Reformar un parque

Parece la cosa más sencilla y natural del mundo, pero en Cuenca acaba de ser noticia: nos referimos a la renovación del parque infantil de la calle Fray Luis de León, junto a la Plaza de España.

El deteriorado estado de su caucho y de los columpios, así como el hecho de que el pasado verano un conquense residente en Madrid advirtiera de la presencia de clavos y pidiera su reforma o precintado, algo que al alcalde no le sentó nada bien, hacían claramente necesario este adecentamiento.

Pero cuesta creer que su reforma, a la que en principio seguirán, a lo largo de los dos próximos años, la de todos los demás parques de la ciudad, no haya surgido por iniciativa del equipo municipal, sino que haya tenido que ser un partido en la oposición, Ciudadanos, quien le obligara a hacerlo a cambio de respaldar los presupuestos municipales de 2018.

Nos parece un claro ejemplo de la falta de criterio de quienes llevan las riendas del Ayuntamiento de la capital. Y que contradice el argumento que tantas veces dan cuando se les pide que se arregle tal o cual cosa: que no hay dinero. El caso de este parque ha demostrado que, dinero, al menos para cosas más o menos sencillas, hay. Otra cosa es que nuestros dirigentes estén dispuestos a gastarlo si no notan sobre ellos el peso de la presión ciudadana o política o se encuentren, como en este caso, contra la espada y la pared para poder sacar adelante los presupuestos. Osea, que cuando hay un interés de por medio, dinero hay.