DIPUTACIÓN AGROALIMENTARIA
Es noticia en Cuenca: Carrera del Pavo Belenes Corte Tráfico SESCAM Navidad 2025 HUCU autobús urbano Cuenca Navidad Bonoloto Campaña vacunación de la gripe
DIPUTACIÓN NAVIDAD

Cuenca se vistió de blanco en las primeras Navidades como Ciudad Patrimonio

La Cabalgata de Reyes estaba prevista que se iniciase en la Plaza Mayor, por vez primera, pero ante la gran cantidad de nieve finalmente desfiló por Carretería
Fotos: José Vicente Ávila
26/12/2021 - José Vicente Ávila

La primera Navidad de hace 25 años, tras la Declaración por parte de la UNESCO de Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, tuvo mayor protagonismo en el Casco Antiguo de la ciudad Fortificada, pues el Ayuntamiento que presidía Manuel Ferreros decidió que la Cabalgata de los Reyes Magos partiese desde la Plaza Mayor y que además de la propia Plaza, la calle de Alfonso VIII luciese iluminación navideña entre las fachadas multicolores. Pero no contaba con un invitado que suele llegar por Navidad, la Nieve, cuyo manto blanco engalana aún más a la Cuenca inverosímil, pintoresca, donde anida la sorpresa del paisaje cambiante, según el color que propicia la meteorología soleada o nublada.

En aquellas fechas en las que Cuenca estrenaba su título más emblemático, nacían en nuestra ciudad, entre otros que hemos podido datar, Adrián Gómez Hernansanz, Sara Díaz Sanz, Joana Cólliga del Olmo, Javier Mochales Casamayor, Elsa Collado Bustos, Andrea Fernández Moreno, Laura Ruiz Martínez, Juan Luis Cuevas Medina, Pablo Díaz Cano, Yassin Khalifa Martino, Mercedes Martínez Villodre, Marcos Gil Segura, Alejandro López Barambio, Mateo Auñón Ferrer… que acaban de cumplir 25 años, aunque las defunciones superaban a los nacimientos. En las vísperas navideñas Raúl del Pozo presentaba en su Cuenca el libro “Los Reyes de la Ciudad”, el Huécar bajaba rebosante por la calle de los Tintes por las fuertes lluvias y se pedía crear la variante desde la carretera de Madrid hacia Villalba de la Sierra.

El padre paúl Jesús María Muneta, que dejó una gran siembra musical en Cuenca durante su estancia en el Convento de San Pablo, dirigía en el Teatro Auditorio el Concierto de Navidad con  la Orquesta Coral del Instituto Musical Turolense y días más tarde era el Coro Alonso Lobo el que ofrecía un Concierto de Año Nuevo en las Carmelitas. Y otro concierto del nuevo Año en el Auditorio, con la Orquesta Sinfónica Europea. La Escuela de Magisterio celebraba su 150 aniversario y el sorteo de Navidad dejaba sólo algunas pedreas y algunas centenas del Gordo, el 56.169. La Balompédica le hacía un 6-1 al Almagro y en la antigua iglesia de Santa Cruz se abría el Mercado Artesano Navideño.

Cuenca se vistió de blanco en las primeras Navidades como Ciudad Patrimonio

Por segundo año consecutivo se celebraba la Misa del Gallo en la ermita de San Julián “El Tranquilo”, esta vez oficiada por el nuevo obispo Ramón del Hoyo, que tres días antes había ordenado en San Esteban a 28 personas, entre ellas un presbítero y un diácono. Unas 400 personas se dieron cita en la ermita de la Hoz del Júcar en la Nochebuena, entre ellas el alcalde Ferreros, entonándose villancicos a través de la megafonía preparada por el “cura obrero” Rafael Rodrigo Pavo, encargado de la ermita del Patrón de Cuenca. Por la Plaza Mayor sonaban villancicos de armónica a las doce del 25 de diciembre y 1 de enero, con Jaime Velasco dirigiendo la comparsa… como cada año.

Navidades pasadas por agua y frío, rematadas en los últimos días del año por una espectacular nevada. Aun así, “Cuenca recibió el Año Nuevo 1997 con más cotillones que nunca”, titulaba “El Día de Cuenca” con grandes bailes en establecimientos como los hoteles Cueva del Fraile, Torremangana, Leonor de Aquitania y NH Ciudad de Cuenca; el Salón Latino o el Parador de Cuenca, la discoteca Hobby y otros numerosos locales del ocio nocturno en la Cuenca Alta y en la Baja. La Carrera del Pavo se había celebrado en una fría Nochevieja de agua y nieve, ganando el keniata David Ngetich en senior masculino y Eva Serrano Mota en féminas.

 

Cuenca se vistió de blanco en las primeras Navidades como Ciudad Patrimonio

La ciudad se vistió de blanco en los primeros días del año 97 y hasta el Parque del Vivero y sus aledaños llegaba el Circo de la Navidad con tigres, poneys, perros futbolistas, cerditos amaestrados, acróbatas, trapecistas, malabaristas y cómo no, los payasos. En la Plaza Mayor se inauguraba el 3 de enero la nueva Oficina de Turismo –la Ciudad Patrimonio exigía mayor y mejor información— pero la nieve seguía cubriendo la ciudad, sobre todo el Casco Antiguo, lo que hacía peligrar la primera Cabalgata de Reyes desde la Cuenca Alta, pues las heladas dejaban el pavimento convertido en pista de patinaje.

Se publicaba que ese mes de diciembre, con el estreno de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, habían caído 176 litros por metro cuadrado, siendo “el más lluvioso de los últimos 36 años” y el Casco Antiguo quedó incomunicado durante bastantes horas con la parte baja de la ciudad. La Lotería del Niño era mucho más generosa que la de Navidad y repartía más de cien millones de pesetas en la Administración número 2, la de Salvador Cañas, en el número 34.354, anterior al segundo premio, además de la centena del tercer premio.

El Ayuntamiento, esta vez previsor, había previsto dos planes para la Cabalgata de los Reyes Magos en caso de nevada. Prioritario el comienzo desde la Ciudad Fortificada, flamante Patrimonio de la Humanidad, y el “plan B” por el centro de la ciudad, como finalmente fue.

Recuerdo que por entonces escribí: “La calle de Alfonso VIII se ha vestido como nunca para conmemorar el nombramiento de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Velones con guirnaldas toman el pulso de las fachadas de colores. La Cuenca alta, que necesita pocos adornos, y a la que le sobran señales de tráfico, cables, y sobre todo contenedores mal colocados, ha recibido el mejor adorno: el manto de la nieve. Las palomas caminan con gracia entre los mullidos copos. La nevada es de órdago.

Ni siquiera los Reyes Magos pueden salir desde la Plaza, orlada de renos de luz navideña, porque la nieve se ha posado con toda su belleza y su inconveniencia en forma de hielo. Las gárgolas catedralicias se ven de blanco, el buzón-león de bronce con el frontal blanco, y el convento-parador de San Pablo es como un santuario en la soledad de la ciudad atrapada por la magia de la nieve que tapa hasta el puente de hierro. Parece que el tiempo se ha parado.

 

Cuenca se vistió de blanco en las primeras Navidades como Ciudad Patrimonio

Es domingo de víspera de Reyes. La Cabalgata de los Magos desiste de salir del Casco Antiguo; desde la Catedral se escuchan un “¡Ave María”! y los sonidos del órgano con la marcha de Mendelssohn. El canónigo Bermejo empuja los dedos de las teclas y la música grave envuelve las columnas catedralicias, con tibia luz de vidrieras. De pronto, una pareja de recién casados aparece en la puerta de la Catedral en este 5 de enero del 97, frío, pero hermoso, y en lugar de arroz le tiran algunas bolas de nieve. Es tarde de blanco satén y de blanco de nieve. ¡Vivan los novios!

Algunos despistados preguntan si era la Cabalgata de Reyes. ¡Era una boda! Seguía nevando y empezaba la cabalgata de los invitados con sus “todos terreno” desafiando el piso helado de la Plaza Mayor y hasta los renos de bombillas amarillas parecían saludar a la pareja de recién casados. Por Carretería, la cabalgata oficial que no pudo salir de la Plaza, repartía caramelos e ilusiones. Por la Plaza Mayor, una novia con la cara helada, pero con el corazón henchido de satisfacción, había dicho “sí” en la tarde-noche de Reyes.

Era el rey mago más blanco que nunca vi. Regresé a Mangana para contemplar la ciudad nevada de la noche de Reyes y en la imaginación contemplar a miles de niños conquenses mirando a través de las empañadas ventanas su regalo de Reyes. Cuenca lo había recibido con un mes de anticipación: Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Ha pasado un año. Feliz Navidad”.

Se cumplen ahora 25 años de aquellas Navidades tan especiales, con la Ciudad de Cuenca vestida con sus mejores galas de Patrimonio de la Humanidad, regalada con un manto celestial de nieve… que suele ser año de bienes.