Feminismo a pesar de todo
El hecho de que en España una celebración con el alcance y contenido del Día Internacional de la Mujer, que agrupa en todo el mundo a todo tipo de sensibilidades, sirva como arma electoral no hace sino demostrar que hay algo que no funciona. En este sentido, nos viene a la mente el genial cuadro de Goya en el cual dos paisanos pelean a garrotazos con parte del cuerpo metido en sendos agujeros. Cada contendiente empuña su estaca y golpea al rival y el espectador no sabe por qué se sacuden con tanta saña y violencia. Eso es lo que ha ocurrido el 8M en una cuestión en la que todas las tendencias ideológicas tendrían que tenerlo claro. Hombres y mujeres deben tener los mismos derechos y obligaciones es algo que nadie puede negar y de eso va el Día Internacional de la Mujer. Millones de personas en todo el planeta han salido a la calle, juntos, incluso de la mano, para reivindicar algo tan lógico y natural como la igualdad, pero, una vez más, España ha sido diferente.
Mientras la Comisión del 8M salía a las calles con su habitual tono violeta en una manifestación multitudinaria, otra manifestación se convocó también para hacer sombra a Jone Belarra e Irene Montero, a la que incluso algunas “feministas” trataron de reventarle un acto público. Por otra parte, el presidente del Gobierno participaba en un acto con mujeres directivas, quizá para dar contenido a la normativa legal que va a obligar a aumentar la paridad en los consejos de administración, o tal vez para enviar un claro mensaje de posicionamiento político de cara a los procesos electorales que se avecinan.
El PP se limitaba a celebrar la efeméride a base de comunicados en los que exigían a Pedro Sánchez que pidiera perdón por la ley del “sólo sí es sí” , que por cierto y atacando con dureza la “Ley Trans”, ¿más garrotazos?... sin duda.
En Castilla-La Mancha, el PP se desmarcaba del acto institucional – por cierto celebrado en el pueblo del líder de los populares castellano-manchegos, donde además ha sido alcalde –y también optaba por los estacazos informativos contra García-Page y Sánchez y por mover por la región una furgoneta con miembros de Nuevas Generaciones.
Este deprimente espectáculo contrastaba con las imágenes que los informativos ofrecían de otros países, mucho más atomizados ideológicamente que el nuestro, pero con un sentido de la coherencia política y social que debería darnos envidia. En esto de la igualdad de sexos y la libertad sexual y de la eliminación de brechas y techos de cristal tenemos que arrojar la estaca, quitarnos el pelo de la dehesa y salir del agujero. Sólo así se podrá dar una imagen de unidad sobre un asunto que a todos afecta y no una sensación partidista que de nada sirve al objetivo que se persigue en el Día Internacional de la Mujer. Con todo, a pesar de la división el feminismo tomó las calles en una jornada reivindicativa en la que se ha vuelto a clamar por la igualdad, y eso no es una corriente ideológica ni mucho menos un arma electoral. Es un derecho social.
