Arranca la Escuela de Verano de Cruz Roja Juventud

El verano es un momento fundamental para el juego, el descanso y la socialización, pero no todos los niños y niñas pueden acceder a un ocio saludable y enriquecedor. Muchas familias en situación de vulnerabilidad o con dificultades para conciliar no pueden costear actividades veraniegas ni campamentos, dejando a los más pequeños sin opciones para disfrutar y aprender fuera del entorno escolar.
Ante esta situación, Cruz Roja Juventud ha iniciado este martes, 1 de julio, la Escuela de Verano en Cuenca y Minglanilla, una propuesta que se extenderá durante todo el mes. A partir de la próxima semana, se sumarán las localidades de Iniesta y, por primera vez, Motilla del Palancar, ampliando así el alcance de esta actividad.
En total, 80 niños y niñas de entre 6 y 17 años participarán en esta iniciativa, pensada para ofrecerles un verano lleno de juegos y actividades educativas. La distribución por localidades será la siguiente: 30 menores en Cuenca, 30 en Motilla del Palancar, y 10 en Iniesta y Minglanilla respectivamente.
El proyecto cuenta con la colaboración de 12 personas voluntarias jóvenes, con edades comprendidas entre los 16 y 30 años que acompañarán y dinamizarán las actividades.
María Victoria Marzullo, técnica de Cruz Roja Juventud, explica: "Queremos que vivan el verano de forma positiva, sintiéndose partícipes de experiencias fuera del entorno escolar. La respuesta ha sido muy buena; los niños y niñas muestran entusiasmo por asistir. Forman nuevas amistades y establecen conexiones, lo que se refleja en su alegría y en su interés por aprender y relacionarse".
Durante el mes de julio, la Escuela de Verano ofrecerá una amplia variedad de actividades adaptadas a las altas temperaturas: juegos al aire libre, deportes, talleres creativos y actividades en espacios naturales, donde también se realizarán dinámicas con agua, como globos, para combatir el calor de forma divertida. Además, se organizarán jornadas en la piscina, siempre con el objetivo de que los niños y niñas se diviertan y se mantengan frescos de forma segura.
Las actividades están organizadas en grupos según tramos de edad, para adaptar la propuesta a los intereses y necesidades de cada grupo, y los horarios se diseñan para que las familias puedan compaginarlo con sus jornadas laborales. Más allá de la diversión, la iniciativa tiene un fuerte componente educativo y social. Según señala Marzullo, "el ocio saludable que promovemos no busca solo entretener, sino fomentar hábitos que perduren en el tiempo. Cuando un niño o niña pasa todo el verano en casa sin actividades propuestas, es más probable que aumente el uso de dispositivos móviles. Por eso, crear espacios donde socialicen y formen amistades, que luego se traduzcan en encuentros espontáneos, es fundamental para que esas conductas positivas se mantengan".
Desde Cruz Roja Juventud insisten en que el ocio es una habilidad que se aprende y se fomenta, siendo una herramienta clave para el desarrollo integral de los menores. "Además de divertirse, los menores adquieren valores como la igualdad, el respeto y el compañerismo, que trascienden las propias actividades", afirma.
La Escuela de Verano está dirigida especialmente a familias con menos recursos económicos o con dificultades para conciliar la vida laboral y familiar. Algunas familias, explican desde la organización, tienen varios trabajos y pocas redes de apoyo, por lo que el proyecto representa una alternativa útil, segura y positiva durante las vacaciones escolares. "También queremos subrayar la importancia de que todos los niños y niñas tengan acceso al ocio. No se trata solo de entretenimiento, sino de un aspecto esencial para su desarrollo. A través del juego y el tiempo libre compartido, los niños aprenden a expresarse, colaborar, manejar sus emociones y desarrollar su creatividad. Esto favorece su autoestima, autonomía y fortalece sus vínculos afectivos", explica Marzullo. "Aunque la educación está presente en todas las actividades, el principal objetivo es que disfruten y se sientan bien".
El voluntariado desempeña un papel esencial en la Escuela de Verano. "La labor de las personas voluntarias es fundamental para que cada niño y niña se sienta escuchado, valorado y apoyado, contribuyendo así a fortalecer su autoestima y a fomentar el compañerismo", concluye Marzullo.