
Funciona como un pequeño supermercado con productos de alimentación, higiene y limpieza, pero el Economato Emaús de Cáritas Arciprestal Cuenca es mucho más.
Y es que, para aquellos que más lo necesitan es un recurso imprescindible, pero, sobre todo, digno. Su funcionamiento es sencillo, las parroquias de la ciudad eligen a aquellas personas o familias con pocos recursos a los que puede venirles bien hacer la compra en esta pequeña tienda y les dan un presupuesto.
“Si la persona vive sola tiene 10 euros al mes para gastar, pero si tiene hijos o personas a su cargo se suman 5 euros por cada miembro. Con este dinero hacen una buena compra, pero ni muchísimo menos les cubre todas sus necesidades”, cuenta Trini Valles, responsable del área de Acción en el Territorio de Cáritas Cuenca.
En total, en lo que va de año se han atendido a 49 familias, una cifra que irá en aumento durante los próximos meses ya que esta ayuda tiene una duración de seis meses prorrogable. En este sentido, esperan superar las cifras del 2024, cuando llegaron a prestar ayuda a 68 familias con un total de 215 miembros. “Cada vez más gente necesita hacer uso del economato y tratamos de llegar a todo el mundo”, alerta Trini Valles.
Los precios que se encuentran al llegar son notablemente inferiores a los de un supermercado o tienda al uso ya que las ocho Cáritas parroquiales de la ciudad abonan el 75% del coste del producto y los beneficiaros el 25% restante. “En los carteles con los precios ellos ven directamente lo que van a pagar por artículo, ya con el descuento aplicado y tienen libertad para escoger lo que quieran”, puntualiza Esther Montón, directora del Economato.
Es más, los voluntarios del Economato se encargan de atender las peticiones de los usuarios puesto que si hay alguien intolerante a la lactosa o al gluten tratan de proporcionarles los artículos que necesitan. “Intentamos ayudarles en todo lo que podemos”, cuenta.
Y esto es posible gracias a las colectas y aportaciones personales que los feligreses hacen. “Es fundamental, sin esto no podríamos ayudar a la gente”, apostilla Montón. Además, cada parroquia tiene padrinos que no son otra cosa que personas que cada mes abonan una cantidad fija a esta causa. “Hay personas que cada mes nos dan cinco euros, cualquier cantidad es bienvenida y quien quiera colaborar solo tiene que ponerse en contacto con la parroquia o con Cáritas”, anima la directora del Economato. Y la solidaridad de los conquenses no se queda aquí, sino que también hay empresas que hacen donaciones en especie.
Sin embargo, comprar en el Economato Emaús es el último paso de un proceso de acompañamiento que empieza en las parroquias, donde se identifican a aquellos ciudadanos que necesitan de esta ayuda.
El 75% del valor real del producto lo abonan las Cáritas parroquiales y el 25% restante los usuarios del Economato

TARJETAS MONEDERO
Otro de los recursos que Cáritas pone a disposición de los más vulnerables son las tarjetas monedero, que llevan funcionando cuatro años. “Siempre estamos pensando cómo poder cumplir las necesidades básicas de las personas de una forma digna y con la que las personas se sientan bien”, cuenta Trini Valles.
Estas tarjetas que dispensa Globalcaja a coste cero las recarga Cáritas Cuenca cada mes con una cuantía fija que oscila entre los 100 y los 200 euros que consiguen a través de las aportaciones del Obispado e instituciones como, por ejemplo, la Diputación Provincial. Así, los usuarios pueden elegir libremente dónde comprar ya sea en una gran superficie, en una tienda de barrio o en una pequeña carnicería de un pueblo. Lo único que les exigen es que justifiquen las compras con los tickets.
En 2024, 42 hogares de la provincia se beneficiaron de las tarjetas monedero
Esta ayuda tiene una duración de tres meses que puede ampliarse periódicamente y deja de ofrecerse una vez que la persona sale de las dificultades que atraviesa. En 2024, 135 participantes repartidos en 42 hogares se benficiaron de estas tarjetas monedero a nivel provincial.
Con todo, desde la organización se sienten “satisfechos” con el trabajo que realizan. Y es que, tal y como cuenta Andrés de España, director de Cáritas Arciprestal de Cuenca “es muy bonito ver cómo la gente prospera, encuentra trabajo y deja de necesitar este tipo de ayudas. Nos alegra muchísimo poder ayudar y seguiremos haciéndolo en todo lo que podamos”, concluye.