Cuarenta años
Adán llegó a nuestra tertulia para dejar en el tapete una de sus frases lapidarias: “para mí un puente es la celebración de la calma, del silencio. Por eso no me voy a pasarlo a Benidorm. Paseo aquí disfrutando el placer del silencio vacío de una ciudad quieta. Después me recluyo en mi casa y ni oigo, ni leo, ni veo las noticias que parecen en estos tiempos preñadas de amargura.”
Hemos hablado sobre las coincidencias de fechas y hemos aclarado a nuestro amigo que este puente festivo coincidió con una de esas efemérides redondas. Cuarenta años de autonomía en la región.
¡Qué pocas veces aparecemos en los noticiarios nacionales!¡qué poco ruido hacemos al andar!. Sin embargo en este tiempo transcurrido desde su nacimiento Castilla-La Mancha ha recorrido un camino feraz. No ha sido fácil. Como tampoco lo es una evaluación de una gestión que, pilotada por los socialistas (36 años gobernando) ha colocado a la Junta de Comunidades en el centro del discurso político hasta convertirla en en imprescindible.
Evencio recuerda el estreno del gobierno de José Bono y sus tres éxitos primeros ante desafíos que fueron importantes por sus consecuencias posteriores y por la magnitud del “adversario” a batir: el Cobierno de España, cuya voluntad inicial consiguió doblegar en beneficio de la región.
En junio de 1983 Cabañeros estaba destinado a ser un campo de tiro de aviones de guerra. Poco después el ejercito puso su ojos sobre Anchuras. Hoy ambos espacios gozan de la máxima protección medioambiental. En 1985 la región gana el pulso al Ministerio de Educación y se crea la Universidad de Castilla-La Mancha.
En esas fechas se aprueban decretos y normas que protegen aquellos productos que nos singularizan y que de no haber sido protegidos hubiera supuesto un perjuicio difícil de cuantificar, en términos de prestigio, económicos y de creación de una conciencia regional.
Ninguna de esas gestiones fueron fáciles, pero marcaron el comienzo de una andadura que nos ha situado como lugar de referencia en muchos aspectos. Cuando Adán volvió a empaparse de las noticias del terruño pudo saborear algunos platos dulces. Este periódico da buena cuenta de algunas de ellas producidas en los últimos días y que invitan al optimismo:
Se potencia el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha y se anuncia su posible ampliación, hijo natural del museo regional de las ciencias, ambos ubicados aquí.
Comienza su andadura el Centro Superior de Arte dramático regional.
Abre de nuevo sus puertas el albergue María de Molina tras años cerrado (austeridad “Cospedal”). Se vincula su actividad al desarrollo de las labores del recién creado Centro Nacional de estudios Penitenciarios, fruto de la conjunción de intereses de todos los gobiernos que hoy operan en nuestro territorio.
En nuestro campus se estudiará ingeniería biomédica a partir de 2023. En Belmonte se abre un nuevo museo y Belinchón presenta una granja porcina, de madres, pionera en bienestar animal y medio ambientalmente sostenible.
Cae el paro cae en la provincia hasta niveles de 2008 demostrando un nivel de actividad creciente y amparado en la iniciativa privada y en la actividad legislativa.
Hablábamos de camino y puede ser larga y jugosa la senda del progreso que ante nosotros se presenta. Podemos elegir alternativas preñadas de pesadumbre y amargura que algunos auguran pero hoy celebramos un cumpleaños que nos ha traido realidades contrastadas por los hechos. Aunque algunos se nieguen a reconocerlo.
Debemos aclarar que para nosotros el optimismo es un arma cargada de futuro, parafraseando al poeta, pues nos invita a trabajar con energía y esperanza. La queja y el lamento sistemático es una de las principales fuentes de la inercia. Y ya sabemos, la física gobierna el Universo y limita o engrandece las posibilidades, incluso las que nacen de los sueños.
Queda dicho, queda hecho.
