Censura

La censura es la «Acción de examinar una obra destinada al público, suprimiendo o modificando la parte que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos, para determinar si se puede o no publicar o exhibir». Ya sabemos que se puede censurar una parte o condenar la obra entera al ostracismo.  La censura ha existido siempre, porque siempre ha existido el pensamiento totalitario.  En España, cuando hablamos de censura nos vienen a la cabeza dos nombres: Inquisición y Franco. Visto con el tiempo, la censura suele parecer ridícula porque incomprensible lo suele ser desde el mismo momento en el que aparece.   Así, el Quijote nunca fue prohibido, aunque sí censuradas unas cuantas líneas, mientras que el Lazarillo fue prohibido durante casi veinte años, para ver la luz expurgado y publicarse su texto completo hasta el siglo XIX.  Lo de Franco… —ya sabemos que era más de cunetas, que de letras; del Antiguo Testamento, que del Nuevo— prohibió algunas de las obras españolas que hoy diríamos que definen nuestra identidad nacional y que representan algunas de las cumbres de nuestra cultura, como La Regenta o La Celestina.  En estos días vemos cómo los artistas de diferentes ámbitos protestan sobre la censura actual que ha recaído sobre Virginia Wolf, Disney y, cómo no, sobre nuestros clásicos: Lope de Vega.   Cuando veo estas cosas —el Fénix de los ingenio, ¿de verdad?— me pregunto por qué a algunos les da tanto miedo todo lo que huele a España si no está fabricado en China.