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Campaña del girasol en Cuenca

La siembra del girasol comienza en la provincia con total normalidad

Las lluvias caídas desde mediados de marzo están favoreciendo las labores de siembra, que se iniciaron la semana pasada en La Mancha
La siembra del girasol comienza en la provincia con total normalidad
07/05/2020 - Miguel A. Ramón

Como cada año, la llegada del mes de mayo marca el inicio de la siembra de uno de los productos señeros de la provincia de Cuenca, el girasol; no en vano, es la principal productora de este cultivo en Castilla-La Mancha, aglutinando más del 75 por ciento de la producción regional. Siembra que, por cierto, daba comienzo la pasada semana en la comarca de La Mancha, más concretamente en el entorno de la Autovía Madrid-Valencia, y que en estos días ya ha comenzado a desarrollarse en La Alcarria

Tanto Gerardo González, responsable de Oleaginosas de Asaja Cuenca, como Miguel Esponera, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Cuenca (UPA), han coincidido en recalcar el normal desarrollo de las labores de la siembra del girasol en la provincia, en gran medida por las lluvias registradas desde mediados de marzo, que en algunos puntos han dejado entre 150 y 200 litros por metro cuadrado, lo que han permitido que la tierra se encuentre en unas condiciones idóneas para estos trabajos.

Condiciones climatológicas que, incluso, hacen pensar en una producción importante para esta campaña al haber generado una buena reserva hídrica en el terreno, lo que, para ambos responsables agrarios, va a favorecer el desarrollo del cultivo con ciertas garantías; eso sí, siempre que no se produzca ninguna incidencia de consideración.

Desde Asaja, no obstante, se llama la atención sobre el hecho de que muchos productores hayan optado por esperarse unos días más para comenzar a sembrar ante la previsión de tormentas de este fin de semana y, de esta forma, evitar que, si finalmente se cumplen los pronósticos, se genere una costra en la tierra que comprometa la nascencia del girasol.

En todo caso, la normalidad está siendo la nota predominante en estas labores agrícolas, a pesar de los temores en el sector ante el posible desabastecimiento de semillas como consecuencia de la pandemia de la COVID-19. Al final, según recalca González, “se ha realizado sin problemas la distribución de la semilla entre los agricultores y ahora dependerá de la decisión de cada uno cuándo comenzar a sembrar, si no lo ha hecho aún”.

SUPERFICIE SEMBRADA

Las estimaciones de ambas organizaciones agrarias en torno a la superficie que se destinará este año a esta oleaginosa en nuestra provincia son dispares. Mientras Esponera habla de que se volverá a situar en torno a las 128.000 hectáreas de la pasada campaña, González se inclina por un nuevo descenso y estima que rondará las 100.000 hectáreas, afianzándose así la tendencia a la baja que se viene experimentando desde 2014 con la retirada de las ayudas agroambientales a este cultivo y su sustitución por una ayuda a la producción de proteínas, que no cubre, ni por asomo, el montante de las compensaciones anteriores.

Motivo éste que no es el único, a juicio del responsable de Oleaginosas de Asaja Cuenca. Y es que considera que también se tiene que contemplar, por un lado, los daños de la caza al girasol que está llevando a muchos agricultores a optar por otros cultivos alternativos en aquellas fincas próximas a zonas de monte y, por otro, el estancamiento de los precios en los últimos dos años en torno a 300 euros por tonelada. Razones, en su opinión, más que evidentes que vienen a explicar esa tendencia a la baja en la superficie destinada al girasol en nuestra provincia, que en algunas campañas llegó a superar las 180.000 hectáreas.

En esta línea, desde UPA Cuenca se denuncia igualmente tanto los bajos precios del girasol que dificultan, y mucho, la rentabilidad de las explotaciones como la inexistencia de una ayuda específica para este cultivo. De ahí que esta organización agraria insista en demandar una ayuda compensatoria exclusiva para un cultivo como el girasol que se incluya en la nueva Política Agraria Comunitaria en la que se está trabajando.

A ello se suman las consecuencias de la COVID-19 para rematar la situación de este cultivo, asegura González. Y es que aunque no está afectando a la siembra, sí lo está haciendo al precio del aceite de girasol alto oleico. El cierre de la hostelería ante la declaración del Estado de Alarma ha llevado consigo la caída brutal de la demanda de este tipo de aceite de girasol lo que ha provocado un descenso inmediato de su precio hasta igualarse con el del medio oleico.