Cierre perimetral
Castilla-La Mancha se cierra perimetralmente, en principio, hasta el próximo 9 de noviembre. Decimos ‘en principio’ porque si el avance de la pandemia continúa en la misma progresión la fecha podría ampliarse y en la mente de todos están ya las medidas más contundentes que tuvieron que tomarse en el mes de marzo.
El Gobierno regional ‘blinda’ la Comunidad Autónoma temeroso de los que pueda suceder con dos puentes en la vecina Comunidad de Madrid a la vuelta de la esquina.
El ejemplo más cercano lo tenemos en el pasado puente del Pilar, que supuso la implantación en los días posteriores de medidas especiales en numerosas localidades de la provincia. Entre ellas, Cuenca capital, donde Sanidad da ahora un paso más y justo dos semanas de dicho puente amplía las medidas especiales a Nivel 3. A los numerosos visitantes que vimos por su Casco Antiguo y la satisfacción de los hosteleros por una ocupación que superó el 90 por ciento, le ha seguido una tasa de incidencia acumulada en los últimos 14 días de 974,6 casos/100.000 habitantes.
Pero no todo viene de fuera, también hemos visto conductas poco apropiadas dentro. Como la intervención de la Policía Local de Cuenca en una nave privada donde celebraban una fiesta.
Todos somos conscientes de las dificultades que atraviesa del sector hostelero, uno de los más castigados sin duda por la Covid-19. Sensible a ello, el Gobierno regional ha optado por reducir una hora, hasta las 00.00, el toque de queda y ‘salvar’ así las cenas. En nuestra mano, la de los consumidores y usuarios, está también hacer las cosas bien.
Claro está que los hosteleros están haciendo todo lo posible por mantener las máximas medidas de seguridad sanitaria, pero bares y restaurantes continúan expuestos a posibles conductas irresponsables de sus clientes. Fuera de estos establecimientos sigue habiendo fiestas privadas, botellones e incumplimientos horarios de gente desaprensiva, a pesar de que las administraciones han elevado la presión policial y social sobre este tipo de actitudes.
En semanas sucesivas sabremos si las medidas tomadas por los Gobiernos central y autonómico surten o no efecto en las terribles cifras que la pandemia nos está dejando día tras día.
Mientras tanto, la crisis sanitaria sigue acrecentando la social y económica. Por eso es importante que las administraciones públicas, a través de sus presupuestos, apuesten por la mejora de nuestros servicios públicos y, como no, por poner en marcha medidas que permitan una recuperación lo antes posible.
Así, los presupuestos del Gobierno regional para el próximo año 2021 contemplan inversiones directas para la provincia de Cuenca que superan los 56 millones de euros, 25 millones más que en el del actual ejercicio. Destacan los 25 millones de euros destinados a las obras del nuevo hospital de Cuenca y sus accesos, unos 4 millones de euros para la construcción y mejora de centros de salud de la provincia, y otros 11, una de las partidas que más crece, para infraestructuras educativas.
Estos días también conocíamos un dato esperanzador que facilitaba la Asociación Provincial del Comercio y es que, desde el mes de abril, más de la mitad de los trabajadores sometidos a ERTEs en el sector habían salido ya de esa situación laboral y volvían a trabajar. La reapertura de los comercios, sobre todo de los de proximidad, ha permitido a muchos comerciantes recuperar el pulso perdido, aunque siguen siendo muchos los negocios que mantienen sus puertas cerradas y muchas las situaciones personales que no pueden esperar más y que necesitan de ayuda urgente.
En estas circunstancias, Cuenca afronta un nuevo estado de alarma en el que, una vez más, es indispensable la responsabilidad de todos. En nuestras manos, en nuestros hechos, está que sea lo más corto posible para no acrecentar la precaria estabilidad social que estamos soportando.
Hay quien dice ya que estas Navidades serán diferentes. Pero es que, hace meses ya, que nuestras vidas son diferentes. Aprendamos a vivirlas.
