El belenismo se ha convertido en una de las principales señas de identidad de la Navidad de Tarancón, ya que lo que comenzó como una tradición ligada a los escaparates y a la iniciativa particular de los belenistas locales se ha transformado con el paso de los años en un proyecto cultural consolidado.
Así, fue hace tres años cuando el Ayuntamiento decidió poner en marcha un Centro de Belenistas concentrando buena parte de la actividad, conservando también la Ruta de Belenes por el centro urbano. Este año, ambos espacios vuelven a copar la actividad cultural de la Navidad de Tarancón, sumando novedades, visitantes y una clara apuesta por la mejora continua.
Así lo indica el presidente de la asociación de belenistas La Hoguera de Tarancón, Javier Perea, quien explica que el Centro presenta este año importantes novedades. “El belén monumental mantiene sus 40 metros cuadrados, pero hemos cambiado la estructura para hacerlo accesible a personas con movilidad reducida”. Un paso importante para que, como subraya, “todo el mundo pueda disfrutar de las escenas sin ningún tipo de problema”.
El belén monumental incorpora además nuevos momentos de la vida de Jesús, añadiendo la escena del taller de Nazaret, donde se representa a María, José y el Niño en edad preadolescente, mostrando su vida cotidiana en la carpintería. A ello se suma la escena de la Anunciación a los Pastores, con figuras del taller de los sevillanos hermanos Cerrada. Además, se ha reorganizado todo para mostrar la huida a Egipto y el inicio del desierto, dando así más profundidad al belén.
En conjunto, son trece los pesebres que alberga este año el Centro de Belenistas, incluido el monumental, todos ellos patrimonio de la asociación y de las familias que están exponiendo. A parte, este año destacan dos exposiciones singulares. Una es un belén de muñecas con trajes regionales que representa el mapa de España cedido por la familia Jiménez Cervantes.
La otra, propiedad del taranconero Luis Miguel Olivas, reúne 26 misterios procedentes de distintos países, que el propietario fue reuniendo a lo largo de su vida mientras hacia sus viajes de cooperación internacional. “Son belenes de Latinoamérica, África, Europa y Asia”, explica Perea, quien destaca especialmente uno de México. “Es una obra de un artesano recientemente reconocido como artista, por lo que esta pieza ya está considerada como una auténtica obra de arte”.
El Centro abrió sus puertas el 30 de noviembre y permanecerá abierto hasta el 10 de enero. Y los datos confirman su éxito. “Ya llevamos cerca de 5.000 visitas, un 20% más que otros años por estas fechas”, señala el presidente, quien destaca que este crecimiento se refleja en el origen de los turistas, ya que no solo son gentes de Cuenca o Madrid, sino que también llegan de rincones de Cataluña.
Al mismo tiempo, la Ruta de Belenes vuelve a llenar de vida los escaparates del centro urbano de Tarancón gracias a los diez comercios que participan en una iniciativa conjunta con el Ayuntamiento. “Es una forma de mantener viva la tradición y de implicar al comercio local”, explica Perea.
El belenismo también suma nuevas generaciones. “Se están incrementando las altas en la asociación porque a la gente le entra el gusanillo”, afirma. Con 77 socios, la asociación ha puesto en marcha su primer curso de iniciación. “Enseñamos técnicas básicas y ha tenido muy buena acogida”.
Por todo ello, Perea afronta unas Navidades llenas de orgullo por el continuo trasiego de visitantes en el Centro de Belenistas así como de responsabilidad, ya que “esto nos obliga a innovar cada año y a ofrecer algo diferente”, concluye Perea.