MacroKKs
Nadie puede negar que el ministro Garzón ha desarrollado con gran acierto su habilidad para demostrar su falta del sentido de la oportunidad.
Su última lección, para los que aspiren a ser inoportunos, nos la acaba de ofrecer como regalo envenenado de Reyes.
Sus declaraciones a un periódico británico han conseguido desviar la atención de crítica y público a dos momentos de “gloria” del gobierno del que forma parte.
En primer lugar la aprobación de los presupuestos generales del Estado con un apoyo parlamentario que sitúa al tándem derecha-ultraderecha como únicos marginados del consenso de unas cuentas que contienen el germen de un año económico con notables incrementos en las inversiones públicas (que inducirán fuertes inversiones privadas y son fuentes de riqueza y generadoras de empleo) en los tres ejes que marcan el futuro del progreso a la vez que ahondan en las claves de la protección social. Presupuestos que, por cierto, han pasado por el fino tamiz de la Unión Europea hasta hacerlos merecedores de las ayudas para la recuperación de nuestro país.
En segundo término el acuerdo del gobierno con “la España social” para reformar una ley laboral que regula las relaciones entre empleadores y empleados. Unas negociaciones que han exigido mucho trabajo, tiempo y cintura y en la que todas las partes han tenido que ceder, dando una lección que otros deberían aprender y aplicando un sentido de la oportunidad que el ministro ha demostrado no tener.
Una ley que, rechazada de entrada por el líder del PP, ha generado división en el seno de ese partido y que le ha merecido un rapapolvo de FAES, la voz de Aznar, referente del PP.
Nadie duda de que el tema de las llamadas macro granjas es una patata caliente que enfrenta a quienes defienden posiciones encontradas y aparentemente irreconciliables. Pero precisamente por eso el asunto debe abordarse con cuidado extremo y como muy bien ha dicho Bono desde el BOE y no desde una entrevista periodística.
Algunas autonomías, la nuestra entre ellas decretando una moratoria para impedir la instalación de nuevas o la ampliación de las ya existentes, lo han planteado desde la prudencia, que exige sacarlo de los focos mediáticos para reservarlo a las mesas de trabajo en las que se tratan los asuntos complejos de modo equilibrado pues hoy todo muestra facetas que deben ser consideradas.
La apelación a legislar (es decir publicar en el BOE) es también particularmente oportuna para el gobierno de España por dos motivos.
1º.- El 72% de la producción legislativa habida en esta legislatura ha contado con amplios niveles de apoyo parlamentario, cuestión esta que se ha difundido poco, a pesar de que demuestra un ejercicio de diálogo fértil y habla de la eficacia en el trabajo de nuestros representantes en el Congreso y Senado, a veces tan denostado.
2º.- En una encuesta recientemente publicada (con sus tripas, su cocina y otros elementos que pretenden dar credibilidad a sus resultados) por dos medios de comunicación de amplia difusión, se considera que el gobierno español aprueba en su gestión de la situación creada por la pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario (especialmente por las campañas de vacunación y los confinamientos) como desde el punto de vista económico y de protección del empleo.
Conviene pues buscar puntos de encuentro en beneficio de todos aunque el vértigo de la bronca se presente como un escenario apetecible.
Y un apunte final, hablando de tensiones políticas y sociales.
¿Alguien ha pedido la reprobación o el cese del señor Casado, jefe (¿?) del PP por sus polémicas declaraciones en el extranjero y lo que algún medio califica de maniobras para tratar de impedir la llegada de fondos europeos y en las que en su “insana manía” de atacar al presidente Sánchez mina la imagen de España en el extranjero hablando de esta España gobernada por una coalición socio comunista, separatista etc.? ¿O fue el jefe de vox el que usó esos términos? Bueno, perdone el lector, pero es que a veces es difícil distinguir los discursos. Queda dicho.
