Avenida de Castilla-La Mancha: la gran calle comercial que podría ser

Una de las calles de Cuenca que en teoría más posibilidades tendría de funcionar comercialmente por cuestiones como su elevado número de locales, su cercanía al centro y su elevado tránsito tanto de peatones como de vehículos, es la Avenida de Castilla-La Mancha.
Pero, con la excepción del tramo entre José Cobo y la República Argentina, que se puede decir que forma parte del mismo centro de Cuenca, y por tanto sí tiene mucha vida, es una avenida que no termina de funcionar, y que incluso tiene menos demanda de clientes que hace diez y hasta veinte años, según aprecian algunos de sus comerciantes.
Su más que mejorable situación se aprecia tras el paso de peatones que atraviesa la República Argentina, el cual parece actuar como barrera psicológica porque, a partir del centro comercial Cuatro Caminos, nos encontramos con una calle con mucho tránsito de gente, sí, pero de gente que va o vuelve del centro, siendo en cambio muy pocos los que se acercan a ella para pasear o mirar tiendas, como sí sucede en la cercana Fermín Caballero.
Es cierto que hay varios negocios en marcha, en torno a una veintena, algunos con más de treinta años de antigüedad, entre ellos los muy conocidos Almacenes Barcelona, y otros de muy reciente creación como la peluquería Nathalie o el local de distribución de gasóleos Hermanos Marín, pero por cada dos locales en marcha hay otro cerrado, algunos de ellos desde hace muchísimos años como el local que antaño ocupó un supermercado de Alconsa o el que funcionó como concesionario de la marca de motos Yamaha.
Algo de ambiente de tiendas sí se aprecia en la zona más próxima a Cuatro Caminos, hasta aproximadamente el puente por el que pasa el tren, pero a partir de ahí la situación, en general, va a peor. Y lo que muchos comerciantes reconocen es que, de haber más comercios abiertos y menos cerrados, la situación cambiaría para todos: se produciría un efecto de atracción hacia una vía que entienden que debería funcionar, por lo menos, hasta llegar a la Plaza de Toros.
Sin embargo, últimamente está sucediendo más bien lo contrario, pues hace un par de años la avenida sufrió el cierre la pastelería La Guinda, que tenía bastante buena aceptación y atraía clientes a la zona.
En el taller de serigrafía Cinco Sport, ubicado desde hace 29 años en la plaza del edificio Huécar, consideran que el destino de la Avenida de Castilla-La Mancha hubiera sido otro bien distinto de haber funcionado el centro comercial Cuatro Caminos, inaugurado sin suerte hace ya algo más de quince años. “Es un centro que está muy bien, que es bonito y le podría haber dado vida a la zona, pero nunca no ha funcionado. Por él han pasado decenas de negocios y todos han acabado cerrando: solo quedan los que dan a la calle y oficinas”, apuntan. Y consideran que este fracaso se debe a que es un centro comercial sin aparcamiento. “El parking que se hizo se lo quedaron los vecinos, y aquí en Cuenca ya sabemos que si la gente no puede meter el coche dentro del negocio, no va”.
NO HAY APARCAMIENTOS
El hecho de ser una avenida sin ningún aparcamiento hasta llegar a la altura del parque de Santa Ana es otro factor que la mayoría de los empresarios considera que les perjudica. “Es un problema porque no se puede parar para descargar. Y hay mucha gente que se animaría a comprar si pudiera aparcar cerca”, señalan en la tienda de ropa Stela.
Lo que sí reconocen los emprendedores ubicados en locales de alquiler es que los precios son algo más económicos que en otras zonas de la ciudad como Carretería o Fermín Caballero, rondando los 500 euros mensuales, algo más o menos en función de la superficie. “En Colón me pedían 700 y aquí pago 480, que ya es mucho pero es menos. Y el sitio me parece bueno, con mucho tránsito. El problema es que, con la situación económica, todavía no logro sacar para cubrir los gastos. Pero mi idea es seguir luchando”, apuntan en la peluquería Nathalie, abierta desde hace medio año.
Todo parece así indicar que, aunque todos lo intentan, para ninguno de los comercios de esta calle es fácil salir adelante. Pero confían en que, con el tiempo, vayan ocupándose los locales que llevan años cerrados, acumulando suciedad, y los nuevos negocios les resulten rentables a sus promotores. Por el bien de ellos y de la calle en su conjunto.