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Marta Moya

Marta Moya: "Si no dibujas todos los días, se produce una desconexión y lo pierdes"

"Siempre estoy con mi libreta, de la que nace todo: hago dibujos en ratos muertos, tomando café... Desecho mucho hasta dar con un dibujo bueno"
Marta Moya: "Si no dibujas todos los días, se produce una desconexión y lo pierdes"
06/07/2017 - Gorka Díez

Normalmente los padres animan a sus hijos a cursar aquellos estudios que en teoría tienen más salida laboral aunque ello implique que tengan que dejar a un lado su vocación. Pero en el caso de Marta Moya (Bilbao, 1974) sucedió al revés. Aunque pintaba desde niña, y su padre le animaba a estudiar Bellas Artes, ella veía esto último como algo “muy bohemio” y, al cumplir los dieciocho, se decantó por Administración y Dirección de Empresas (ADE). “Lo elegí por las salidas que tenía, y de hecho me tiré trabajando trece años en la banca. Pero allí me encontré mucha presión: había que conseguir objetivos a cualquier precio, lo que éticamente me parece muy cuestionable. Veía que no encajaba. A mí me gusta más trabajar en otra línea, ganarme la confianza del cliente. El tener una hija fue el detonante para que me replanteara qué es lo importante en la vida y, trece años después, optara por tomar un nuevo rumbo”.

 

Así que, con 34 años, Marta se vio de nuevo en la Universidad, ahora ya sí para estudiar Bellas Artes, a cuyo grado siguieron varios cursos de diseño gráfico y diseño web tras los que puso en marcha su propia empresa, Idioma Garabato, a través de la que ofrece tanto servicios de diseño gráfico como de diseño web e ilustración.

 

Esta última es la que le tiene especialmente ocupada, pues ha publicado ya tres cuentos ilustrando poemas de José Luis Torrego: los infantiles ‘El cerdito guarrete y algún amiguete’ y ‘Versos para duendes’ y el poemario para adultos ‘Suzanne’. Su papel en estas historias va además más allá de ilustrarlas, pues por ejemplo sugirió a Torrego nombrar con el adjetivo de “guarrete” al cerdito protagonista de su historia. “A los niños les gustan los nombres raros. Cuanto más escatológicos, más gracia les hacen. Y una vez que hice la ilustración del cerdito, llamarle guarrete nos pareció muy gracioso”, cuenta sobre un libro que ha estado en ferias como las de Madrid, Toledo o Segovia y está funcionando muy bien. “Van a tener que sacar otra edición, porque según me dicen está agotado. Y también la quieren editar en catalán y otras lenguas para abrir mercado”.

 

Sobre su proceso de creación, esta artista a la que los personajes le surgen en la cabeza “según mi momento, mi situación, mi estado de ánimo”, considera que la clave está en trabajar y trabajar. “Como Picasso, creo que la inspiración te llega trabajando. Yo siempre estoy con mi libreta, de la que nace todo: hago dibujos en ratos muertos, tomando café... Desecho mucho hasta dar con un dibujo bueno. Puedes tener mejores y peores momentos, días que no sale todo del tirón y días en que fluye, pero esto último es por todos esos días que no ha salido como tú querías pero que has estado trabajando, intentándolo. Porque el dibujo es eso: dibujar todos los días para tener soltura en la mano y que el cerebro se conecte y fluya todo. Si no dibujas todos los días, se produce una desconexión y lo pierdes. Hay que entrenar mucho, como en el deporte”.

 

Diseño gráfico

Y en cuanto a su faceta como diseñadora, Marta es autora de numerosos logotipos para empresas, entre ellas las del colectivo de mujeres empresarias Mirabilia, al que pertenece, como El Vestidor o Petingo Vinagrillo. 

 

A medio caballo entre Madrid y Cuenca, reconoce, eso sí, que es en Madrid donde ahora mismo tiene más clientes. “Cuenca se queda a veces corta en posibilidades de trabajo de desarrollo. Además, aquí veo que, sobre todo por parte de la pequeña empresa, no se le da demasiada importancia al diseño, pese a lo importante que es para todo el negocio, sobre todo en la web. Una página web con un programa estéticamente muy bonito te posiciona mejor”, cuenta esta experta, también, en gestión de redes sociales.

 

Pese a estos inconvenientes, como parte del colectivo Mirabilia trabaja por conseguir una mayor visibilidad de las mujeres que, como ella, se han visto casi obligadas a poner en marcha un negocio para poder conciliar el trabajo con el cuidado de los hijos. “Yo he intentado trabajar por cuenta ajena pero no es posible: tendría que renunciar a educar a mi hija y delegar esa responsabilidad en otros. La única forma es creando tu propio negocio porque así tú eres la que controlas tus tiempos y te organizas, aunque luego hay cosas que me parecen una exageración, como que te suban la cuota de autónomos, con lo que cuesta pagarlas. Y no hay apoyos ni ayudas”.

 

Así, considera necesario que las mujeres se unan para reivindicar su papel en una sociedad que, pese a sus avances, sigue dando más protagonismo a los hombres que a las mujeres. “Una sola no hace nada pero la unión hace la fuerza. Juntas tenemos que poner el grito en el cielo”.