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Artesanía

Las Anchoas del Tajo en Farcama Primavera

Se trata de uno de los muchos productos que se pueden encontrar hasta el domingo en el parque San Julián de Cuenca
Fotos: Álex Basha y Victoria Falcó
04/05/2019 - José An. Montero

Entre todos los puestos que podemos encontrar en la edición de Farcama Primavera que se celebra estos días en el Parque San Julián de Cuenca, quizá el más exótico de todos sea el de Juan Carlos Mejías al que acompaña Cristofer de Paz donde se pueden encontrar las famosas anchoas de Santoña.

La empresa envasadora Santa Sabina se encuentra ubicada en Los Navalucillos y Navahermosa de Toledo, en pleno Parque Nacional de Cabañeros. Juan Carlos nos reconoce que a veces se cruzan oportunidades que no se pueden dejar pasar y aunque su familia se ha dedicado a la apicultura desde hace cuatro generaciones, desde hace unos años iniciaron una nueva aventura empresarial dedicada al envasado de productos de caza.

Entre ocho y diez personas emplea esta envasadora que ha pasado de envasar los productos como morcilla de caldera, perdiz de campo o paté de faisán a ampliar la gama de productos a las “conservas del mar”. Latas gigantes de mejillones en escabeche, tarros de cristal de bonito del norte, ventresca de atún o patés de carabineros y de centollo forman parte de su catálogo de productos

Juan Carlos durante la conversación no deja de ofrecer a los visitantes de Farcama Primavera degustar su anchoa, a la que nos dice que tratan con mimo en su empresa, pues la calidad es una de sus banderas.

No es fácil sacar adelante una pequeña marca y dice que tiene “el culo pelao” de viajar a ferias y degustaciones para mostrar su producto. Pero si no es fácil en el medio urbano, mucho más complicado es hacerlo desde localidades como Navahermosa con algo más de tres mil quinientos habitantes o Los Navalucillos con unos dos mil doscientos.

Juan Carlos se pone serio cuando nos habla de las pocas oportunidades que se le ofrecen a los jóvenes para encontrar trabajo a pesar de tener una buena formación, nos cuenta que su hijo veterinario ahora trabaja en Londres. Allí le va bien, pero nos habla de la cantidad de jóvenes que han tenido que emigrar para buscar un futuro. Algo hay que hacer y su pequeño granito de arena es con una mano contribuir a conservar la tradición apícola de la familia y con la otra buscar nuevos horizontes envasando anchoas de Santoña o mejillones de Galicia.