La superficie de siembra de ajo temprano se reduce en un 20%

La campaña de ajo temprano o spring, que se iniciaba a principios de septiembre y se ha desarrollado con total normalidad, ya ha concluido y, aunque aún no se dispongan de las cifras oficiales, las previsiones del sector productor apuntan a un descenso en la superficie dedicada a este cultivo. 

Y, de hecho, los cálculos iniciales indican una caída en la superficie de en torno al 20 por ciento no solo entre los productores conquenses, sino también entre los castellanomanchegos, tal y como pone de manifiesto Julio Bacete, presidente de la Mesa Nacional del Ajo y de la cooperativa conquense de segundo grado Coopaman, quien, sin embargo, precisa que estas cifras no dejan de ser datos provisionales y podrían cambiar con el recuento final.

Porcentaje que, según añade el también responsable de la Sectorial del Ajo de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, es más elevado aún si se habla a nivel nacional, donde las estimaciones apuntan a una disminución media de la superficie de siembra de ajo temprano que oscila entre el 20 y el 30 por ciento; cifra ésta que en Andalucía podría llegar, incluso, al 40 o al 50 por ciento.

La incertidumbre por la sequía y el considerable incremento de los costes de producción, junto a unos precios más o menos igual que el pasado año, se sitúan detrás de este descenso de la superficie de siembra de ajo spring. 

PREOCUPACIÓN 

Y es que, según subraya Bacete, con este escenario, hay preocupación y apatía en el sector, sobre todo ante el aumento desmedido de los insumos –desde el gasóleo y la electricidad hasta los fertilizantes y los salarios– que los productores tienen que afrontar y, sin embargo, ese sobrecoste no se está repercutiendo en los precios de mercado que siguen igual que el año pasado.

Y a este panorama nada halagüeño, hay que sumar, además, otro hándicap, a juicio de Bacete, como es el hecho de que los cultivadores “tienen que empezar a gastar dinero regando sus campos, porque como no ha llovido nada por prácticamente ningún sitio, no queda otra opción”.

 Así las cosas, la preocupación se está adueñando del sector ajero, que ve cómo sus ingresos no son mayores con los actuales precios, pero sí sus gastos, lo que, en su opinión, pone en peligro la rentabilidad de las explotaciones.

En este sentido, insiste en señañar que “no es que queramos subir los precios del ajo por capricho, sino por el más que notable aumento de los insumos, que, por ejemplo, han llevado a que los costes de producción de una hectárea de ajos oscilen entre los 12.000 y los 15.000 euros, dependiendo del sitio y del precio de la renta, y con la producción del año pasado hay explotaciones agrícolas en las que los gastos superan a los ingresos”.

Pero, por si esto fuera poco, Bacete alerta de una cierta apatía en el consumo, que viene a agravar más aún la situación, ya de por sí complicada.

No es extrañar, en su opinión, que los agricultores hayan optado por sembrar menos hectáreas de ajo temprano y, según subraya, todo apunta a que vaya a ocurrir lo mismo con la siembra del ajo morado, que comenzará aproximadamente a principios del próximo mes de diciembre. 

En definitiva, los productores de ajo esperan como “agua de mayo” no solo que llueva en las próximas semanas, sino que también los precios comiencen a subir para garantizar la rentabilidad de sus explotaciones.