"Mea Culpa es un sitio para aprender, relajarse y dar una segunda vida a los muebles"

Si te apasiona la decoración, la restauración de muebles antiguos y además tienes habilidades para convertir todo lo que tocas en un objeto con encanto y personalidad Mea Culpa es tu sitio. Este es un negocio emprendedor que acaba de aterrizar en la capital conquense de la mano de Begoña Cuerda Segurola y Fátima Aguirre Reviriego, dos mujeres que han decidio vivir de su pasión: la restauración.
La primera es licenciada en Bellas Artes y la segunda en Restauración de Pintura y Escultura y han decidido unirse para compartir su talento y experiencia con el resto de conquenses. “Mea Culpa es un sitio para aprender, para relajarse, para recuperar objetos propios que se han desgastado con el paso del tiempo y, sobre todo, para reciclar y dar una segunda vida a los muebles”, comentan.
Con esta máxima definen esta fusión de tienda y taller, un proyecto común que surge para dar la oportunidad de poner en práctica habilidades artísticas y artesanales a esa gente a la que le encanta cambiar de aspecto cualquier objeto con el propósito de darle una segunda vida. Una experiencia apta también para aquellos y aquellas que nunca antes han probado a cambiar el color de una cómoda de madera o el tapíz de una silla. Lo que está claro es que tanto unos como otros alucinarán con el resultado final.
Esta novedosa propuesta ya ha conseguido llamar la atención de una veintena de personas que acuden una vez por semana a este espacio en el que la filosofía de usar y tirar no tiene cabida. “Los alumnos y alumnas traen sus propios muebles y nosotras nos encargamos de asesorarles para que puedan restaurarlos, siempre respetando sus gustos e ideas y guiándolos en el proceso creativo”, explican. “Lo bonito es que se impliquen porque el resultado final será mucho más gratificante y cuando coloquen la pieza en su casa se sentirán orgullosos de lo que han sido capaces de hacer”, puntualizan.
Además, ofrecen los materiales necesarios y los matriculados solo tienen que llevar a clase guantes y una bata, en definitiva, el material de uso personal que no se puede compartir más aún con la llegada del coronavirus. El resto lo proporcionan Begoña y Fátima, “salvo que quieran pintar una silla de un verde muy concreto y nosotras no contemos con ese color”, apostillan.
De cara al futuro están interesadas en ofrecer talleres monográficos los fines de semana porque hay aspectos del arte que no dominan y creen sería interesante establecer lazos de colaboración con otros profesionales del mundo del arte ya que estas clases “pueden llegar a convertirse en un reclamo para nuestra clientela y alumnado que trabajan durante la semana”, señalan.
Colaboraciones que no solo pasan por ofrecer más clases sino que la tienda de Mea Culpa es un espacio en el que conviven las propuestas de diferentes artesanos y marcas ‘made in Cuenca’ como Cult Media, Cambronero o AZ Bags. “Mostramos los artículos porque ellos no tienen tienda física y así la gente puede venir a comprarlos aquí y verlos en persona. Es más, hacemos un llamamiento a los artistas de Cuenca para que traigan sus cosas”.
Y aún hay más. También restauran muebles por encargo para particulares pero su máxima ilusión es poder llegar a asesorar en la decoración de una casa, un restaurante, un alojamiento turístico o un escaparate con las piezas que ellas mismas rescatan de la calle o reciben de donaciones y cambian totalmente de apariencia. “Tenemos experiencia en el sector porque ya hemos decorado casas rurales y los ambientes tienen una personalidad diferente y especial”, dicen.
Y ahora que llega la Navidad y es época de regalos, Begoña y Fátima hacen un llamamiento a los conquenses para que se interesen por los negocios locales y consuman artesanía porque en la ciudad de las Casas Colgadas se esconden grandes artistas y diseñadores. “Nosotros hacemos lo que las multinacionales no pueden, ofrecemos artículos personalizados, con carácter y hechos a mano".
Una reflexión que bien merece pararse a pensar un momento para comprobar si merece la pena la filosofía de “usar y tirar” o apostamos por la cercanía y el encanto de los pequeños artesanos.