Proyectos para Cuenca

Es verdad que Toledo, actual capital de Castilla-La Mancha y Ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1986, tiene un peso histórico mayor que el de Cuenca, al haber sido ciudad imperial durante el reinado de Carlos I y haber acogido a lo largo de los siglos a artistas de la talla de El Greco y Garcilaso de la Vega, lo que unido a su mayor proximidad con Madrid hace que tradicionalmente sea mucho más conocida y visitada.

No sorprende así que Toledo sea una de las ciudades de interior más visitadas del país, que el pasado año recibió más de 828.000 turistas. Pero sí es sorprendente que Cuenca, con una belleza y un patrimonio cultural y natural cuando menos equiparable al de Toledo, se quede tan por debajo en cifras de visitantes, con cerca de 300.000 viajeros en 2017.

Con estos datos, es de agradecer que el que fuera alcalde de Toledo durante dos legislaturas y en la actualidad presida la Comunidad, Emiliano García-Page, tenga una fe casi ciega en las potencialidades de Cuenca como ciudad de gran atractivo turístico, a su entender capaz de doblar sus cifras actuales.

Así, nos parece de sentido común que uno de sus grandes retos para esta legislatura sea dotar a Cuenca de dos infraestructuras mecánicas de acceso al Casco. Algo que la capital regional hace años que dispone y que sin duda contribuiría a mejorar la accesibilidad a nuestra zona más emblemática, con una orografía sin embargo tan complicada, llena de cuestas.

Lo mismo que insistir en la imagen de Cuenca como ciudad cultural apostando por repartir entre Toledo y nuestra capital las obras de arte contemporáneo que el coleccionista cubano-estadounidense Robert Polo va a ceder al Gobierno regional o por tratar de organizar grandes exposiciones, como aquella de Ai Weiwei que puso a Cuenca en el mapa del arte internacional en el verano de 2016.

Voluntad por hacer de Cuenca una ciudad más atractiva y más visitada no le falta, nos parece, al actual presidente de Castilla-La Mancha, que además asegura haber creado 500 puestos de trabajo en la administración publica de la provincia después de los en torno a 400 que se perdieron durante la legislatura de su predecesora.

Ante esta realidad, es verdad que nunca llueve a gusto de todos y que habrá quien le reproche a García-Page no haber revertido del todo los recortes de Cospedal, llevar un considerable retraso en la implantación de la Hemodinámica en el hospital o no haber retomado hasta hace apenas unos días el proyecto de autovía a Albacete.

Pero que en Cuenca hemos pasado de los despidos generalizados en la administración, del cierre de escuelas rurales, de la paralización de obras y de la supresión de eventos culturales al fortalecimiento de áreas tan fundamentales como la sanidad, la educación y la cultura, parece un hecho evidente.

Por eso, entendemos que esta estrategia para Cuenca moleste al partido que con anterioridad gobernó la región, porque son rivales en las urnas, pero lo que ya no es entendible es que esa molestias se hagan públicas y asome también el desprecio en muchas de sus declaraciones, como cuando esta semana el Grupo Popular calificaba de “faraónico” el anuncio del presidente de que existe un grupo de empresarios interesado en instalar un nuevo hotel en Cuenca.

Claro que pueden hacer puntualizaciones a estos u otros proyectos, mejorarlos con nuevas propuestas, demandar poder participar en su concreción final, pero lo que no puede ser es que a cada uno de ellos se responda con zancadillas, críticas y tanto menosprecio.

Porque desde luego que proyectos hacen falta en una ciudad que sigue de capa caída, empeorando su imagen en cuanto a limpieza de sus calles, transporte público, educación y buenas maneras. El desarrollo no puede consistir en llenar la ciudad de aparcamientos y de coches y el calendario cultural de ferias locales. Así normal que nuestros hijos vayan a tener que desplazarse a Madrid o a Valencia si quieren trabajar el día de mañana. Otra cosa bien distinta es apostar por unos ascensores mecánicos, por un hotel, por la cultura con mayúsculas: con eso sí se puede generar empleo.