Apocos kilómetros de la ciudad de Cuenca, en el paraje de Albaladejito, se levanta un complejo discreto pero esencial para entender el presente y el futuro del campo castellanomachego. El Centro de Investigación Agroforestal de Albaladejito es una joya para la investigación y la ciencia que nació en los años 80 del pasado siglo con una clara vocación de servicio al medio rural. Casi cinco décadas después, su papel se ha consolidado como motor de innovación, transferencia del conocimiento y conservación de recursos genéticos, y siempre al lado de los agricultores y técnicos de la región.
“Nacimos con vocación formativa y aunque las líneas de investigación han ido cambiando con el tiempo, la formación ha estado siempre muy presente”, nos cuenta Luis de León Larraínzar, ingeniero agrónomo y director del Centro de Albaladejito. Bajo su coordinación, un equipo de 34 personas desarrolla una labor que se reparte entre la investigación agrícola y forestal, la formación de profesionales y la conservación de la biodiversidad.
Dependiente del IRIAF (Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal), organismo dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de Castilla-La Mancha, el centro se ha convertido en un punto de referencia no solo para Cuenca, sino para todo el sector agroforestal de la región y con impacto a nivel internacional.
UNA BRÚJULA PARA EL AGRICULTOR
Los campos de ensayo son laboratorios al aire libre donde se prueban diferentes variedades de cereales, leguminosas y oleaginosas. “Somos el centro de Castilla-La Mancha que más campos de ensayo hace en la región”, destaca Luis de León, con quien recorremos los extensos campos de girasol, “cultivo emblemático en la provincia”. Durante la campaña 2024-2025, el centro ha gestionado más de 70 parcelas experimentales que suman más de 15 hectáreas, tanto en Cuenca como en otros municipios. Allí se cultivan variedades de cebada, trigo, avena, centeno, triticale y girasol.
“Se siembran las distintas variedades, se sigue de cerca su ciclo, se cosecha y se analizan factores clave como el rendimiento, la resistencia a la sequía, las plagas o las enfermedades. Toda esa información se pone al servicio del agricultor para que tenga herramientas en la toma de decisiones de sus explotaciones”, nos explica De León, que destaca otros ensayos de diferentes prácticas agrícolas como la fertilización, siembra directa, mínimo laboreo, rotaciones de cultivo o agricultura ecológica.
La formación para el medio rural constituye otro de los grandes pilares del centro. Se han desarrollado más de 70 acciones formativas por las que han pasado casi 2.000 personas. Los cursos son gratuitos, financiados por la Junta de Castilla-La Mancha, y abarcan una sorprendente variedad temática: desde poda de pistacho, almendro u olivar, hasta soldadura de aperos, elaboración de queso artesanal, botánica forestal o cestería de mimbre.
“Los cursos están pensados para responder a las necesidades del medio rural”, apunta De León. Tradición e innovación se dan la mano, y el saber campesino se actualiza con técnicas más modernas y conocimiento científico.
RESIDUOS Y MÁS
Doctor en Ciencias Agrarias y Ambientales de la Universidad de Castilla-La Mancha, Gonzalo Ortiz de Elguea es el responsable del grupo de aprovechamiento y valorización de residuos agrícolas y su trabajo y el de su equipo consiste en investigar cómo convertir restos del campo en productos de alto valor añadido.
“Utilizamos residuos agrícolas y forestales para obtener extractos mediante disolventes. Buscamos compuestos con aplicaciones como antioxidantes, bioestimulantes, bioplaguicidas, biocombustibles o compost”, explica Ortiz. El objetivo, nos cuenta, es doble, “pues se trata de reducir el impacto ambiental de los residuos y ofrecer nuevas oportunidades a la industria agroalimentaria”.

INVESTIGACIÓN FORESTAL
En los últimos años, Albaladejito ha dado un paso decisivo al incorporar una línea específica de investigación forestal. Su responsable es Óscar García Cardo, doctor en Ciencias e ingeniero de montes que ha donado al centro su herbario personal para que tenga una utilidad en “investigación, conservación, educación ambiental”.
Elaborar la Flora de Castilla-La Mancha, tanto en versión científica como divulgativa, y conservar un patrimonio botánico que en muchos casos está en riesgo de desaparecer, es el gran objetivo de este banco de plantas que ya cuenta con más de 13.000 ejemplares. “No se trata de una colección muerta. Habrá plantas que ya no existen en el lugar donde fueron recolectadas y nuestro trabajo es conservar ese testimonio”, nos cuenta García, quien nos enseña una planta “nueva para la ciencia” a la que han bautizado como ‘Achillea x conquensis’, un híbrido entre una especie exótica invasora y una autóctona que apareció en el entorno de Albaladejito. “Salir al campo siempre nos da sorpresas, siempre encontramos algo nuevo”, afirma el investigador.

BANCO DE SEMILLAS
La desaparición de cultivos tradicionales es una amenaza real y por esa razón, el banco de germoplasma de Albaladejito conserva miles de semillas para evitar que desaparezca la diversidad genética.
El responsable de esta línea es Marcelino de los Mozos Pascual, doctor en Biología y trabajador del centro desde 1990. “tenemos más de 3.500 entradas de especies tan diversas como leguminosas de grano, azafrán, ajo y plantas aromáticas.
“Lo importante no es conservar los cultivos en sí, sino su diversidad genética. Un ejemplo son las lentejas, hay más de 600 ecotipos distintos y cada uno con características únicas” explica De los Monzos, quien preserva colecciones de gran valor internacional, como la mundial de azafrán o nacional de ajo.
“La algarroba, por ejemplo, ha desaparecido prácticamente del campo, pero aquí conservamos miles de semillas de diferentes puntos de la península, con una riqueza genética que sería imposible recuperar si se perdiera”, advierte el biólogo.
Desde hace décadas, los técnicos de Albaladejito trabajan además con cultivos de plantas aromáticas y medicinales, con campos de ensayo de romero, lavanda, lavandín, tomillo, salvia o espliego, “cultivos muy importantes para la provincia de Cuenca”.

TRADICIÓN Y FUTURO
Tras más de cuatro décadas de trabajo, el Centro de Investigación Agroforestal de Albaladejito se ha ganado un lugar destacado en la historia reciente de la agricultura y la investigación en Castilla-La Mancha del que los conquenses nos debemos sentir muy orgullosos. Su labor combina experimentación agrícola, conservación de recursos genéticos, investigación forestal, formación práctica y aprovechamiento sostenible de residuos.
“La investigación, experimentación y formación son esenciales para que el sector agrícola y forestal esté informado y preparado ante los retos del futuro”, resume el director del Centro de Albaladejito, Luis de León Larraínzar.
Albaladejito es la prueba de que la ciencia no es algo ajeno al campo, más bien todo lo contrario. Es un aliado imprescindible para su supervivencia y modernización.