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Cuatrocientos años de peregrinación jacobea por Albendea

El Ayuntamiento recupera el Camino Viejo de Valdeolivas, que acorta en un kilómetro el recorrido por carretera y gana en belleza paisajística
20/05/2024 - Antonio Matea

 

Hace ahora cuatrocientos años, en la primavera de 1624, un conquense de Monteagudo de las Salinas, llamado Francisco Patiño, cuyo oficio era el de ser soldado de su Majestad el rey Felipe III, decidió peregrinar a Santiago de Compostela desde su pueblo natal. El motivo de esta peregrinación fue la promesa que hizo al apóstol Santiago por haber conseguido liberarse de los turcos, con los que permaneció cautivo durante cinco años. Cuentan que Patiño viajaba en un barco de la Armada española camino de Italia, donde a principios del siglo XVII el todavía poderoso imperio español tenía importantes posesiones, cuando una flotilla turca abordó la nave española y tomó cautivo al de Monteagudo de las Salinas y a otros doscientos cincuenta soldados y marineros que viajaban con él. Patiño fue llevado a Argel prisionero y más tarde a Constantinopla, donde permaneció cautivo esos cinco largos años.

El de Cuenca, que se vio en tan triste estado, ofreció al apóstol Santiago visitar su santo y venerado cuerpo en la ciudad de Santiago de Compostela si conseguía algún día liberarle de su cautiverio. Esta libertad se produjo, no sabemos si por azar o por la mediación o prodigio del Santo, cuando Patiño iba galeote en un barco turco que una tormenta obligó a acercarse a las costas de Malta. El barco del infiel se topó con varios galeones cristianos que consiguieron apresarlo y liberar a los prisioneros españoles, poniendo fin a los cinco años de cautiverio del conquense.

A su regreso a España, acompañado de su mujer, María Francis, que había conocido en Italia, y de Sebastián de la Huerta, un pariente suyo, Patiño inició su peregrinación partiendo de su pueblo para llegar a Santiago de Compostela por un camino que no está muy documentado, como sí lo están los motivos y sus acompañantes. Según “La Ruta de la Lana, Guía del Peregrino a Santiago de Compostela”, de Jesús Herminio Pareja y Vicente Malabia Martínez, los documentos históricos que se guardan de esta peregrinación sólo mencionan dos lugares del Camino Francés, Astorga y Molinaseca. Sin embargo son varios autores los que proponen el itinerario que ha sido marcado por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Cuenca, que coincide con un antiguo camino de la trashumancia y vía comercial de la antaño importante industria lanera, de donde le viene el nombre. Este camino sale de Monteagudo de las Salinas y llega a la capital conquense por Fuentes, para atravesar el resto de la provincia por municipios como Bascuñana de San Pedro, Torralba, Albalate de las Nogueras, Villaconejos de Trabaque, Albendea y Valdeolivas, dirigiéndose desde esta localidad a Salmerón, ya en la provincia de Guadalajara. Después de atravesar esta provincia guadalajareña cruza la provincia de Soria y llega a Burgos, donde se une al clásico Camino Francés que se dirige desde Roncesvalles a Santiago de Compostela.

A Albendea llega la Ruta de la Lana procedente de Villaconejos de Trabaque, población esta última con albergue de peregrinos, en la que es imprescindible hacer una visita a sus cuevas, con bodegas de vino, que parejas unas de otras, forman un bello espectáculo urbano. Es obligado también la visita a la iglesia parroquial de San Juan Bautista, construida a caballo entre el Renacimiento y el Barroco, y a la ermita de la Purísima Concepción, sita junto al albergue de peregrinos. Si el peregrino tiene aún ganas de caminar puede subir por un empinado camino hasta el Santísimo Cristo del Cerro de las Cuevas, donde podrá disfrutar de unas panorámicas sorprendentes del pueblo y de todos los alrededores.

En Albendea esta vía jacobea del Este Peninsular bordea el núcleo urbano, sin entrar en él, para seguir por la carretera hasta Valdeolivas. Sin embargo el Ayuntamiento de Albendea acaba de recuperar el Camino Viejo de Valdeolivas, que acorta en un kilómetro el recorrido por carretera, ganando además muchos enteros en belleza paisajística. Se conseguiría también de esta manera que los peregrinos que discurren por esta vía de peregrinación jacobea conozcan Albendea y decidan pasar una jornada en este sugerente pueblo alcarreño. Albendea es un pueblo, además de contar con una agraciada naturaleza, con recursos culturales tan valiosos como la Ermita Mausoleo de Llanes, con origen en un mausoleo romano del siglo IV de nuestra Era, y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo de origen románico que guarda en su interior uno de los retablos renacentistas más interesantes de la provincia de Cuenca. Ambos edificios fueron declarados Bien de Interés Cultural, máxima calificación y protección que se otorga a los bienes culturales en nuestro país. Los peregrinos podrían asimismo hacer un alto en el bar de Miguel y Soraya y tomar un refrigerio o comer, pues preparan cuando se solicita un menú especial para el peregrino. Además, podrían alojarse, si no tienen ganas de seguir caminando ese día, en La Casita del 4, una casa rural que ofrece una tarifa especial a los peregrinos.

 

 

RUTA DE LA LANA

También el Ayuntamiento de Albendea decidió en 2011 iniciar una ruta senderista para poner en valor este camino de peregrinación a su paso por la población. El pasado 4 de mayo se celebró la XIII edición de la Ruta de la Lana de Albendea, con una de las mayores participaciones de las trece ediciones celebradas hasta ahora. Con esta ruta senderista el Ayuntamiento intenta, además de promocionar esta vía jacobea de peregrinación, dar a conocer los principales valores naturales y culturales del pueblo, así como pasar una bonita jornada senderista en compañía de todos aquellos que aman el senderismo.

Hoy día la Ruta de la Lana es mucho más que un camino de peregrinación jacobea, peregrinación que este año 2024 cumple su cuatrocientos aniversario. Aparte de un viaje atrás en el tiempo, hay que añadir al sentir religioso de su primer uso, amén de los anteriores usos ganaderos y comerciales, la significación que tiene este camino como vía de unión de pueblos y culturas, permitiendo conocer y difundir los paisajes y el patrimonio histórico que poseen los lugares que atraviesa. Es igualmente útil como modelo para recuperar otros caminos similares del resto de la geografía peninsular, caminos que tienen su origen, la mayoría de ellos, en la Edad Media o incluso en periodos anteriores de la historia, y es siempre el pretexto perfecto para la práctica de deportes cada vez más en boga, como son el senderismo y la bicicleta de montaña.