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Cuarta generación en Casa de Lerma

Cuarta generación en Casa de Lerma
15/03/2015 - G.D.

Apenas un año y un mes ha permanecido cerrada la confitería Casa de Lerma, ‘La Casa de las Milhojas’. En enero de 2014 fue cuando, por motivos de salud, el anterior propietario, Antonio de Lerma, anunció el cierre de un negocio que había permanecido abierto ininterrumpidamente desde 1927 en el número 11 la calle Fray Luis de León (antes del Agua), haciendo felices a miles de conquenses y de turistas con su variada oferta de dulces (milhojas, mantecados, alajú, soletillas y un largo etcétera). Y durante todo este tiempo su hijo, también Antonio de Lerma, le había dado vueltas a la idea de seguir con el establecimiento, algo que finalmente es ya una realidad, al reabrir sus puertas este jueves convirtiéndose en la cuarta generación de la familia De Lerma en ponerse al frente del negocio.


“Llevaba once años fuera de Cuenca, los últimos trabajando para un Ayuntamiento de Murcia, pero las condiciones laborales se iban recortando mucho, veía que mis padres se van haciendo mayores y me apetecía volver, porque siempre me ha gustado mucho Cuenca, y qué mejor que hacerlo reabriendo una cosa tan de Cuenca y de siempre como la Casa de Lerma, que me daba pena ver cerrada”, cuenta, ilusionado, este joven de 30 años.


Aunque su formación ha ido por unos derroteros muy distintos al mundo empresarial (es licenciado en Música Antigua), toda su vida ha estado en contacto con el negocio de su familia, por lo que se siente preparado para retomar Casa de Lerma “manteniendo la tradición y, al igual que hizo mi padre en su momento, ir introduciendo novedades, porque los jóvenes vemos el mundo con otros ojos y, aunque respetando las recetas de mi bisabuelo, anteriores incluso a 1927, quiero apostar, por ejemplo, por introducir pequeños detalles de diseño”, señala.


NUEVA LÍNEA DE HOJALDRES

También, quiere promocionar una nueva línea de hojaldres, con productos como cabello de ángel, torteles y cañas de chocolate, “todo artesanal, con el hojaldre que conoce toda Cuenca de toda la vida”. Y ello sin que en Casa de Lerma falte su tradicional bollería artesanal, pasteles surtidos, pastas de té, empanadas y milhojas. O su rincón del Botijo, con dos pequeñas mesas para sentarse a desayunar o merendar tranquilamente.


TIEMPOS DIFÍCILES

Antonio Lerma reconoce, eso sí, que los tiempos actuales, de caída del consumo, no son del todo favorables para el comercio: “Da un poco de miedo abrir, porque está claro que en tiempos de crisis la gente tiene que comer y se puede pasar sin cosas como un pastel, pero los caprichos están para dárnoslos”, dice. Y especialmente confía en toda la gente de Cuenca que conoce la tienda y que al saber de de su reapertura le está transmitiendo “muchísimo cariño. Sabía que el trabajo de mi padre era muy apreciado, pero no hasta este punto”.


En su progenitor ha encontrado, de hecho, una gran ayuda. “Se pasa por aquí, me da indicaciones… Y si ve que algo que no sale a su gusto, me vocea y todos felices (ríe)”. El principal consejo que le ha dado: “Que me lo tome con paciencia, que este es un oficio que hay que trabajar”. Él, asegura, lleva varias semanas disfrutando con los preparativos de esta nueva aventura. Y desde este jueves confía en que disfruten, también, conquenses y visitantes.