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Reses bravas en Cuenca

La pandemia pone contra las tablas a las ganaderías de reses bravas

Ganaderos como Juan Vicente Mora o Pedro Miota lamentan que tengan que dar prácticamente por perdida la temporada cuando ni siquiera ha comenzado
La pandemia pone contra las tablas a las ganaderías de reses bravas
El ganadero Pedro Miota en su finca de la Dehesa Boyal en Mariana.
24/05/2020 - Miguel A. Ramón

La pandemia de la COVID-19 está haciendo estragos en muchos sectores productivos, pero, quizá, con especial contundencia entre las ganaderías de reses bravas y el mundo del toro. La incesante cascada de suspensiones de fiestas patronales y la ausencia de líneas de ayudas de las distintas administraciones están poniendo contra las tablas a este sector, que ve cómo irremediablemente está perdiendo la temporada cuando ni siquiera ha dado comienzo.

Y así lo manifiestan a Las Noticias de Cuenca ganaderos de reses bravas de nuestra provincia, como Juan Vicente Mora y Pedro Miota, que no entienden el porqué se ha dejado al sector totalmente abandonado y, lo peor, sin visos de rectificación que permita dar un giro a esta situación.

Preocupación e incertidumbre son las palabras más pronunciadas por Pedro Miota cuando repasa la actualidad de la pandemia y sus consecuencias en el mundo del toro y, por ende, en el de las ganaderías de reses bravas. Llueve sobre mojado, asegura. Y es que “el sector del toro ya estaba tocado de por sí ante la inercia de las nuevas generaciones en contra de la cultura del toro, a lo que se ha sumado esta pandemia, que está suponiendo la puntilla”. Y, como muestra, basta recordar, según dice, la decisión del Gobierno central de no permitir los festejos taurinos hasta la Fase 3 de la desescalada y, además, con una distancia de seguridad de 9 metros cuadrados; algo, a todas luces, “inviable”.

Para Miota, el sector se ha convertido en la auténtica cenicienta. “Nadie se acuerda de nosotros, hemos caído en el olvido”, lamenta, al tiempo que señala que “por lo que se ve, al menos en cuanto ayudas se refiere, ni pertenecemos a la agricultura y ganadería ni a la cultura, entonces, ¿quiénes somos?“.

Es por ello que confía en que la Junta de Comunidades valore la posibilidad de articular ayudas de apoyo a los ganaderos castellano-manchegos y fomente la celebración de novilladas y festejos menores, porque “ahora es el momento de ayudarnos desde dentro”.

Desde “Dehesa Boyal”, su finca en el término municipal de Mariana, Pedro Miota explica que ya tenía cerrada prácticamente la temporada de este año con un total de 85 reses comprometidas para distintos festejos taurinos en la provincia de Cuenca y, de hecho, “hasta había comprado una partida de novillos porque me faltaban”. Sin embargo, la suspensión generalizada de fiestas patronales “ha echado todo por tierra”.

Miota, que este año cuenta en su ganadería con unas 215 cabezas, insiste en que “los animales que se venden en estos meses de verano llevan tras de sí mucho trabajo, dedicación, mimo y, sobre todo, gastos de crianza”, porque, tal y como recalca “las reses de saca requieren de una alimentación especial para que estén fuertes y no se caigan en la plaza. Al fin y al cabo, no estamos hablando de engorde, sino de auténticos deportistas”.

Es mucho el esfuerzo, asegura. De ahí que crea que “sea demasiado precipitado suspender ahora los festejos del mes de septiembre” e invite a “esperar unas semanas para tomar una decisión de ese calado, teniendo siempre, por supuesto, muy presente la evolución de la pandemia. Creo que hay que valorar mucho ese paso, puesto que vivimos mucha gente del mundo del toro”.

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GANADERÍA DE JUAN VICENTE MORA

El ganadero Juan Vicente Mora, también tenía toda la campaña de verano prácticamente cerrada y preparada “con los gastos que eso conlleva”. Cerca de 190 animales tenía comprometidos para los festejos taurinos de cerca de 40 municipios de las provincias de Cuenca y Teruel, entre ellos la capital conquense con las Fiestas de San Mateo. Pero, según recalca, “todo se está suspendiendo y, por lo que se ve, nos vamos a quedar con toda la cabaña; vamos, sin vender ni una sola res”.

“Un golpe muy duro”, asegura, porque “este tipo de negocios se sustentan de lo que se pueda hacer en los tres meses de verano y no hay otra opción”, asegura. Esta ganadería, que cuenta con unas 590 cabezas repartidas entre las fincas ‘La Recloba’ (Zafrilla, Cuenca), ‘Valtablao (Albarracín, Teruel), ‘Cabañas’ y ‘Cobatillas’ (ambas en Ciudad Real), se ha mantenido, generación tras generación, gracias a los festejos menores de las fiestas patronales de los pueblos, con encierros camperos, festejos populares, novilladas picadas, festivales de matadores de toros, etc.; y “todo eso se ha esfumado”, asegura.

La pandemia pone contra las tablas a las ganaderías de reses bravas

Y con el agravante, tal y como remarca este ganadero, que aquellos animales de 5 o 6 años ya no tienen salida para la próxima temporada y la opción que queda no es otra que el matadero. “Cinco años de esfuerzos criando un toro para que al final te paguen un euro por kilo de carne y encima tengas que costear el transporte”, lamenta.

Con este panorama, Mora dice no entender el porqué se ha abandonado descaradamente al sector del toro y, con él, al de las ganaderías de reses bravas. Echa de menos una mayor sensibilidad del Gobierno central hacia este sector, al que “ha dejado aparcado y olvidado; y todo por cuestiones políticas”. “Y eso —agrega— no debe ser así. Nos tiene que tener en cuenta, como a cualquier otro sector, porque si no, nos vamos a la ruina”.

Por ese motivo, confía en que, al menos, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha sí los tenga en cuenta y articule ayudas para el sector ganadero, porque “esto va a ser muy duro”, asevera. El único elemento positivo hasta el momento está siendo, a su juicio, el buen tiempo de esta primavera, que está propiciando la proliferación de pastos, no teniendo que recurrir por el momento a los piensos para alimentar al ganado. “De lo contrario, hubiera sido la puntilla”, señala.

Ante este escenario sin festejos y, por lo tanto, sin recompensa a tantos esfuerzos, solo le queda, según manifiesta, “intentar aguantar con mis animales hasta el último aliento, porque no conozco otra vida que la del toro”. “¿Cómo? No lo sé. Supongo que el día a día marcará las pautas. Ya veremos”, concluye.