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"Quiero llevar el apellido Caracena a lo más grande"

Rubén, cuarta generación de la familia de carniceros Caracena, ha abierto un nuevo establecimiento en la calle Hermanos Becerril
"Quiero llevar el apellido Caracena a lo más grande"
Foto: R. Marco
24/12/2023 - Rubén M. Checa

Cuenca es una ciudad que respira historia en cada rincón, y entre sus calles y plazas hay familias cuyas raíces perduran con el paso de los años. Una de ella es la de los Caracena, cuyo legado de carniceros continúa generación tras generación, convirtiéndose en una parte indispensable de la identidad culinaria de la capital conquense. En el corazón de esta tradición se encuentra Rubén Caracena (Cuenca, 1986), un carnicero apasionado y dedicado que continúa la labor que sus antepasados han desempeñado durante toda la vida.

Su bisabuelo comenzó a ejercer como carnicero, estela que han seguido su abuelo y su padre. De ahí que, los primeros recuerdos que tiene Rubén, estén relacionados con este mundo: “desde que tengo uso de razón, a los 10 años, ya estaba en la carnicería con mi abuelo y mi padre haciendo mis pinitos, deshuesando, y ayudando en todo lo que podía”, recuerda, y continuando con la tradición familiar, conforme fueron pasando los años ha continuado ejerciendo el oficio. 

“Al final tienes que trabajar de lo que te guste, y esto es como el refrán: elige la profesión que te guste y no trabajarás en la vida”, subraya Rubén Caracena, quien ve en la carnicería su pasión y, si encima le da para vivir, “es ya especial”. Por eso, desde joven ya empezó a trabajar junto a su padre y su abuelo desde la carnicería ubicada en la histórica calle Alfonso VIII, y fue a sus 25 años  cuando abrió su primer establecimiento. 

Por avatares de la vida y la crisis económica de principios de la década del 2010 tuvo que cerrar este establecimiento y, después de varios años en otros oficios, ha sido hace un mes y medio cuando Rubén Caracena ha vuelto a emprender con una nueva carnicería, ubicada ahora en la calle Hermanos Becerril frente a la iglesia de San Fernando. 

Un establecimiento donde no pueden faltar las técnicas familiares de toda la vida a la hora de ofrecer los productos cárnicos a sus clientes, elaborando él, junto a su mujer, un sinfín de productos de manera artesanal como toda la vida han hecho los Caracena como los chorizos, las morcillas, el embutido o los adobados entre otras elaboraciones, todo ello garantizando la calidad y los alimentos 100% naturales.

Además, la carnicería de Rubén Caracena también es espacio donde se fortalecen los vínculos comunitarios. “La principal ventaja del pequeño comercio es que conocemos a nuestro clientes, sabemos qué les gusta y cómo quieren los productos, y ese trato de cercanía lo agradece mucho cada persona que pasa por la tienda”, sostiene Caracena. 

Por ese motivo, Rubén no duda en afirmar que el comercio local “tiene que resistir”, porque, sostiene, el cliente busca cada vez más los productos de calidad y el género fresco, algo que solo los establecimientos a pie de calle pueden ofrecer. “A mí me llamaban loco cuando quise emprender y continuar con la saga familiar, pero al final tienes que mirar por la familia, por trabajar, por conseguir tus metas y hacer lo que te gusta”, deja claro el carnicero. 

Y ese afán de emprendimiento va a ir a más próximamente, sostiene Rubén, ya que en sus pensamientos está llevar tanto a su familia como el apellido Caracena “a lo más grande”, y por ello quiere llegar con sus productos y técnicas carniceras históricas a los mejores rincones gastronómicos de España.  

De ahí que sea contundente al afirmar que la carnicería siempre va a estar en su ADN dado que es su pasión desde que comenzara a andar en la vida, aunque nada de lo que está consiguiendo últimamente hubiera sido posible sin el apoyo de su familia, de su mujer, de sus hijos, de sus amigos y, por supuesto, de sus clientes.