"La fotografía es mi forma de evasión, hace que vea todo de forma más pura"
Un rayo de luz entrando por la ventana, un gesto o una canción se trasforman en emociones a través de su cámara. Un arte envuelto en creatividad, entendido como una forma de expresión y enfocado a capturar ese instante que no todos ven.
Así entiende la fotografía Adrián Martínez, el joven conquense al que desde 2008 le atrapó el mundo de las instantáneas y el gusto por la imagen hasta convertirse en una parte muy íntima de su vida y percibirla como una aportación a su construcción como persona. “La fotografía es mi forma de evasión, hace que vea todo de forma más pura y disfrute del instante”, explica.
Arrancó su formación durante 2009 en la Escuela de Arte ‘José María Cruz Novillo’ con Diseño Gráfico, después llegó el grado superior de Fotografía Artística en 2011 y finalmente recibió sus primeros trabajos remunerados, sin interrupción hasta hoy. Un ojo entrenado y educado con esfuerzo, disciplina o cultura audiovisual, siendo consumidor de arte, aunque también suma su capacidad innata para crear.
El retrato y la fotografía social, en especial de bodas, bautizos o eventos le encantan, estilos muy diferentes entre sí que le permiten vivir esta profesión plenamente.
Con cada disparo transmite sentimientos, algo imposible sin la confianza de la gente; un proceso donde el espectador juega un papel importante puesto que busca inspirar y hacer sentir a quien ve su trabajo. Objetivo cumplido. Gracias a todas esas fotografías, admiradas por muchos, atesora más de 5.000 seguidores en Instagram.
"La abogacía y la fotografía para nada están reñidas y, por supuesto, son compatibles por la creatividad necesaria para llevar ambas a cabo"El feedback con sus incondicionales es continuo y no solo recibe mensajes desde España, sino también de Latinoamérica, algo que le sorprende a la par que anima para seguir trabajando. También a través de redes recibe numerosas peticiones de trabajo, por ejemplo, de cara a las bodas, del próximo año, eventos que espera se puedan llegar a celebrar a pesar de la Covid.
Por otra parte, ha colaborado con algunas instituciones conquenses como la Fundación Antonio Pérez, trabajos con un valor especial porque “que cuenten contigo significa que algo estás haciendo bien”. Apostar por los creadores de la ciudad, sin duda, refuerza el panorama local porque “aquí hay todo tipo de artistas que pueden ofrecer mucho, Cuenca es cuna orgullosa de arte”, recalca.
Sin embargo, también será abogado en los próximos meses, toda una caja de sorpresas. A caballo entre Valencia, lugar donde reside actualmente, y Cuenca compagina la toga con la cámara de fotos, profesiones que “para nada están reñidas y, por supuesto, son compatibles por la creatividad necesaria para llevar ambas a cabo”. Un tándem, sin duda, interesante.
A todos esos chicos y chicas que están empezando a interesarse por el mundo de la fotografía les anima a confiar en ellos mismos plenamente y en su capacidad para crear, porque con “paciencia, mucha, muchísima, llegarán lejos”.
Por su parte, gracias al esfuerzo de doce años de trayectoria en los que ha primado la constancia y pasión palpable en todo lo que hace, Adrián Martínez ha conseguido hacer frente a cualquier meta personal.
