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Educación

La Escuela Superior de Arte Dramático, un centro abierto a Cuenca

Colaboración con Comunicación Audiovisual y alumnado de institutos, y actividades formativas dirigidas a todo el mundo, algunas de las líneas de trabajo de la ESAD
Fotos: Saúl García
17/10/2022 - Dolo Cambronero

Un joven entra a un moderno espacio en el que sobresalen unos bancos corridos de un intenso color rojo del mismo tono que la pared, deja sus cosas en la taquilla, se descalza y se va a clase. No se imaginen a un profesor dando la lección y anotando cosas en la pizarra frente a un alumnado estático sentado en pupitres: los pupilos, que no llevan calzado al igual que la profesora, están de pie y, por parejas, se están dando una suerte de masaje para activar el cuerpo. Es la asignatura de Expresión Corporal en la nueva Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) de Castilla-La Mancha, ubicada en la ciudad de Cuenca y que ha echado a andar con la especialidad de Interpretación, 18 estudiantes y seis docentes.

Dirigida por Miguel Mula, la ESAD ha sido inaugurada esta semana por el presidente regional, Emiliano García-Page, aunque el curso arrancaba el pasado 29 de septiembre. La previsión es que en esta primera promoción se dé formación a al menos 100 estudiantes con 15 profesores especialistas una vez que se haya implantado el currículum completo de estas enseñanzas. Además, el Gobierno de Castilla-La Mancha también se plantea ampliar en un futuro a las especialidades de Escenografía, Dirección Escénica y Dramaturgia.

La Escuela Superior de Arte Dramático nace con la vocación de abrirse a la capital conquense. “Estoy convencido de que la escuela va a ser una aportación bastante importante para la ciudad. Va a haber una clara interrelación entre Cuenca y el centro”, confía el director, que pone como ejemplo que, a pesar de que las clases han empezado recientemente, alumnos de la ESAD ya están participando en cortometrajes creados por los estudiantes de Comunicación Audiovisual.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Y también habrá actividades comunes con estudiantes de Secundaria y Bachillerato a los que les interesa el campo del teatro, cuenta el responsable, quien también cree que el alumnado de la escuela participará en la vida cultural de la ciudad.

Otro de los objetivos es organizar en los meses de febrero y junio actividades formativas como talleres o cursos que estén abiertos a todo el mundo. “Todo esto es participación ciudadana”, subraya.

Además, la idea es que en un futuro se desarrollen en la escuela actividades culturales abiertas a toda la ciudadanía. En este punto, Mula apunta a una de las salas con las que cuenta el centro en su planta baja: “Un aula especial que es, por un lado, un espacio de experimentación y, por otro, un pequeño teatro”. El director pone el acento en que esta instalación sirve tanto para las actividades lectivas como para escenificar obras con público externo. “Los espectadores no tienen por qué estar sentados. Los sillones se pueden recoger y se puede hacer un teatro muy versátil, no clásico”, añade.

De la misma opinión es Teresa Donaire, profesora de Expresión Corporal de esta ESAD y con experiencia en escuelas privadas y municipales de teatro: “En la ciudad no hay salas alternativas y solo se puede disfrutar de esta disciplina en el Auditorio. Esta escuela tiene un espacio maravilloso que se puede ofrecer a Cuenca. Pueden venir compañías de fuera o de aquí para otro tipo de espectáculos más pequeños. Que ese espacio no se quede solo para los trabajos del centro sino que se abra a la ciudad”.

La docente, de Ciudad Real aunque vivía en Madrid, también plantea que se debería “aunar fuerzas” con el Ayuntamiento para colaborar con el Teatro Auditorio de una doble manera: que actores que actúen en este espacio puedan dar charlas en la escuela y que los estudiantes puedan visitar algún ensayo. “Que haya una comunicación y una hermandad en todos los sentidos entre el centro y la ciudad. Dentro de la región, Cuenca es el lugar en el que las artes resuenan más. Hay mucha gente motivada con el teatro. Esperamos que la inversión que se ha hecho en esta escuela sirva tanto para la formación de alumnos como para impulsar la cultura”, desea.

Por el momento, el equipo está ultimando las cuestiones administrativas. “El primer reto era poner en marcha la escuela desde cero. Ahora estamos en una segunda fase de consolidación de la organización. Todavía queda mucho por hacer”, reconoce el director, que detalla que el tercer escalón sería “establecer los criterios estéticos” del centro. “Que nuestra pedagogía se oriente hacia ciertas especializaciones de especial interés o demandadas por los alumnos. Y que, al mismo tiempo, convierta a la ESAD en una escuela conocida fuera y llamativa porque trabaja con una metodología concreta y porque orienta a los estudiantes a un tipo de actividad específica como cine, teatro vanguardista, teatro circo… En determinar todo eso es en lo que estaremos trabajando este año”, cuenta.

Mientras tanto, el curso ya ha empezado. Llevan apenas unos días  de clase “pero muy intensos”, en palabras de la conquense Patricia González Martínez, una de las docentes del equipo. “Todos estamos muy ilusionados y los alumnos traen mucho entusiasmo. Aunque también se les ve perdidos porque se imaginaban otra cosa y de repente les bombardeamos la cabeza de teóricas y nuevas técnicas y metodologías que tienen que ir entrenando”, explica la profesora de Interpretación, licenciada en Artes Escénicas y promotora de la Escuela Municipal de Teatro de Cuenca.

No obstante, indica que también siente “mucho respeto” al tratarse de la primera promoción y tener todo el equipo la responsabilidad de asentar sólidamente las bases de este proyecto, que no tenía ninguna referencia en Castilla-La Mancha. Por el momento, destaca lo enriquecedor que va a ser para el aprendizaje la variedad del alumnado de este primer curso. “Es muy interesante para la interpretación porque cada uno de ellos trae cosas diferentes y lo mejor de sí mismos. Cuanto más heterogéneo sea el perfil, es mucho más interesante para trabajar las distintas metodologías”, celebra.

FORMAR ARTISTAS

Pese a la diversidad de edades y formación previa de los alumnos, en lo que coinciden estos estudiantes es en la vocación. En el caso de Isabel Cuenca, de 21 años y procedente de la localidad toledana de Ocaña, le viene de atrás: “Desde muy chiquitita ya tenía dotes artísticas. Llevo muchos años haciendo teatro y me di cuenta de que esto era lo mío”. También lo tiene claro el albaceteño Narciso Massó, de 21 años, que lleva tres en Madrid formándose en esta disciplina en escuelas privadas. “Me vine a Cuenca porque quería tener el Grado. Al ser la primera promoción, creo que tendremos más oportunidades”, dice el joven. Por su parte, a Gema Ruiz, de 51 años y residente en la población conquense de San Lorenzo de la Parrilla, siempre le ha gustado “lo de ser actriz”: “Me dedicaba a la danza, que va de la mano con la interpretación. He hecho cursos y ahora quiero estudiarlo de forma oficial”. Llevan pocos días pero Narciso dice que ya se va notando el avance: “Se va despertando ese ojo crítico que quieren que tengamos para formar artistas y no robots”.

Un perfil de alumnado muy variado: desde los 17 hasta los 62 años

El primer curso de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla-La Mancha ha echado a andar con 18 alumnos -diez mujeres y ocho varones– con un perfil muy variado: cerca de la mitad están en la treintena pero las edades van desde los 17 años de la más joven hasta los 62 del más veterano.  

En cuanto a la procedencia, la mayoría de ellos son de Castilla-La Mancha (14): nueve de la provincia de Cuenca, dos de la de Albacete, otros dos de la de Ciudad Real y uno de la de Toledo. Los cuatro restantes provienen de Valencia, Zaragoza, Granada y Madrid.

El director de la ESAD, Miguel Mula, explica que el perfil más numeroso tiene entre 28 y 35 años. “Han estudiado otra carrera y han descubierto que su vocación era esto pero o no se atrevieron antes o las familias no les permitieron estudiar Arte Dramático”, apunta. Por otro lado, hay también jóvenes de 18-19 años que acaban de terminar Bachillerato y tenían claro que querían cursar estos estudios, y otros más mayores, sobre los 40, 50 y 60. 

“La variedad es muy interesante. Por ejemplo, en mi asignatura, Literatura Dramática, ven la literatura desde perspectivas muy diferentes porque sus edades y experiencias vitales son muy distintas”, reflexiona.

Eso sí, hay algo en lo que todos coinciden: en la gran motivación.


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