DIPUTACIÓN FERIA DEL LIBRO
Más entrevistas: Olivia del Saz Ortega Claudia Molina Jairo Cárcaba José María Albareda Jorge Sánchez Albendea Andoni Sierra Ron Darío Dolz Julián Recuenco Araceli Cuerda Alejandro Moya

"Siento un orgullo impresionante por haber abierto camino a otras mujeres"

Tras 37 años de servicio, Marisol Calvo Beltrán, la primera mujer Policía Local de Cuenca, habla de su experiencia dentro del Cuerpo
"Siento un orgullo impresionante por haber abierto camino a otras mujeres"
Foto: Saúl García
04/11/2022 - Miguel A. Ramón

Corría el año 1984 cuando Marisol Calvo Beltrán (Cuenca, 1961) empezó a escribir una página de la historia de esta ciudad.

Y es que, ese año, Cuenca incorporó la primera mujer al Cuerpo de Policía Local y, no sin esfuerzo y dificultades, ella derribó barreras en una profesión que en aquellos años estaba muy masculinizada. Solo había hombres en esta profesión, las dependencias no estaban adaptadas para una mujer y no estaba bien visto que patrullara junto a un hombre en el mismo coche por aquello del qué dirán.

Marisol marcó un antes y un después en la capital conquense y tras 37 años de servicio asegura sentir “un orgullo impresionante por haber abierto camino a otras mujeres que han llegado después”.

En su caso, aprobó una oposición del Ayuntamiento de Cuenca en la que se ofertaban doce nuevas plazas de Policía Local, “un sueño hecho realidad” para aquella joven de diecinueve años que siempre había querido ejercer. Junto a ella fueron admitidas otras dos chicas pero tras varias reclamaciones solo entró Marisol.

Tal y como ella misma recuerda, sus primeros días en las dependencias policiales conquenses fueron “duros y un poco difíciles” porque, aunque sus compañeros le ayudaron mucho, también había quien intentaba protegerla e incluso llegaron a limitar su trabajo a “pasear por Carretería para que la gente viera que en Cuenca había mujer Policía”, dice.

En aquella época estaba obligada a vestir falda, tacones y bolso mientras que los hombres usaban calzado cómodo y pantalón, algo que hoy en día, afortunadamente, ha cambiado.

También durante su primer año de servicio la obligaron a ser la representante de la Policía Local en todas las procesiones de la Semana Santa conquense. Y recuerden, los recorridos no son precisamente cortos como para hacerlos en tacones.

Sin embargo, su situación fue mejorando poco a poco con el tiempo. Pasó a las oficinas, después por la Gerencia Municipal de Urbanismo y logró, por fin, sentirse “realizada”.

Sin embargo, no acaban ahí las situaciones desagradables a las que ha tenido que hacer frente a lo largo de su trayectoria profesional: “Cuando el mercadillo era el barrio de Las Quinientas, un hombre colocó su puesto en una zona en la que estaba prohibida la venta. Le pedí por favor que recogiera pero no me hacía caso. Tuve que llamar a una patrulla y cuando llegaron mis compañeros el vendedor les dijo: Yo en mi país tengo siete como ella, a vosotros sí os hago caso pero a una mujer no”, cuenta. Ahora, 37 años después, una mujer Policía tiene la misma autoridad que un hombre a ojos de la ciudadanía y “ahora ya no hay tantos problemas de este tipo”, apostilla.

En pleno siglo XXI podemos decir que el Cuerpo de Policía Local de Cuenca se ha modernizado en todos los sentidos y Marisol, que se jubiló hace un año, ha decidido quedarse únicamente con los recuerdos buenos. Y es que, no hay mayor orgullo que servir de ejemplo para sus hijos, Natalia y Víctor, que han decidido seguir sus pasos y ser Policía Nacional  en Menorca y Policía Local en Cuenca, respectivamente.

Ella cumplió su sueño y desde la experiencia aconseja ser a las nuevas generaciones “dialogantes y tener mucha paciencia”, dos cualidades que le han acompañado a lo largo de su vida laboral y que considera “imprescindibles”. Marisol hizo historia en Cuenca y cualquier agradecimiento por su trabajo, esfuerzo y paciencia se quedaría corto.