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La Playa Artificial de Cuenca cumple 82 años

Fue inaugurada el 25 de julio de 1943 y durante algunos años el Ayuntamiento dispuso servicio de autobuses
La Playa Artificial de Cuenca cumple 82 años
inauguración de la Playa Artificial el 25 de julio de 1943. Foto: Pérez
25/07/2025 - José Vicente Ávila

Uno de los primeros recursos turísticos que la ciudad de Cuenca llevó a cabo, a finales de la primera mitad del siglo XX, aprovechando el entorno de sus bellezas naturales de piedra y río, árboles y plantas, fue el de convertir un tramo del río Júcar, en Playa Artificial, en la anchura del paraje acuático, a dos kilómetros del puente de San Antón. Una playa que sorprende al visitante, tanto por la disposición de las zonas de baño como de su escenario o anfiteatro natural de roca que la rodea, festoneando la Hoz, junto a la zona de restauración de primer nivel, en la que se celebran acontecimientos familiares y diversos eventos.

La Playa Artificial, como servicio público en suelo municipal, y a través de arrendamiento, va a cumplir 82 años de historia desde su inauguración el día de Santiago de 1943, aunque ocho años antes, en 1935, ya se dio a conocer el proyecto de poner en marcha la Playa de Cuenca, e incluso un año antes se inauguró la primera piscina pública para niños en el Vivero Municipal (Parque de Santa Ana), lo que entonces suponía todo un hito, si tenemos en cuenta que en el primer cuarto del siglo XX sólo estaban obligados a tener piscinas públicas los ayuntamientos de más de 30.000 habitantes y Cuenca estaba en poco más de la mitad. El Padrón de la capital en 1934 era de 18.749 habitantes, de los cuales, 9.239 eran varones y 9.510 hembras.

Al menos los conquenses tenían el Júcar, el Huécar y el Moscas para darse un baño, aunque fuese furtivo… ante la falta de piscinas o casas de baños. Las noticias de aquellos años veinte apuntaban a que sólo los más jóvenes, y sólo chicos, se bañaban en zonas del Júcar o el Moscas, con peligro además de ahogarse por no saber nadar, mientras que a las mujeres las mandaban a lavar la ropa al río Huécar.

En el año 1924 se estableció el Estatuto Municipal que recogía en su artículo 205 la obligación para los Ayuntamientos de más de 30.000 habitantes de construir casas de baños o piscinas de carácter gratuito y económicas para las clases obreras con el fin de facilitar el servicio de aseo público, como si los habitantes de las ciudades o pueblos más pequeños no tuvieran el derecho a ese baño ducha.

La piscina fue construida por parte del Ayuntamiento republicano en el Vivero Municipal, conocido como de Santa Ana, siendo inaugurada el 15 de julio de 1934, como bien recogía “El Radical de Cuenca”: “El domingo fue inaugurada y el éxito más rotundo correspondió a sus proyectistas e iniciadores de la idea, pues fueron muchos los pequeñuelos que encontraron a más de la práctica higiénica que significa el bañarse, el esparcimiento que supone tal deporte como base de juego sin peligrosidad”.

Los aficionados conquenses al deporte, y sobre todo a la natación, ya realizaban algunas pruebas en ferias en el paraje conocido como el Tablón de Manzanares, donde se iba a construir la Playa, por iniciativa del deportista César Martínez, uno de los fundadores del Sporting Club Cuenca. Informaba el semanario “Deportes”  que “se va a crear, en uno de los rincones más bellos del río Júcar, una gran obra, como lo será la realización de la Playa de Cuenca, empresa que se está acometiendo con gran intensidad, bajo el proyecto del arquitecto municipal, Fernando Alcántara”, destacado y poco reconocido arquitecto, autor de importantes obras como la plaza de toros, el kiosco del Parque, la remodelación de la Torre de Mangana de estilo mudéjar, la recuperación de las Casas Colgadas y otros edificios importantes de Cuenca en los siguientes años… El proyecto estaba en marcha se iba a publicar la licitación, pero pocos meses después estalló la guerra civil…. y siguió la posguerra…

Tuvieron que pasar ocho años para que el proyecto de la Playa de Cuenca saliese de nuevo a la palestra y fuese por fin una realidad. Dado que en el Ayuntamiento ya estaba elaborado el proyecto de Fernando Alcántara para la playa, el alcalde Jesús Merchante dispuso que se llevase adelante junto a la reparación del Puente de los Descalzos. Así, en la reunión plenaria de la Comisión Permanente del Ayuntamiento del 17 de octubre de 1942 se acordó sacar a concurso, por veinte días, el proyecto para la construcción de la playa artificial y llegar a la expropiación forzosa, si fuese preciso, de los terrenos de huerta lindantes con ella.

 

 tablón de Manzanares, con el edificio de la Playa recién construido.. / Luis Pascual

 

Tres meses después, en enero de 1943, se informa que ha llegado a Cuenca el contratista de la Playa “que en la ribera derecha del Júcar construirá nuestro Ayuntamiento” e incluso se decía que para el mes de junio estará completamente terminada, y no fallaron mucho las previsiones porque la Playa se inauguró en julio. El acontecimiento tuvo lugar el día 25 de julio, que entonces era fiesta, aunque en 1943 cayó en domingo, y ese día se bendijo también la Cruz de los Descalzos en las Angustias. La prensa se hacía eco de la inauguración de la playa “construida por nuestro Ayuntamiento en el llamado Tablón de Manzanares”, con asistencia de autoridades, que admiraron la belleza del lugar y la construcción del edificio que albergaba vestuarios y una barra de bar.

El Ayuntamiento invitó a un vino de honor mientras los bañistas –hombres y mujeres— bien separados, se bañaban en las verdes aguas ante la mirada atenta de un piquete de la Guardia Civil y hasta algunas familias paseaban en piraguas. Incluso se informaba que un equipo del Noticiario No-Do había grabado escenas de la inauguración. Como curiosa anécdota se comentaba en la prensa que entre los nadadores más expertos había alguno que quiso destacar con sus chapuzones desde el tablón, ante la mirada de las bañistas bien recatadas de ropa, y en una de sus acciones salió descalabrado al no medir la profundidad de las aguas, como bien se recogía en los “ecos de Carretería” de “Ofensiva”: “Y hay quien dice que cayó / desde la mayor altura / y seis puntos se ganó / pero fueron… de sutura”.

En otro apartado de la misma sección se apuntaba que “en el sitio donde se ha construido la playa artificial, por hallarse en lugar donde existe una presa que el año pasado las avenidas de las aguas la destruyeron, el domingo fue inaugurada la zona de baño y el lunes comenzaron a construir o restaurar la presa, para lo cual se han tenido que llevar el río por el caz, no dejando una gota de agua en la parte de la playa. Dejando esta moraleja impresa: “Por lo tanto, comprendemos / lo que nos decía Pío: / Ahora que Playa tenemos, / nos tendrán que hacer el río”.

Diez años después, en el verano de 1955, el Ayuntamiento llevó a cabo obras de mejora y renovación de las instalaciones, que consistieron en nuevos servicios de duchas y cabinas; un tablado bordeando la ribera del río, un amplio bar y campo de baloncesto, además de un servicio de altavoces para cualquier aviso y sobre todo para los bailes. Incluso el Ayuntamiento dispuso de un servicio de autobuses desde las once y media de la mañana, hasta las tres de la tarde, y de seis y media de la tarde a once de la noche durante la temporada estival. En ese año de 1955 Victoriano Cañas, a quien se le conocía como “el playero de Cuenca”, ya había evitado ahogarse a once personas.

El nombre de Cañas quedó ligado a la Playa, y al efecto, en junio de 1999, el Ayuntamiento que presidía Manuel Ferreros realizó un homenaje de recuerdo a Victoriano Cañas por su labor en la Playa, sobre todo como socorrista, ya que salvó de morir ahogadas a 35 personas y por ello recibió del Estado la Medalla de Oro de Salvamento y Socorrismo y la de Beneficencia.

 

 

 

 Foto: Luis Pascual

 

 

“LA PLAYA DE PEPE”

La Playa de Cuenca tiene además otro nombre popular en la figura de José López Martínez, que estuvo más de medio siglo al frente de las instalaciones y lo sigue haciendo su familia. Fue una gran suerte para la ciudad que un hombre emprendedor como Pepe llegase a Cuenca para darle un plus de calidad a la playa y a la Hostelería. José López trabajaba en Madrid en una famosa terraza y allí fueron a buscarle Pedro Bonilla, que regentaba la Fonda España y la propia playa, con Emilio Gómez Huerta y Eduardo Fernández Palomo.

 “¿Qué hago yo en Cuenca?”, me decía un día Pepe que se preguntó al poco de estar aquí en 1965… (Algo parecido dijo Fernando Zóbel para elegir el lugar para el Museo de Arte Abstracto, “¿Qué pinto yo en Cuenca?”)  Ha pasado 55 años al frente de la playa, hasta su fallecimiento en 2024, y abriendo locales como la primera discoteca Pist; la taberna y discoteca Jovi; el José César, el Gran Van o la Taberna de Pepe, entre otros locales, o convirtiendo el ambigú de la Playa en salón de bodas.

José López trabajó con Cañas y tras la jubilación de Victoriano se hizo cargo de la instalación en su conjunto, con el obligado arrendamiento municipal, convirtiendo la Playa de Cuenca en toda una referencia para la ciudad y el turismo internacional, tanto en el aspecto del baño en el río o las piscinas, como en la función de restaurante y salones de bodas y otros acontecimientos. Las inversiones fueron costosas e incluso un año antes de morir aún pensaba en seguir invirtiendo en mejoras.

La piscina también llegó a la Playa en esos primeros años de José López, pero con un tremendo susto invernal. En el verano de 1968 se había inaugurado la piscina de la Playa, pero el 13 de diciembre se desprendió una enorme roca en el kilómetro tres, que la destrozó y dejó cortada la carretera de Tragacete durante dos semanas. Por tanto se tuvo que construir una nueva piscina en el mismo lugar y se aprovechó para mejorar los espacios adyacentes, pues en esos años de los comienzos de los 70 la playa era de los pocos lugares donde se podía ir a bailar, además del baño en el río o la piscina, y era el sitio propicio para iniciar los noviazgos.

Sin embargo, pese a ser un privilegiado lugar de ocio y descanso, y de estar rodeado de tanta belleza paisajística, la Playa no tuvo el eco deseado o merecido en artículos literarios, tanto de visitantes como de cronistas locales. Por ello, fue todo un hallazgo encontrar una página en la prensa nacional con cuatro fotografías y un texto del conocido escritor José María García de Viedma, publicado en 1956 bajo el título “Cuenca, Playa”, del que recogemos algunas líneas:

“Si, amigos. No hay de qué sonreírse o asombrarse. Cuenca tiene playa. Porque aquí, como en Granada, “todo es posible”… Los hombres que por Cuenca trabajan han regalado a los conquenses y a los que no lo somos, con esa magia sencilla, honesta y eficaz que ha sido el ir creando y perfeccionando una hermosa playa en este corazón castellano y manchego”. García de Viedma describe una escenografía donde la fantasía es tan sugerente como maravillosa: “La carretera que a la Playa lleva, que es la misma que conduce a la Ciudad Encantada, está flanqueada por las aguas del río, las casas que cuelgan en la hoz y esos paredones impresionantes de roca que aquí crecen y se multiplican”.

No han faltado después artículos y reportajes de prensa, radio y televisión sobre la Playa de Cuenca, pero es obligado citar uno de los más recientes e importantes del acreditado periodista conquense Fernando Saiz, quien en la no menos famosa Guía Repsol, y bajo el título de “Sí, Cuenca sí tiene Playa”, con fotos de José Luis Pinós, realizó uno de los mejores trabajos informativo y literario sobre la Playa de Cuenca.

Playa de Cuenca que la familia de José López mantiene con la calidad de un hombre que vino a Cuenca para un verano y aquí se quedó haciendo patria conquense, hasta su fallecimiento en marzo de 2024. Un homenaje muy merecido se le rindió en la Playa, donde queda su recuerdo y su placa, y en el día de San Julián de este 2025 el Ayuntamiento entregó a los hijos de José López Martínez, “Pepe el de la Playa”, el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cuenca, a título póstumo.