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Emilio Mena Olmedilla: "Al abrir siempre tienes la duda de si va a entrar gente por la puerta"

16/08/2016 - A.L.D.

Desde enero de 2014 ejerce como óptico “de cabecera” en un barrio de gente joven

“Volvería a hacerlo sin dudarlo”. Es la sensación que invade a Emilio Mena Olmedilla, “bastante contento” desde que abrió su propio negocio. Se nota que le compensa. Valoró la decisión a conciencia y con la certeza de que, o lo hacía en ese momento o “me enfriaba y ya no lo hacía”, tomó impulso, y dió “el salto”, reconoce, convencido de que fue un acierto.


Emilio Mena, diplomado en Optometría con dos másteres, dejaba después de casi 12 años de dedicación la óptica en el centro de Cuenca en la que trabajaba y en enero de 2014 abría su propio establecimiento.


Después de dos años y medio en su “nuevo barrio”, aunque no es su lugar de residencia, valora como enriquecedora la experiencia. A la Avenida de la Música Española llegó buscando “una zona descubierta de Cuenca” en cuanto a servicio de óptica se refiere, teniendo en cuenta que es un servicio que se presta concentrado en el centro de la ciudad. Con un plano en la mano y la ayuda de un amigo (que fue como realizó el “pequeño estudio de mercado”) se decidió por un barrio de reciente creación en el que “pudieran agradecer el servicio de óptica”, acabando instalado en la parte nueva de Villa Román.


En el barrio elegido “a conciencia” ofrece un servicio cercano como pudimos comprobar mientras atendía a una niña acompañada por un padre que se dejaba aconsejar. Es la relación de confianza que ha establecido con la clientela del barrio donde vive mucha gente, “gente joven, de nuestra edad, con niños. Era una comodidad. Así lo veía yo”.


Aunque barajó la posibilidad de empezar a caminar solo, de entre varias opciones eligió el grupo con el que se asentó, convencido por la calidad del servicio que así ofrecería a sus clientes. “Al abrir siempre tienes la duda de si va a entrar gente por la puerta” y hacerlo con Opticalia, “la verdad que ayudó”. Valoró que podría “servir como reclamo y me parecía interesante”. Por eso no lo duda, el balance ha sido bueno. Hay “mucho trabajo”.


A los clientes que acuden a la óptica de Emilio Mena siempre les ofrece graduarles la vista aunque lleguen con la graduación desde el oftalmólogo, ejerciendo como óptico “de cabecera”. “Si les apetece que les revisemos aquí a pesar de que la traigan del oftalmólogo, le hacemos las gafas según lo que decida el cliente”, explica.


Prestando un doble servicio en el caso de las revisiones, Emilio Mena recuerda el convenio que ópticas como la suya mantiene con la Seguridad Social. El médico de cabecera deriva al óptico en lugar del oftalmólogo al paciente que tiene necesidad de una revisión. Se le hacen pruebas protocolarizadas, se rellena un informe al paciente con el que vuelve al médico de cabecera que será quien dictamine si tiene necesidad de ir al oftalmólogo o no; con la intención de colaborar para “descongestionar la lista de espera”.