El acusado de matar a su mujer en Tarancón lo admitió en mensajes con su madre y hermana

El acusado de matar a su esposa en mayo de 2022 en Tarancón (Cuenca) tras asestarle hasta 34 puñaladas, que se enfrenta a una petición inicial de una pena de 28 años de cárcel por parte del fiscal, admitió el crimen en unos mensajes de texto que mandó después de los hechos tanto a su madre como a su hermana, residentes en Marruecos.

Así lo ha declarado el guardia civil instructor del atestado, que ha ofrecido su testimonio en la sesión vespertina del primer día del juicio que acoge la Audiencia provincial de Cuenca, así como ha afirmado que el procesado se personó en el cuartel de Tarancón y dijo que había "matado y degollado" a su mujer con un cuchillo y que sus hijos estaban en la casa.

Cuando la patrulla se personó en el domicilio, según ha relatado, los agentes encontraron la puerta abierta y, al entrar, vieron manchas de sangre por el pasillo y el cuerpo de la fallecida tumbado en el sofá y tapado con una colcha, mientras que los tres menores -de 6, 4 y 2 años- estaban en una habitación del fondo tapados con las mantas de las camas.

Sin embargo, ha puesto el acento en que el niño mayor tenía manchas de sangre en las manos y en los pies, que coinciden con las del pasillo, y la niña pequeña tenía sangre en la camiseta.

Durante la lectura de derechos en el cuartel, el agente ha indicado que, de manera espontánea, el acusado dijo que el cuchillo, de grandes dimensiones y con un mango naranja, con el que había matado a su pareja lo había tirado en la papelera al lado del cuartel de Tarancón y, en efecto, fue hallado en este lugar y estaba manchado de sangre.

De las declaraciones de los vecinos, el guardia civil ha destacado la de la vecina del piso de enfrente, que oyó ruidos la mañana de los hechos hasta que cesaron a las 8:20 horas, momento en el que se asomó a la mirilla e intentó abrir la puerta pero el acusado estaba en el rellano y le dio un patada a la puerta para impedírselo.

Conversaciones y fotografías de la víctima

Además, del volcado de los teléfonos del acusado y de la fallecida, ha puesto de relieve que lo principal son los mensajes que el procesado envía a su madre en los que reconoce que ha "terminado con ella" (con la víctima), y aquellos en los que, según el agente, se refleja su "paranoia" porque decía que su mujer había pagado para que lo mataran a él, y que la mató para que "no solo llore su madre sino también la madre de ella".

También se envía mensajes con su hermana poco antes de entregarse en el cuartel y le reconoce que la "ha matado", al tiempo que le dice que pasará cinco o seis años en la cárcel y que cuando salga se irá a Marruecos, a la vez que insiste en que su familia se deshaga del teléfono para que no puedan contactar con ellos y dé lugar a una venganza.

De igual forma, ha recalcado que en la galería del teléfono del procesado aparecieron dos fotografías de ella muerta y degollada pero antes de ponerle la colcha encima con la que se encontró el cuerpo la Guardia Civil.

Por otra parte, todos los agentes han coincidido en señalar que el acusado estaba tranquilo cuando fue a confesar el crimen, que no le vieron afectado ni por alcohol ni por drogas, y que no tenía ninguna lesión visible ni hizo referencia a ninguna dolencia y, de hecho, no quiso hacer uso del derecho de asistencia médica; si bien el abogado de la defensa ha puesto sobre la mesa que había una fotografía de una brecha en la parte superior de la cabeza.

También han declarado en esta jornada dos hermanos de la fallecida que vivían en Tarancón y han señalado que sufrió "muchas veces" malos tratos por parte de su marido, e incluso uno de ellos ha dicho que la acompañó al cuartel a poner la denuncia y el otro ha asegurado que temían por su vida pero que nunca pensaron que él podría llegar a hacer lo que hizo.