Casa de la Igualdad

Este jueves conocíamos un interesante proyecto que ofrece una doble vertiente. Por un lado, convierte a Cuenca en pionera dentro de la región en materia de atención a las víctimas de violencia de género y agresiones sexuales y, por otro, soluciona el problema de tener en pleno centro de la ciudad un edificio oficial vacío y en riesgo de ruina.  Nos referimos a la Casa de la Igualdad, que se va a ubicar en la antigua Delegación Provincial de Educación y que va a permitir una atención integral a quienes sufren esta terrible lacra y también a sus hijos e hijas. El centro no sólo va a contar con profesionales especializados, sino que también va a proporcionar alternativas habitacionales seguras para aquellas mujeres que han tenido que abandonar sus hogares porque permanecer en ellos podría poner en peligro su vida y las de sus descendientes. En este edificio podrán disfrutar de apartamentos, zonas comunes, equipamientos de ocio para los pequeños y atención permanente en momentos tan difíciles como los que supone tener que huir de la que ha sido tu morada. Y sobre todo algo fundamental: van a poder moverse en un entorno seguro.

 Este tipo de iniciativas son extremadamente importantes porque pueden reducir de forma drástica las muertes de mujeres a manos de sus maltratadores. En muchos casos de violencia machista, las afectadas no se atreven a denunciar a sus parejas porque tras la denuncia se abre ante ellas un abismo de indefinición y miedo. Son numerosas las que deciden continuar con su precaria situación porque creen que si abandonan su casa no tendrán alternativas viables para una vida digna para ellas y los suyos. El contar con un lugar donde rehacer sus vidas es vital para que las afectadas por este grave problema puedan avanzar.  Durante la presentación del proyecto de la Casa de la Igualdad se daban a conocer estadísticas que erizan el cabello. Por ejemplo, que en la región sólo conocemos un 2% de los casos de violencia de género o que en España sólo se denuncian un 8%.  O que un 40% de las mujeres víctimas de abusos sexuales los sufrieron en la infancia y que están aumentando muy notablemente los delitos sexuales entre menores. Servicios como el que se pretende en Cuenca pueden reducir estas escalofriantes cifras.

Todos estos datos no hacen sino confirmar que algo no funciona en nuestra sociedad y que es necesario del máximo esfuerzo de las administraciones, los expertos, los educadores y la gente en general para poner coto a este tipo de conductas que amenazan con degradarnos a todos como personas.  Son ya muchas las corrientes de opinión que culpan a una deficiente educación como motor de estos comportamientos. También se alude a que las redes sociales son un caldo de cultivo negativo para mantener a nuestros jóvenes alejados de lacras tan execrables como la violencia de género o el empleo de la pornografía como educación sexual. En cualquier caso, la red de redes está ahí y tenemos que ser capaces de enseñar a nuestros hijos e hijas que tiene un enorme potencial para beneficiarse de sus ventajas, pero que también puede reducir a escombros cualquier edificio moral si no se utiliza de forma positiva. El reto es inmenso, pero vale la pena afrontarlo.