Un rayo de luz

La provincia de Cuenca ha ganado casi dos mil habitantes el último año.  Inaudito, después de doce años perdiendo población desde las doscientas diecinueve mil almas que alcanzamos en 2011.  Luego vino la crisis, las políticas regresivas y el resto ya lo conocemos. Sería interesante saber por qué ahora, por qué no antes. Como he dicho muchas veces, quizás podríamos reunirnos todos los conquenses en un campo de fútbol para discutirlo. El caso es que imagino que, en política, con esto pasará como con las cifras de empleo:  cada uno dirá que él es el responsable y que, si no hubiese sido por los otros, habría sido mejor.  Lo cierto es que, seguramente, no tienen ni idea; pero saben que aquí puede haber votos; más, en las fechas en las que estamos.  Hay que decir también que de esos casi dos mil habitantes que hemos crecido; casi dos mil quinientos son extranjeros.  Ahora la cabeza de alguno está echando chispas; pero no me he equivocado.  Las personas no salen de la nada como los hongos –¿de verdad los hongos salen de la nada?– , así que, el único modo de crecer o de mantener esta tierra viva, ahora mismo es la inmigración.  Y sí, entre ellos habrá, seguramente, hasta negros.  ¿Vinicius? Está todo claro.  Se pueden hacer cosas o se puede discutir para no hacer nada realmente.