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Jesús Neira
03/01/2019

Remontes mecánicos. Se nos acabó el tiempo.

Como concejal me produce consternación e impotencia pensar en cómo podemos haber malgastado una vez más cuatro años de legislatura sin resolver el asunto de los remontes mecánicos al casco antiguo. Y son ya 70 años los que nos contemplan desde el primer proyecto.

Pero nos quedan cinco meses de legislatura, y no quiero pensar que la cabeza puesta en las próximas elecciones nos haga olvidar las necesidades de esta ciudad. Escribo por ello este artículo en la esperanza de que no todo esté perdido, y que el acuerdo aún sea posible, posición que defendí en el Pleno del pasado mes de noviembre.

Y como los debates se pueden ver en Internet, antes de que llegue el juicio de la historia, todo el que quiera puede ver por si mismo, juzgar y sacar conclusiones.

Nuestro país está lleno de este tipo de soluciones mecanizadas (ascensores, rampas y escaleras) porque nadie duda ya de su utilidad, y porque las soluciones técnicas están más que probadas. Por poner un solo ejemplo, en San Sebastian han construido ya 22 y tienen en proyecto otras 26. Ya no tenemos que discutir más en Cuenca de esto, pero lo seguimos haciendo.

Toledo, ciudad patrimonial, cuenta con escaleras mecánicas al casco, no son por tanto incompatibles con la declaración de la Unesco, simplemente los proyectos tienen, además de la exigencia técnica, la de respeto al patrimonio. Ya no tenemos que discutir más en Cuenca de esto, pero lo seguimos haciendo.

En todas las ciudades, y son muchas, que cuentan con estos medios mecánicos, cuentan también con autobuses, porque no son términos incompatibles o excluyentes. Ya no tenemos que discutir más en Cuenca de esto, pero lo seguimos haciendo.

Estas instalaciones no son precisamente baratas, pero la Unión Europea las financia porque sirven a la movilidad peatonal, la sostenibilidad y el fomento del turismo. Ya no tenemos que discutir más en Cuenca de esto, pero lo seguimos haciendo.

Estos remontes salvan desniveles, “diferencias de cota” para los arquitectos, y el que tenemos en Cuenca y que nos separa de nuestro casco, no es menor, una auténtica barrera que parte en dos a la ciudad. Sobre esto no discutimos, pero no lo resolvemos.

Con apoyo mecánico podemos prescindir del coche para subir al casco o bajar de él. Por tanto, estos medios técnicos son útiles para que los habitantes del casco no queden aislados, para que el resto de la ciudad no se aísle del casco, para que disminuyan los coches en el casco, para que sea más habitable y podamos conservarlo viviendo en él, permiten que la ciudad patrimonial sea mas peatonal y accesible a personas con movilidad reducida, sirven para fomento del turismo como actividad que genera riqueza y empleo, y para que esa actividad no se quede sólo en el casco e irradie al resto de la ciudad.

Y si hay un lujo que Cuenca no se puede permitir es el de perder el tiempo, y tal como yo lo veo, este de los ascensores es un ejemplo de libro, no el único, de que es lo que mejor sabemos hacer, perder el tiempo en discusiones inútiles que ocultan la incapacidad de hacer, decidir, resolver. Y con estas, Cuenca se nos muere, y cada día nos asalta en la prensa un dato más alarmante que el anterior, y ya sabemos que en 2017 ha habido la mitad de nacimientos que en 1975, y que nuestro PIB crecerá nada menos que un punto por debajo de la media nacional. En caída libre y sin paracaídas….pero seguimos discutiendo y pensando lo que tenemos que hacer.

Útiles, necesarios, urgentes, técnicamente viables y financieramente sostenibles. Quiero pensar (ver debates en Pleno en Internet) que esta legislatura no ha resultado baldía al respecto, ya que todas las mociones sobre la cuestión han sido aprobadas, y que a tiempo estamos de dejar definitivamente encarrilada la cuestión.

Para ello, justo es reconocerlo, queda algún cabo suelto, pero son cuestiones técnicas, no de fondo, y es en este sentido que hice una propuesta al Pleno del Ayuntamiento de Cuenca, a todos los partidos en él representados, incluido el socialista, que espero no caiga en saco roto. Y es la siguiente.

Los técnicos tienen que resolver qué tipo de remonte se pone y en que tramo se instala. Sobre este debate técnico planean desde antiguo dos cuestiones: ascensores frente a escaleras/rampas, y diseño/ubicación que respete el patrimonio. Pero ya tenemos parte del camino hecho, y es así que el último proyecto es el del colectivo “Cuenca In” que opta por cuatro ascensores, dos de los cuales se pueden asimilar a los previstos en el Plan Especial del Casco Antiguo (20 años esperando solución a los remontes) y a dos proyectos ya realizados por arquitectos conquenses.

Por su parte, los técnicos del Ayuntamiento, al redactar el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), han considerado prioritarios estos ascensores, también las escaleras mecánicas en Santa Catalina previstas en el PECA. Ya no tenemos que discutir más en Cuenca de esto, pero lo seguimos haciendo.

Llegados a este punto, debemos decir que los ascensores, frente a otras soluciones, aportan menores costes de funcionamiento y mantenimiento, pues es esta una cuestión a tener en cuenta al decidir la solución finalmente adoptada, pero no un obstáculo para ella.

Y no olvidemos que la ciudad está inmersa en la redacción de su Plan de Ordenación Municipal, marco en el que, lógicamente, debe incorporarse la estrategia de movilidad vertical mecanizada, coloquialmente “los ascensores”.

Por tanto, un concurso internacional, que se alimente de los excelentes estudios, trabajos y proyectos realizados hasta ahora, sería el cauce para cerrar esta cuestión definitivamente, planteando las soluciones técnicas a acometer y su priorización.

Una comisión que, bajo la dirección del profesor Ezquiaga, responsable técnico de la redacción del nuevo POM, reúna a los arquitectos de la Gerencia de Urbanismo, los técnicos de movilidad y una representación del colegio de arquitectos, con la encomienda de redactar las bases de dicho concurso, que podría estar convocado y resuelto antes de que acabe esta legislatura, sacando el tema de la arena política de la próxima campaña electoral, y dejándolo encarrilado en Cuenca de una vez por todas.