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Un yacimiento de Minglanilla, clave para datar el arte rupestre levantino

El colapso de un abrigo en las hoces del Cabriel creó una especie de cápsula del tiempo, generando un yacimiento “excepcional” que ofrece pinturas asociables a un contexto arqueológico
Fotos: Lola Pineda
10/10/2024 - Rubén M. Checa

Dónde se ubica y cómo se accede a él son asuntos que, por motivos de seguridad y conservación, no se pueden desvelar. Solo se puede detallar que el yacimiento arqueológico en cuestión se localiza en el término municipal de Minglanilla, en las hoces del Cabriel. Centrado en la época prehistórica, entre finales de la última glaciación y principios del Neolítico, los hallazgos producidos hacen que este lugar sea un conjunto excepcional, ya no solo en la provincia, sino en Europa.

Lo pone de manifiesto Juan F. Ruiz, profesor titular del área de Prehistoria de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades del campus de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha, quien es el director del proyecto de investigación del yacimiento y codirector de las excavaciones. Se han dado diversas razones que sitúan a Minglanilla en el mapa de la prehistoria, dado que estos hallazgos permitirán datar la antigüedad del arte rupestre del arco mediterráneo.

Y es que, hasta ahora, no se había encontrado en Europa un lugar en el que hubiera toda la información necesaria para llevar a cabo dicha datación, y de ahí que el grupo de investigación encargado de este yacimiento en las hoces del Cabriel tenga la esperanza de arrojar luz sobre su antigüedad.

 

 

Foto: Lola Pineda

¿Cuáles son los motivos que llevan a estos pensamientos? El director del proyecto detalla que, aunque tener figuras de arte rupestre en un abrigo ya es importante, tener un yacimiento y un contexto que pueda dar pistas sobre lo que ha pasado y sus procesos es ya excepcional.

“Aquí, en Minglanilla, tenemos una oportunidad única para avanzar en la investigación del periodo que transcurre entre finales de la última glaciación y principios del Neolítico, que es donde se sitúan las hipótesis respecto a la producción de estas pinturas rupestres”, detalla Ruiz.

Todo ello porque este abrigo de las hoces del Cabriel, en un momento dado, colapsó y creó una especie de cápsula del tiempo que ha conservado prácticamente todas las actividades que se desarrollaban aquí. Conforme fue colapsando, se fueron generando esos espacios que sellaron partes del yacimiento, cuya excavación comenzó en el año 2021, aunque ya en 2016 arrancó el proyecto de investigación tras descubrir las primeras pinturas rupestres.

De este modo, han aparecido, en primer lugar, una veintena de pinturas que se desprendieron de la pared rocosa y han mantenido un buen estado de conservación. Eso ha hecho que pueda verse un pigmento blanco, algo presente en muy pocos yacimientos.

 

Foto:Lola Pineda

Además, se han conservado prácticamente todas las actividades que se llevaban a cabo aquí, desde los pigmentos de varios colores asociados a las pinturas hasta la fauna que se consumía, los hogares, elementos de adorno, etcétera. Esto, hasta ahora, ha sido muy poco frecuente en el área mediterránea.

El contexto arqueológico abarca las últimas culturas de cazadores-recolectores, que trajeron hasta el lugar numerosas herramientas de materiales como sílex, nada habitual en el entorno de las hoces del Cabriel.

“No sabemos si seremos capaces de dar una respuesta para datar la antigüedad del arte rupestre levantino, pero con tanta información que hemos obtenido, tenemos la esperanza de que así sea”, detalla Juan F. Ruiz. Así, durante las jornadas previas al Día Europeo del Arte Rupestre, que cada año se celebra el 9 de octubre, concluyó la cuarta y, hasta el momento, última excavación arqueológica.

Estas comenzaron en 2021, y en todos estos años se han recogido numerosos elementos arqueológicos y se ha acumulado mucha información. Ahora, para darle sentido a todo ello, va a comenzar la fase analítica, que se prevé larga y compleja, ya que va a implicar a numerosos investigadores, no solo de la UCLM, sino de otros centros universitarios tanto de España como a nivel internacional.

El contexto arqueológico abarca las últimas culturas de cazadores-recolectores entre el final de la última glaciación y el Neolítico
Foto: Lola Pineda

 

SINGULARIDAD

Las teorías respecto al arte rupestre levantino tienen un abanico amplio. Una escuela lo vincula a la llegada del Neolítico en torno al 5.600 a.C. Otros investigadores, entre los que se encuentra Ruiz, creen que el arte levantino es más próximo a las culturas de cazadores-recolectores del Paleolítico Superior, de las cuales evoluciona, se diversifica y genera el arte rupestre del Mediterráneo español. “Ni una ni otra están basadas en datos científicos que permitan tener una seguridad absoluta, y con este yacimiento de Minglanilla es donde quizás podamos aportar algo de información al respecto de este debate”.

Además, otra singularidad del yacimiento de Minglanilla es que ofrece un contexto de cazadores-recolectores, que no eran frecuentes en la parte mediterránea de la península ibérica, sobre todo en el interior. Tradicionalmente, esta zona se ha considerado como un área despoblada en la fase final de la última glaciación y durante el comienzo del Mesolítico.

Pero aquí se está viendo cómo esas poblaciones han estado presentes, ya no solo realizando las actividades de supervivencia, sino también las simbólicas, al encontrarse esos elementos de adorno y pigmentos, pero durante miles de años han estado ocupando este espacio.

 

Foto: Lola Pineda

Después de seis campañas de investigación, de las que cuatro han sido excavaciones,  va a comenzar la fase analítica para dar sentido a toda la información recabada a lo largo de los años

Después de diferentes campañas, las excavaciones ya han concluido, y por ello se ha sellado el yacimiento para que, en un futuro, cualquier grupo de investigadores pueda retomar las investigaciones in situ. El objetivo es preservar los niveles a los que ha llegado el equipo codirigido por Ruiz, y para ello han extendido un geotextil cubierto por piedras y tierra para que no se distinga la zona y, por tanto, evitar expolios.

Antes de sellarlo, estuvo en el yacimiento Yolanda Rozalén, coordinadora de Cultura de la Delegación de la Junta en Cuenca. Pudo ver de primera mano cómo se han desarrollado los trabajos, y con este, ya han sido seis las ocasiones en que el Gobierno regional ha financiado las excavaciones.

“Este esfuerzo económico ha permitido levantar muchas expectativas dentro del ámbito científico por los hallazgos producidos”, sostiene Rozalén. Gran parte de ellos se encuentran custodiados en el Museo de Cuenca, donde ya están trabajando en la zona expositiva y las vitrinas que harán falta para que estas pinturas rupestres puedan ser visitadas.