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Nerea García: "Ser dama de las Fiestas de San Julián es una experiencia única"

"La gente te para por el barrio y te grita ¡viva la reina!. Es lo más importante, el reconocimiento de los vecinos de cada uno de nuestros barrios"
Nerea García: "Ser dama de las Fiestas de San Julián es una experiencia única"
21/08/2014 - Marta Barbero

Las damas de las fiestas se preparan para los días repletos de eventos que les esperan Para ellas, ser representantes de sus respectivos barrios es un auténtico orgullo

lusión, emoción y honor. Tres sentimientos en común que comparten las damas de honor ante la llegada de las fiestas de San Julián de este 2014. Ellas son Laura Argudo, Paula Cariñana, Sandra Castillejo, Nerea García, Alba García, Noemí Gil, Dalma Nerea Jiménez, Patricia Olivares, Lidia Malo y Laura Muñoz. 


Cada una de ellas, representante de uno de los barrios de la capital conquense, preparan ya ansiosas sus mejores galas para sorprender a esos conquenses que, expectantes como siempre, esperan el desfile de carrozas cada año. 


Para la mayoría, ser damas implica una ilusión especial de sentirse representantes de sus respectivos barrios en las fiestas más importantes de la ciudad. También, por supuesto, cobra gran importancia poder pasarlo bien. 


Como bien cuenta Nerea García, dama de Nohales, “es una experiencia única”. Por su parte, Nohemí Gil, de Casablanca, expresa su creciente ilusión ante la llegada de las fiestas. Y es que su hermana ya fue dama el año pasado y, para ella, “es un gran honor repetir la experiencia”, aunque esta vez en primera persona.


Porque algunas de ellas llevaban mucho tiempo esperando este momento. En concreto, Dalma Nerea Jiménez, del barrio de Las Quinientas, afirma que lleva cuatro años intentando conseguirlo sin éxito, hasta que este año por fin lo ha conseguido. 


“Toda la vida he vivido en el barrio y en estos años, nunca me habían elegido” afirmaba Nerea, que apostillaba además que era un sueño que tenía desde pequeña, sobre todo ponerse la corona, una de las ilusiones de muchas de estas chicas, aunque gran parte de ellas apenas superan la mayoría de edad.


Hacen alusión también al jurado, puesto que la elección depende de la gente del barrio que las ha visto crecer. De este forman parte representantes de la asociación de vecinos de cada uno de los barrios de Cuenca y en otros casos, la Junta Directiva. En el caso de las Quinientas, sin embargo, es la reina del año anterior en la que ha recaído la labor de elección de la dama de este año.


MIEDOS E ILUSIÓN

Pero, llegados a este punto, ¿qué es lo primero que se les pasó por la cabeza cuando conocieron la noticia? Algunas dicen que vergüenza, otras ilusión. Nerea lo tiene más claro todavía, “en el momento que sabes lo que es ser reina de tu barrio, sabes lo que viene después”. “Mucho miedo y muchas responsabilidades y obligaciones también, despertarte a ciertas horas para asistir a determinados actos”, puntualiza Nerea.


Porque no todo iba a ser fiesta. Ser dama por supuesto conlleva una serie de privilegios como entrar gratis a las corridas de toros, a los conciertos que tienen lugar durante todas las fiestas, a todos los acontecimientos deportivos,  pases para montar en las atracciones feriales, dinero en metálico e incluso “un vale para comprarse un bikini”, dicen entre risas.


“Es una experiencia única, porque durante estos diez días nos consideramos las personas más importantes de Cuenca, es una forma de sentirte especial”, afirma orgullosa Nerea. “La gente te para por el barrio y te grita ¡viva la reina!. Es lo más importante, el reconocimiento de los vecinos de cada uno de nuestros barrios”.


Aunque también sus familiares juegan un papel muy importante en este acontecimiento tan especial para las chicas. ¿Lo primero que les dijeron? “Disfrutad, porque estas ferias son para vosotras”. 


Una satisfacción indiscutible la de sus progenitores, el orgullo de ver a sus hijas vestidas de blanco, porque todas coinciden en que es como sentirse princesa por unos días. 


Quizá una de las cosas más sacrificadas sea el protocolo, pero a pesar de todo, ellas están encantadas en asistir a los actos obligatorios que les tienen programados: el pregón que dará Juanra Fernández el 21 de agosto, el desfile de carrozas del día siguiente, la misa en honor a San Julián del domingo y la cena que les tienen preparada tras el desfile.


Entre pregunta y pregunta, Nerea, una auténtica veterana que ya fue dama de Nohales el año pasado, aconseja a las demás  formas de afrontar el cansancio durante los diez días. “Controlad las energías para no perder fuerzas porque son días en los que hay que llegar antes a los actos, para conocer a los famosos, entrar en los backstages, recibir las invitaciones para todos los actos”, comentaba convencida.


Con los nervios ya se sabe, todo detalle imprevisto puede jugar en su contra y arruinarles las fiestas. ¿El mayor miedo? ¡Que el vestido se manche! Porque son diez días en los que las princesas de estas fiestas de San Julián tienen que ir impecables. 


Declaran además que es mucho mejor que vayan todas juntas, por “la motivación de ser reconocidas por la gente en las calles, por sus familiares y amigos”, comentan algunas de las damas.


TODAS SON REINAS

Este reconocimiento se intensifica, fundamentalmente, como consecuencia de la eliminación del título de reina de las fiestas. Laura, Paula, Sandra, Nerea, Alba, Noemí, Dalma Nerea, Patricia, Lidia y Laura opinan que ha sido una medida muy acertada, puesto que lo que se consigue es “igualar a todas al mismo nivel y que cada una de nosotras nos sintamos reinas de nuestro propio barrio”, afirmaban. De esta forma, no existe “ni mal rollo ni competencia entre nosotras ya que ser reina implica ser considerada superior y, a veces, ha habido muchas quejas con respecto a la elección”.


Ellas lo tienen muy claro, quieren despuntar y sentirse las personas más importantes durante estos días, siempre respetando el protocolo, por supuesto. Algunas esperan todavía la llegada del vestido que les hará brillar montadas en sus carrozas; unas palabra de honor, otras muy sencillo y discreto; las más atrevidas, con un poco de puntilla, pero todas ellas dispuestas a deslumbrar al público.


Y para aliviar un poco los nervios de la espera, bromean entre ellas sobre el miedo a caerse del escenario. A pesar de todo, demuestran seguridad en sí mismas y todas ellas están llenas de unas ganas y una alegría que transmiten desde un primer momento.