuenca había estado envuelta durante gran parte de la mañana y a primera hora de la tarde en un manto de lluvia, pero cuando llegaban las seis y media de la tarde, ya se preparaba para recibir a los Reyes Magos en su tradicional Cabalgata. Aunque las condiciones meteorológicas amenazaban con empañar el desfile más esperado de la Navidad, la ilusión de los más pequeños y la magia de la Navidad eran fuerzas invencibles que desafiaban incluso al más inclemente de los climas.

Con el reloj marcando la hora de inicio del cortejo real, y con las calles previamente mojadas por la lluvia, estas comenzaron a poblarse de familias ansiosas y niños envueltos en abrigos, bufandas y un paraguas debajo del brazo. La incertidumbre parecía que no flotaba en el aire, puesto que los mismos astros que acompañaron a Melchor, Gaspar y Baltasar hasta el portal de Belén hace 2024 años, conspiraron a favor de la magia navideña para que los más pequeños de la ciudad pudieran ver de cerca a Sus Majestades.

Y con el termómetro que apenas subía de los cinco grados, los copos de nieve mágicos de la asociación Amigos del Carnaval abrieron la cabalgata con una marchosa animación que hizo que los espectadores del desfile poco a poco fueran moviendo el cuerpo para quitarse el frío de encima.

Les seguían unas mágicas hadas patinadoras del CD Hoz del Júcar que con sus tentáculos fueron dando luz a un desfile que, después, comenzó a animar aún más unas Sambas Colgadas que, con adornos navideños, ya quitaron todas las excusas que había para no mover el cuerpo.

Después ya se pudieron contemplar las primeras luces de las carrozas, que llenaron todo el centro urbano de un aura mágica gracias a diversos motivos navideños como duendes, hadas, elfos, ayudantes de Papá Noel, animales marinos o dioses grecolatinos fueron algunos de los motivos que adornaron las siete primeras carrozas.

Entre ellas, también animaron la tarde más mágica de Cuenca los gigantes y cabezudos, que iban junto al grupo Tiruraina, así como Circo Asaltos, todos repartiendo una nutrida variedad de caramelos para que nadie tanto pequeños como mayores puedan endulzarse la noche de este cinco de enero.

Después de una carroza bien iluminada que simulaba el portal de Belén, llegó el turno de recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar sólo como ellos se merecen: con gritos, vítores y muchos mensajes de ánimo y cariño para animarlos a seguir saludando a todos los pequeños antes de que comience el reparto de regalos durante la noche.

Cerraba la cabalgata todos los pajes reales montados a caballo y con la Banda de Música Municipal de Cuenca interpretando una variada selección de villancicos.

A medida que la Cabalgata avanzaba, la magia se apoderaba de la ciudad. Los pequeños, a pesar del frío que se colaba entre sus abrigos, extendían sus manos para recibir caramelos y regalos que los niños de las diferentes asociaciones de la ciudad así como pajes reales lanzaban desde las carrozas. Los rostros de los pequeños, iluminados por la luz de la ilusión, contrastaban con el cielo oscuro, y sus risas resonaban como campanas de Navidad.

Tampoco faltaron aquellos que cada cinco de enero renuevan los caramelos de sus hogares, con muchos paraguas abiertos del revés para poder coger la mayor cantidad posible de estos dulces; así como algunos abuelos que impedían a los niños coger las golosinas.

Cuando las carrozas llegaron al corazón de la ciudad, y con unas pequeñas gotas que empezaron a amenazar la lluvia que nadie quería, Melchor, Gaspar y Baltasar se bajaron de sus carrozas para, al compás de las dulzainas y la Banda de Música, dirigirse hasta el Edificio Iberia para ofrecer una recepción a esos niños rezagados que aún no habían enviado la carta porque querían asegurarse de que Sus Majestades la recogían en persona.

Ahora, toda la suerte ya está echada, y tras haber pedido perdón por si en el improbable caso se han portado mal en algún momento del año, tan solo queda quitarse los nervios de encima para irse a dormir lo más temprano posible y ver si todos aquellos pedidos que estaban en la carta se convierten en realidad y están presentes en nuestros hogares durante la mañana de este sábado.