Opina, que algo queda
Que Marcos de Quinto es un hombre inteligente y preparado no puede dudarlo nadie, ya que no en vano ha sido, entre otras principales ocupaciones, presidente de Coca Cola Iberia, vicepresidente de la división europea y vicepresidente a nivel mundial de The Coca-Cola Company, razón de peso para llamarme la atención unas declaraciones suyas, difundidas a través del podcast de News To You, sobre la serie “La que se avecina” sobre lo que se puede esconder (malévolamente, por supuesto) un guion aparentemente trivial y divertido, cuando en realidad se trata del portador de un mensaje subliminal contra la figura del empresario.
Comenta el señor de Quinto que "Cuando ves series como La que se avecina... ¿quién es el malo? ¡El empresario, el pescadero! Que es insolidario, es egoísta. Todos los males: sólo piensa en él, está con la pistola eléctrica, está explotando a un sudamericano. Todo lo malo lo pones al lado del empresario; y luego tienes un personaje que es el bueno, que es el político, que es tontorrón pero que es bienintencionado. Sistemáticamente en el mundo de la creación han empezado a consolidar arquetipos para que toda la gente -en su cabeza- al empresario lo estén asimilando con personajes que son egoístas", y añade: “todo esto no sucede por accidente", sino que "está estudiado".
Ante tan contundente análisis y conclusión, enseguida pensé que dicho comentario del extenso elenco que ha pasado por la serie, se reducía a dos figuras que, según él, son paradigmáticas de lo que quiere destacar: el empresario y el político, supongo que, por deformación profesional debida a su experiencia personal en las dos facetas aludidas, pues no en vano también fue diputado por Ciudadanos durante un año y, de ahí, su resumen maniqueo de ambos personajes, ya que obvia que todos los demás son también caricaturas, con una intención critica o humorística, o las dos, pero siempre llevadas a una exageración para conseguir dicho efecto.
Se me ocurre que, como ejemplo de lo apuntado, si seguimos con la línea argumental del señor de Quintos sobre arquetipos que” no suceden por accidente” en el guion, por qué no referirse a la figura de Coque, un conserje poco despierto y porrero o a Judhit, una psicóloga que necesita psicoanalizarse y, no digamos a doña fina, una persona mayor con una mala leche que cruje, como estándares de todos los conserjes, psicólogas o personas mayores.
Lo siento, pero creo sinceramente que pensar que todo es inocente y puro es alejarse de la realidad y vivir en los mundos de Yupi (por seguir hablando de series), pero ver de forma sospechosa las entretelas de cualquier traje, por sencillo que éste sea constituye, al menos, una mirada distorsionada de la intención del sastre, por lo que ninguna de las dos situaciones es recomendable. Vamos, digo yo.
