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Jesús Neira
26/12/2017

"Remontes mecánicos. Manual de uso en quince puntos"

Primero. Remontes mecánicos o soluciones de movilidad vertical.

Son conceptos equivalentes, únicamente separados por el tiempo, el mismo que ha transcurrido desde el primer proyecto de ascensor al casco antiguo de Cuenca hasta hoy, más de medio siglo.

Del concepto “remonte mecánico”, más literario, evocador incluso, hemos pasado al tecnicismo frio y preciso: “solución de movilidad vertical”. Pero hablamos de lo mismo, ascensores, rampas y escaleras mecanizadas. Y digo hablamos porque en Cuenca, mientras otros hacían (son más de 500 las soluciones de movilidad vertical implementadas en nuestro país) hemos discutido los pros y los contras de proyectos que no han visto la luz.

De manera muy intensa en los últimos veinte años, dos décadas, en los que hemos acompañado a la declaración de Patrimonio de la Humanidad con una muy limitada acción que permita mejorar la accesibilidad a la ciudad medieval y sus hoces, que figuran con todo merecimiento en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

Y no debemos olvidar que la primera forma de conservación del patrimonio no es otra que vivirlo. Ver puntos segundo y tercero.

Segundo. Más que útiles, imprescindibles.

¿Son realmente tan necesarios los remontes mecánicos? La respuesta es un rotundo sí. Al facilitar el acceso peatonal a nuestro casco antiguo, los remontes mecánicos facilitan la vida en él, con lo que contribuyen de modo sustancial a frenar y revertir la grave despoblación que sufre.

Los remontes facilitan que los conquenses que no vivimos en el casco, además de plantearnos la posibilidad de hacerlo, lo visitemos, y lo vivamos, y lo disfrutemos con la intensidad que merece.

Permiten salvar barreras arquitectónicas a personas con movilidad reducida.

Y, ni que decir tiene que facilitan el desarrollo turístico, y por tanto el dinamismo económico del casco en particular, y del sector turístico de la ciudad en general. Porque no olvidemos que quienes nos visiten verían igualmente facilitada, tanto la subida como la bajada, potenciando la permeabilidad turística entre la parte baja y la ciudad alta, y por tanto la integración del sector. Ver punto décimo.

Tercero. Más que urgente, inaplazable.

El paso del tiempo corre a nuestro favor, porque contamos con un bagaje importante de experiencias en otros lugares, y en contra, porque se nos acaba.

No vale cualquier solución, pero tiene que haber una solución ya.

Cuarto. En el origen estaba el PECA.

En esto, la ciudad sí ha hecho los deberes. PECA, Plan Especial del Casco Antiguo y sus Hoces. Redactado, consensuado, aprobado. Pero, al igual que el vocablo “remonte mecánico”, acumula años sin el desarrollo y ejecución que el ingente trabajo que supuso su redacción merece. Ver punto siguiente.

Como el tiempo ha venido en confirmar, la solución urbanística acogida por el PECA para los remontes mecánicos al casco antiguo acierta al concebir múltiples tramos en los que ascensores y escaleras resuelven desniveles parciales, y por tanto generan trayectos que en diversas combinaciones superan con apoyo mecánico las diferencias de cota.

Quinto. Talento “made in Cuenca”.

La crítica, que es autocrítica, a lo que no hemos hecho bien estos años, debe ser un acicate para recuperar el tiempo perdido a través del talento y el compromiso de hombres y mujeres de Cuenca que, con el liderazgo del Colegio de Arquitectos y de los técnicos del Ayuntamiento, se han movilizado en estos meses, y se han sentido concernidos y comprometidos en pro de una solución.

El mismo talento que alumbró el PECA, actualiza hoy soluciones llave en mano para actuar ya y sin demora. Técnicos conquenses que saben lo que hacer, y cómo hacerlo, que aprenden de lo que se ha hecho en otros lugares, pero que, estoy seguro, también tienen mucho que enseñar. Porque la grandeza patrimonial de esta ciudad exige hoy actuaciones e intervenciones a la altura de su pasado. Ver punto cuarto.

Quinto. Mejor cuatro que dos.

Y no me refiero ahora al número de ascensores, que también.

Me refiero a la unanimidad con que los cuatro grupos políticos que conforman la corporación municipal se pronunciaron al tratar de esta cuestión en el Pleno de este mes de diciembre.

Entiendo que es este un valor, el consenso, del que todos hablamos, pero que a la hora de la verdad tiene poco glamur. Donde esté una buena trifulca entre partidos, que se quite la anodina unanimidad.

Y sin embargo, hay cuestiones que exigen ese acuerdo entre opciones políticas diversas en pro del bien común. Y este es el caso que nos ocupa. Y en Cuenca ha ocurrido. Otro punto a nuestro favor, que no todo va a ser autocrítica.

Sexto. El Ayuntamiento a la cabeza.

El Alcalde Mariscal, y varios portavoces del equipo de gobierno, han exigido respeto al necesario liderazgo que, como no puede ser de otra manera, compete a quien dirige la corporación. En el tema de los remontes, y en todos los temas municipales, hemos de decir. Ver punto decimocuarto.

Nada que objetar, salvo una precisión, que el liderazgo que al Alcalde y a su equipo de gobierno corresponden, más que una competencia o prerrogativa, que también, es ante todo una obligación, siempre lo es, pero en asunto de trascendencia como el que nos ocupa, más aún si cabe.

No pida por tanto nuestro Alcalde lo que, no dude, los conquenses le vamos a demandar. Ver puntos quinto y decimocuarto.

Séptimo. La financiación es lo primero.

Siempre lo es, y en el caso que nos ocupa, más todavía si cabe.

La Junta de Comunidades ha comprometido financiación a través de fondos europeos para el proyecto de remontes mecánicos. Nadie podrá negar que este sea el tipo de compromiso político que a todos nos gusta, el que va con dinero por delante.

En una primera estimación, el estudio de cuatro ascensores realizado por el Colegio de Arquitectos de Cuenca nos lleva a un presupuesto en torno a los doce millones de euros. Dos mil millones de las antiguas pesetas, de los cuales la Junta de Comunidades aportaría un 80%, corriendo el restante 20% a cargo del Consorcio de la ciudad de Cuenca.

No me parece un objetivo menor que, sea cual sea la decisión que finalmente se tome, o el camino que se coja, no se pierda ni un euro de este presupuesto.

Octavo. La Hoz del Huecar, y también la del Júcar.

El proyecto del Colegio de Arquitectos de Cuenca, empaquetado bajo la marca “Cuenca-in”, además de cuatro ascensores que recorren la Hoz del Huecar desde la altura de Palafox a la altura del Archivo Provincial, aporta una lúcida apuesta por revitalizar la Hoz del Huecar, también la muralla, con un pasillo fluvial para disfrute de la ciudad en su conjunto, y que con cuatro ascensores, como los dedos de una mano, se funde y comunica con la parte alta de la ciudad. Ver punto quinto.

Todo no se puede hacer a la vez, y la ciudad medieval mira ante todo a la hoz del Huecar, pero no deberíamos dejar en el olvido la otra cara de una misma moneda, el otro brazo de un abrazo que nos ha hecho merecedores al reconocimiento de la Unesco como ciudad paisaje.

Noveno. No solo el casco antiguo.

Superar la barrera física que parte nuestra ciudad en dos, la parte alta y la baja, es necesario para que la vida fluya entre ambas, al tiempo que lo hacen sus ciudadanos, es necesario para que el casco antiguo, ya despoblado, deje de ser problema para convertirse en solución y motor de desarrollo económico, pero en modo alguno es el único desafío, llamémosle urbanístico, que esta ciudad tiene que abordar.

Sin querer ser exhaustivo, porque no es el momento, baste recordar otra barrera como la que se erige en los terrenos de Renfe.

Decimo. No solo turismo.

Es el turismo el sector económico que los remontes vendrían a impulsar sin ningún género de dudas, pero un casco histórico dinámico, vital y accesible tendría también un enorme atractivo para empresas de servicios avanzados vinculados a las nuevas tecnologías, la sociedad de la información, la cultura o el diseño. Ver punto siguiente.

Empresas nacidas o por nacer al calor del nuevo paradigma de desarrollo económico vinculado a la innovación, y que llevan en su ADN capturar y retener talento. Empresas que nacen, o ya consolidadas, y que únicamente necesitan Internet de alta capacidad y un entorno amable para sus profesionales.

Undécimo. Remontes para subir, y también para bajar.

La primera regla del desarrollo económico exige facilitar el libre tránsito de personas, bienes y servicios. Facilitar la accesibilidad a nuestro casco contribuye al desarrollo de dinámicas y sinergias que potencien la actividad económica en su conjunto. Ver puntos primero y décimo.

Decimosegundo. Lo tenemos delante y no lo vemos.

Poner en funcionamiento el ascensor de Zapaterías, y abrir a uso público general el del aparcamiento de Mangana, son actuaciones que podemos acometer inmediatamente, algo que es por otra parte un mandato del Pleno, aprobado por unanimidad.

Realidades inmediatas que nos permitirán a todos comprobar que el modelo funciona, y que queremos más. Ver puntos segundo y tercero.

Decimotercero. Y además lanzaderas.

Tan accesorio, cuando no contraproducente, como lo es el debate entre ascensores y escaleras, o escaleras y rampas, o rampas y ascensores, o ascensores verticales y oblicuos, o ascensores ocultos o panorámicos, lo es el de remontes mecánicos enfrentados a soluciones de movilidad a través del transporte urbano. Ver puntos primero, segundo y tercero.

500 soluciones de movilidad vertical, complementadas y que no excluyen actuaciones en transporte urbano, nos contemplan desde toda España.

Una vez construidos, los ascensores, las rampas, las escaleras, permanecen útiles 24 horas al día, 7 días a la semana. Hablar de lanzaderas como alternativa a los remontes sirve para ocultar el elevado coste de un servicio de autobuses al casco, permanente y de alta frecuencia, costes inasumibles, más aún si los comparamos con los de mantenimiento de los ascensores.

Decimocuarto. En el marco del Real Patronato.

En todo lo que concierne a la ciudad patrimonio de la humanidad, el Real Patronato no es una opción, es una obligación, y además un privilegio.

Bajo la presidencia honorífica del Rey, en su seno, son las cuatro administraciones territoriales (Estado, Junta, Diputación y Ayuntamiento) las que mancomunadamente asumen la competencia y responsabilidad de velar por la preservación del bien declarado patrimonio de la humanidad.

También aquí mejor cuatro que tres, dos o uno. Y es por eso que en el seno del Consorcio, como órgano gestor del Real Patronato, no cabe otra decisión que la que nazca de la unanimidad. Ver punto quinto.

Todo ello sin perjuicio de la autoridad de nuestro Alcalde que, no en vano, preside el Consorcio. Ver punto sexto.

Decimoquinto y último. El siglo XXI es peatonal.

Cuando hablamos de remontes mecánicos, hablamos de subir andando, eso sí, con ayuda para remontar la cuesta.

Subimos al casco andando, bajamos andando, nos movemos por él a pie, y con ello arrancamos a los coches algún palmo más de la ciudad, para entregárselo a las personas.

Lo que es especialmente cierto y necesario en el casco histórico, en el que, cualquier proyecto de peatonalización y/o restricción total o parcial de acceso motorizado, exige facilitar el acceso peatonal por medios mecánicos. Esto es siempre así, pero más aún en nuestro casco, por su orografía, accesos y diferencias de cota.