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Rastreadoras

Siguiendo el rastro de la Covid-19 en Cuenca

Nueve enfermeras y dos médicos trabajan en la detección precoz con un seguimiento a los contactos estrechos de los positivos
Fotos: Saúl García
05/06/2020 - Dolo Cambronero

Suena el teléfono y alguien le avisa de que ha estado en contacto con una persona positiva en Covid-19. Hay que dar la noticia con mucho tacto, con toda la empatía del mundo, intentando tranquilizarle en todo momento porque aunque la información asusta en un primer momento eso no implica en la gran mayoría de los casos que vayan a desarrollar la enfermedad.

De esta tarea se encargan desde el 11 de mayo las llamadas enfermeras de vigilancia epidemiológica, nueve en el hospital Virgen de la Luz y 400 en toda la región, que se dedican al rastreo de los contactos estrechos que han mantenido los contagios y su seguimiento con el fin de reforzar la detección precoz.

Además de estas nueve enfermeras, otros dos facultativos forman parte de esta estrategia que ha puesto en marcha en toda la región el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Mar Gómez Santillana, responsable de Medicina Preventiva del hospital conquense, es la coordinadora de este equipo de rastreo en Cuenca. “Las impresiones son buenas. Cada día recibimos 15-20 peticiones de PCR por parte de Atención Primaria y nos encontramos con uno o a lo sumo con dos casos, o con ninguno. La sensación que tenemos ahora mismo es que la pandemia está bastante estabilizada”, considera.

Gómez Santillana resalta la importancia que tiene Atención Primaria en el diagnóstico precoz de los casos nuevos de coronavirus con el objetivo de evitar la propagación, aunque para ello es necesario tanto el diagnóstico de los positivos como el estudio y seguimiento de los contactos que han mantenido los contagiados.

“Medicina Preventiva coordina la estrategia pero solo somos un eslabón más de la cadena”, señala, detallando que el programa arranca en Atención Primaria, pero también intervienen otros servicios como Epidemiología, Salud Pública y Microbiología.

“Cuando un paciente accede a Atención Primaria con sintomatología, el médico valora no solamente los síntomas típicos como fiebre, tos y disnea sino también otros como diarrea, manifestaciones dermatológicas o conjuntivitis. Si ve alguna sospecha y tras realizar una encuesta epidemiológica, se pone en contacto con Medicina Preventiva y nosotros ponemos en marcha la maquinaria para la petición de la PCR para detectar el virus. Es muy importante que se pida lo más precozmente posible”, subraya.

Y se coordina todo para que, al día siguiente, dos equipos móviles vayan al domicilio del paciente sintomático para que se le realice la extracción de la muestra. Microbiología está dando los resultados en unas 24 horas. Si es positivo, entra en acción el equipo de rastreadoras para que lleven a cabo el estudio de los contactos estrechos, es decir, personas convivientes o cuidadoras, o aquellas que han estado compartiendo espacio en una distancia inferior a dos metros o por un tiempo superior a 15 minutos.

Se hace una vigilancia activa y el equipo llama por teléfono a los contactos estrechos haciéndoles un seguimiento, al menos, cuatro días durante 14, periodo en el que se les pide que se tomen la temperatura dos veces al día y se les va preguntando cómo se encuentran. “Si hay algún cambio y aparece sintomatología, empezaríamos de nuevo la cadena: sería un caso sospechoso y se le pediría la PCR a través de Atención Primaria”, apunta.

Siguiendo el rastro de la Covid-19 en Cuenca

Montse Gascón Moreno es la enfermera que se encarga de coordinar a todo el equipo de rastreo. El número de profesionales que lo integran ha ido aumentando desde que empezaron en mayo y, tal y como señala la doctora Mar Gómez Santillana, podría incrementarse más si creciese la prevalencia de la infección en Cuenca.

La tarea de rastreo y seguimiento se desarrolla de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Una vez que reciben el aviso por parte de Atención Primaria de un posible caso sospechoso, se ponen en contacto con este, tratándolo como si fuera un caso positivo hasta que se tenga el resultado de la prueba diagnóstica, que es solicitada por Medicina Preventiva.

“El objetivo es que, de una manera precoz, tengamos el caso sospechoso controlado”, apunta Montse Gascón. “El médico ya se lo habrá comentado pero nosotros insistimos mucho en medidas de aislamiento, de higiene de manos y de superficies…”, subraya.

En caso de que resulte positivo, se empieza el rastreo de los contactos estrechos. “Todas somos enfermeras con bastante experiencia. Intentamos tener una conversación cálida porque hace falta un tratamiento cordial con la persona, intentando que no se asuste, explicándole que estará controlado y que, en el momento en el que haya cualquier síntoma, podrá consultar con su médico de Atención Primaria o con nosotros. Queremos que sienta que hay confianza”, relata.

"Nos hemos encontrado con algún caso que en este periodo de desescalada aligeran un poco la responsabilidad. Pero son los menos. La mayoría de los contactos estrechos de los positivos son convivientes"

En cuanto a las reacciones una vez que se habla con los contactos estrechos, la coordinadora señala que hay “mucha gente que enseguida quiere que le hagan las pruebas”. “El miedo que tenemos todos es difícil de controlar pero les damos todas las pautas e intentamos transmitirles tranquilidad diciéndoles que cualquier prueba que necesiten se la haremos. Salen algunos positivos pero con una sintomatología muy leve. La experiencia de estos meses es que ahora no hay casos graves. Es un avance y un refuerzo para tranquilizarlos”, indica.

Siguiendo el rastro de la Covid-19 en Cuenca

La enfermera considera que la mayoría de los positivos ha cumplido con las medidas de prevención aunque también se han encontrado con “algún caso que en este periodo de desescalada aligeran un poco la responsabilidad”. “Pero son los menos. La mayoría de los contactos estrechos son convivientes. Es verdad que, en casa, con la familia, no se toman las mismas precauciones”, puntualiza.

De hecho, dice que solo se han topado en este tiempo con un caso algo más imprudente. “Fue una comida. Como ahora todo está mejor y hemos estado tanto tiempo en confinamiento, nos venimos arriba y nos volvemos un poco inconscientes”, lamenta. “Pero de los contactos estrechos, hay muy pocos que hayan pasado a casos positivos. Mi experiencia es buena y el equipo también. Mis compañeras tienen empatía y saben tratar a la gente”, celebra por otra parte antes de lanzar un último consejo: “No hay que relajarse con las medidas de prevención”.