¿Qué autobús quiere usted?

El mayor o menor grado de satisfacción tanto de los recorridos como de los horarios de los autobuses urbanos –pieza fundamental de la movilidad de cualquier ciudad– de nuestra capital provincial, aparte de ser asunto que de cuando en cuando salta a los medios locales de comunicación o sale a relucir en tal cual mesa de debate, es también, en el día a día, habitual motivo de comentario entre quienes en mayor o menor medida –y ojalá lo fuésemos más, bastante más–  somos sus usuarios, principalmente mientras aguardamos la llegada de sus vehículos en cualquiera de las paradas oficiales de sus distintas rutas: ¿deberían aumentar su frecuencia de paso?; ¿es lógico que en los fines de semana algunas de sus líneas, cual por ejemplo las que enlazan la parte baja con el casco histórico, brinquen en su frecuencia de la media hora a la hora entera precisamente en esos días que es cuando este barrio recibe una mayor afluencia de visitantes foráneos?; ¿atienden con equidad con sus itinerarios a unas u otras de las distintas zonas y barrios?; ¿se coordinan entre sí lo suficiente sus recorridos?; ¿no habría que coordinar mucho mejor los horarios de engarce con la estación del Ave con los de las llegadas  y salidas de los convoyes? ¿qué tal ir hacia la utilización de vehículos eléctricos?...

Pues miren ustedes: no nos habría venido nada, pero que nada mal –ésa es al menos mi modesta personal opinión– que esa encuesta sobre movilidad ciudadana que este mismo lunes se ponía a nuestra disposición a través de un código QR y en la propia página web de nuestro capitalino ayuntamiento, redactada por ese equipo de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de Ciudad Real al que nuestros regidores municipales han asimismo encargado redactar ese nuevo plano del transporte urbano que servirá de base para, según se nos ha dicho, entre otras cosas, acometer con mayor conocimiento de nuestra realidad viaria precisamente el nuevo contrato de transporte urbano que deberá estar listo para cuando, el próximo octubre, concluya el ahora vigente, no nos habría venido nada mal, repito –permítanme que así recupere el hilo del discurso– que esa encuesta hubiera incluido entre su batería de ítems un apartado para recoger esas nuestras opiniones y sugerencias, nacidas de nuestra propia cotidiana experiencia, sobre ese aspecto concreto de nuestra red de movilidad, sobre, ya digo, el servicio urbano de autobuses. Lástima sin duda que se haya desaprovechado la ocasión, pero tal vez estaríamos todavía a tiempo para abrir otra consulta paralela y complementaria que sí las recolectara –ojalá nuestros regidores capitalinos aceptaran la propuesta– y las pusiera a disposición, junto a esa radiografía de nuestro ir y venir –viaje 1, viaje 2, viaje 3…– que aspira a obtener la citada encuesta, para que así tanto nuestros representantes municipales como los mencionados redactores de ese nuevo plan de nuestro transporte urbano tuvieran bien a mano, que supongo que no les vendría tampoco nada mal, los resultados de tan global experiencia a pie de calle. ¿Ustedes qué opinan?