
Mis paseos
Mi nombre es Juan Carlos Evangelio Evangelio, vecino de Cuenca. En la actualidad estoy jubilado y una las primeras misiones de los jubilados es la de mirar las obras y criticar, así que como tal voy a relatar mis paseos.
Hoy 31 de julio he comenzado por el fantástico camino y mal aprovechado de Federico Muelas, un paseo que a muchos alcaldes-que no se les olvide que son funcionarios y servidores públicos- se les ha llenado la boca de grandezas, me acuerdo de uno que decía que iba a cambiar la hoz del Huecar y que se iba a hacer un museo en la casa de D. Federico.-que gran personaje para Cuenca y que mal tratado-.
No había ido por el camino después de la última ¿ultima? restauración así que mi primera impresión ha sido el ver el camino lleno de trozos de paja después de una corta de matorral, paja que cubría el suelo y que en bajadas o subidas puede dar al traste un paseo, con alguna caída y alguna rotura. Cuesta tanto el retirar la paja, quemarla, recogerla o en último caso sacarla del camino a los barrancos próximos.
Después he observado durante el recorrido la iluminación colocada a bombo y platillo iluminación que presenta ya roturas, y falta de algún poste, así mismo seguimos poniendo vallado de postes de madera, que serrano es, que bonito queda, como se implica en el paisaje etc.
La Justificación siempre es la misma son gamberros, sinvergüenzas, destroza-todo-. Sabiendo lo que tenemos en casa, ¿porque se elige el mobiliario urbano para que quede bonito y no funcional? ¿No hay mobiliario a prueba de vandalismo? Un ejemplo lo tenemos en el parque de la Trinidad sus bancos de granito llevan décadas y nadie los ha roto ni se los han llevado.
El vallado de madera queda bien, pero nada funcional solo hace falta recordar la última restauración en el que por el clima y esos gamberros se pudrieron y se arrancaron, y no quedo del famoso vallado ni el recuerdo, yo PREGUNTO no es mejor una vez que se está realizando la restauración hacer un muro de piedra como los de la carretera de palomera, no quedan mal, son más resistentes y más fácil de reparar.
Seguimos el camino y siempre que paseo por él veo la famosa casa de D. Federico y lo que podría haber sido, simplemente con voluntad, si hay voluntad las dificultades que se presentan se solucionan, pero de nuevo con las grandezas no hay voluntad de hacer nada de nada.
Por el camino y hasta la subida – la primera subida a la izquierda- se observan restos de la canalización que hubiera en su época del recorrido del agua a huertos. Se ven
pilones, fuentes, arcos etc, que hace que uno se imagine como seria cuando estuviera en funcionamiento, eso se lo dejo a nuestros estudiosos de la cuenca antigua- ¿sería muy costoso? El restaurar toda la bajada desde el Castillo hasta el Huecar, con sus muros, limpieza, sin hacer grandiosas inversiones solamente reparando y limpiando lo que hay hecho. Sería darle al camino un interés más para ser visitado.
YO PREGUNTO:
Tenemos medios técnicos para vigilar el camino, como son las cámaras de videovigilancia.
Tenemos el material humano, Policía Local, no creo que haya que recordar que la Policía Local como principal cometido es el de hacer cumplir con las ordenanzas y disposiciones de los Ayuntamientos y la vigilancia de los espacios públicos, y subsidiariamente auxiliares de las fuerzas policiales estatales en materia de Seguridad Pública.
Pero claro es más fácil gastarse el dinero de las subvenciones, Estatales, Autonómicas, Europeas, “que no es de nadie” y dan mucho bombo
MANTENIMIENTO
Esa es la clave, el mantenimiento de estas inversiones como de otras es a costa de los Ayuntamientos, entonces sin no hay presupuesto para el mantenimiento porque se gastan esas ayudas, y si no es así, por qué no se mantienen, es tan caro una vez cada 10 días pasar por el camino, limpiarlo, adecentarlo, arreglar desperfectos, y no dejarlo para que sigan destrozándolo, yo creo que el dinero público ha de ser manejado con más interés y gastarlo mejor que si de uno fuera.
Bueno mi paseo terminó ahora me imagino un camino limpio, con sus luces, con el agua bajando como antiguamente y chorreando por sus pequeños acantilados hasta su fin en el huecar, con la casa de D. Federico echa museo, y saludando a mis vecinos de ciudad y alguno de fuera maravillándose de las fantásticas vistas de la ciudad