Cuenca abre esta Navidad una puerta hacia el pasado con el belén inmersivo de la Diputación provincial, una propuesta inédita que se ha inaugurado ete sábado y hasta el 6 de enero permitirá a los visitantes “caminar dentro de la escena, recorrerla como un espacio vivo y sentir que forman parte de ella”, una especie de viaje sensorial en el que la Navidad deja de ser algo que se mira y pasa a ser algo que se experimenta. No será un belén para observar desde la distancia, sino para adentrarse en él.
El proyecto surge de una iniciativa impulsada por la Diputación de Cuenca y desarrollada por Agrúpate, la Asociación de Grupos Aficionados de Teatro de la provincia. La dirección corre a cargo de Mayte Martínez, actriz, docente y responsable de este tejido artístico que agrupa a nueve escuelas y dieciséis proyectos activos en la provincia.
“Imaginé a unos niños dentro del belén, no detrás de un cristal, sino pisando la arena, tocando la paja, escuchando cómo respira la escena y viviendo todo desde dentro, como si de verdad hubieran retrocedido dos mil años en el tiempo”, nos cuenta. Esa imagen, tan potente como sencilla, terminó convirtiéndose en el eje de todo el proyecto.
La entrada al belén es un gran arco del castillo de Herodes. Cruzarlo equivale a retroceder a la Judea del siglo I. Tras él, el espacio aparece delimitado por pacas de paja que simulan un recinto histórico. Dentro, talleres y casetas de carpintería recrean oficios antiguos atendidos y animados por intérpretes que trabajan en directo, dando vida al relato.

El visitante tendrá la percepción de estar caminando por un poblado real. Herreros manejando herramientas, orfebres dando forma al metal, pastores cruzando la escena, y María y José junto al Niño. La intención no es solo escenográfica, sino vivencial: no hay frontera, no hay cristal, no hay distancia. “El visitante puede pasear, observar, detenerse, preguntar, escuchar, acercarse a los oficios e incluso respirar el ambiente, como si fuera un vecino más del lugar”, explica Martínez, que insiste en que la esencia de este belén no es ser visto, sino habitado.
Todo lo que se ve en este belén inédito ha sido construido desde cero en apenas dos meses. Y todo, absolutamente todo, está hecho a mano.
“El visitante puede pasear, observar, detenerse, preguntar, escuchar, acercarse a los oficios e incluso respirar el ambiente, como si fuera un vecino más del lugar”
La iniciativa, de carácter gratuito, permite al público adentrarse en la escena e interactuar con los personajes, recreados por actores pertenecientes a escuelas de teatro de la provincia integradas en el colectivo Agrúpate.
La vicepresidenta segunda y diputada de Cultura, María Ángeles Martínez, ha subrayado durante la inauguración que el objetivo era dar “un toque provincial” al belén, apostando por el talento conquense tanto en la interpretación como en la puesta en escena, y ha animado a vecinos y visitantes a disfrutar de una propuesta que, además de permitir interactuar con los personajes, muestra en directo oficios artesanos, contribuyendo a mantener vivo el legado cultural de los pueblos.
El belén inmersivo puede visitarse de 17.00 a 21.00 horas, con pases también por la mañana los sábados.