Volver a votar
Nos convocan de nuevo a elegir a nuestros representantes políticos nacionales, fracasado el intento de gobierno tras las anteriores elecciones, y somos los ciudadanos los que tenemos de nuevo la responsabilidad de ordenar el Parlamento nacional.
Jocosos comentarios dicen que tanto ir a los colegios electorales al final vamos a tener que hacer una fiesta de fin de curso. Gracietas aparte, lo que sí es verdad es que tenemos que votar y hacerlo por una cuestión de compromiso cívico.
Pero vamos a la cuestión local. Algunos partidos tienen más claro quiénes serán sus candidatos, en ellos todo parece indicar que la repetición de listas es indiscutible en sus filas. Quienes obtuvieron unos mejores resultados consideran que los ciudadanos que les dieron su confianza volverán a hacerlo próximamente. Es lógico, sería una falta de respeto a los votantes cambiar el cartel.
Aunque no en todos los partidos, mejor dicho, sus afiliados opinan lo mismo. Así podemos ver como alguno, activista de las redes, politólogo y bloguero, y afiliado a una determinada formación política, reclama un cambio para así intentar mejorar los resultados de comicios anteriores. En su blog reflexiona muy solemnemente sobre esta cuestión.
No es difícil pensar que ese cambio se producirá en el PP, pues el cabeza de lista que fue el 28 A cesó en su cargo de diputado por Cuenca, circunscripción con la que no tenía ninguna vinculación salvo ejercer como diputado paracaidista. En su lugar pasó a ocupar la responsabilidad quien figuraba en el segundo lugar en la lista, que desde que dejó de portear el bolso de Cospedal no había tenido otra responsabilidad política conocida.
Aquí se le plantea un problema a quien tenga que decidir la confección de las listas, pues el actual secretario general del movimiento PPopular provincial puede imponer nombres o asumir, como ha sido costumbre últimamente, lo que le digan desde la dirección nacional de la calle Génova. El ahora convertido en “pancartero” reivindicativo tendrá que lidiar con los deseos de los afiliados de la provincia o los intereses de los jefes de Madrid. Benjamín “el tardío”, así le llaman por su costumbre de llegar tarde a todos los actos, tiene un asunto feo que resolver.
De morados no sabemos siquiera si existen en estas tierras, pues después del batacazo en las autonómicas no ha quedado nadie ni para apagar la luz.
De los de verde fachas mejor ni acordarse, yo por lo menos.
En cualquier caso siempre hay que ir a votar. Eso es primordial, como he dicho, por una cuestión de compromiso cívico.
