Cinco espadas
Hay cosas sencillas, indiscutibles, en las que no deberíamos perder el tiempo. Aunque te hagas una foto con una vaca o una paja pensando en la cerdita Peggy; la carne que procede de la ganadería extensiva es mejor que la de la intensiva. Fin de la discusión. El tren es un eje vertebrador del territorio. Fin de la discusión. La hipocresía domina gran parte de nuestra política; de nuestros políticos, mejor dicho. Mientras perdemos el tiempo en estas cosas no estamos en las que tendrían que preocuparnos. La juventud que antaño era un divino tesoro ahora supone un riesgo de exclusión social. Lo dice el informe de la fundación Foessa. Hemos perdido mucho tiempo, históricamente, hablando de los nuevos ricos, de los nichos de mercado y todas esas cosas. Es hora de hablar de los nuevos pobres, de la España que madruga y viaja en metro, en el mejor de los casos, sin oler una clase de equitación en su puta vida; para no llegar a fin de mes. De los que trabajan diez horas a media jornada y de los hijos que dejó Georgie Dann en algunos partidos. Yo no quiero que mis jóvenes sean una flecha sin blanco ni una tarde sin mañana en un barranco anónimo de la existencia. Hay cosas sencillas, indiscutibles; hay que remar y deben hacerlo los que tienen remos.