Frente común contra el negacionismo
En unos tiempos convulsos en los que desde determinados partidos políticos que incluso se han asentado en las instituciones se niega la violencia de género, un debate que ya creíamos superado desde hace años, es más necesario que nunca hacer un frente común contra una lacra que sigue creciendo y un compromiso unánime de todos los estamentos de la sociedad para atajar todas las formas de violencia que sufren las mujeres por el simple hecho de serlo.
Por ello, son bienvenidos gestos como la unión institucional de la que han hecho gala las administraciones central, regional, provincial y local en Cuenca, con la suma también la Universidad de Castilla-La Mancha, para organizar un programa de actos de cara al 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Una violencia que tiene su base en la desigualdad que todavía existe entre hombres y mujeres a pesar de todos los avances logrados con mucho esfuerzo. Frente a esto, la educación desde la infancia en la igualdad es el único remedio para mirar el horizonte con esperanza. Un buen ejemplo de ello son las acciones de un buen número de centros educativos que han hecho una apuesta decidida por combatir estereotipos de género y luchan cada día desde las aulas para cambiar las cosas.
Y para muestra, el IES Cañada de la Encina, de la localidad conquense de Iniesta, uno de los cinco centros educativos que van a ser reconocidos este viernes por el Gobierno regional por el desarrollo de actividades y programas relacionados con este ámbito. En concreto, en el caso del instituto iniestense se debe al proyecto Sombras en la Literatura, que pretende rescatar de la oscuridad a autoras relegadas a lo largo de la historia de la literatura.
Una oscuridad de la que también habría que rescatar a todos aquellos que se han retratado jaleando frente a la sede del PSOE en Madrid portando muñecas hinchables como metáfora de las ministras del Gobierno. Porque para ellos, eso son las mujeres, un trozo de plástico al que humillar. Eso mismo debería ser para la sociedad los partidos a los que representan esos sujetos: una papeleta que pisotear en las urnas.