Planes y realidades

Bien, por fin unas cuantas zonas de nuestra capital –la plaza Mayor, la del Obispo Valero, la calle Fray Luis de León y el parque de Los Moralejos– han visto sustituidos los aparatosos estafermos de los contenedores de residuos de superficie por los mucho más estéticos recogedores soterrados que tan sólo hay que pedir que gocen de un buen mantenimiento para que, a más de funcionalmente operativos, conserven su estrenada pimpante buena imagen. Y hablando de buena imagen aplaudamos también la extensión del plan de limpieza de pintadas a elementos de titularidad municipal como el polideportivo San Fernando, el parque de Santa Ana o las jardineras en la travesía entre Sánchez Vera y Carretería, aunque casi parece que se tratara de un empeño a lo Sísifo dada la insensata, obtusa e incivil tozudez de quienes ya han vuelto a dejar su indeseable huella –graffitis huérfanos de interés alguno más que para el ególatra aquí estuve de sus autores– en alguna de esas zonas del casco antiguo por las que precisamente se iniciara la campaña. Lo que por otro lado, hablando de planes, se nos acaba de anunciar por parte de los regidores del consistorio, es esa zona de ocio infantil “distinta a cualquier otra zona verde o para los más pequeños ya existente en la ciudad” que se instalaría en la explanada de la calle Antonio Maura cuyo destino tanta controversia ha venido originando en estos últimos tiempos; esperemos que en breve se nos dé a conocer cómo sería, que no estaría nada mal que la ciudadanía pudiéramos opinar al respecto. Y en tanto se nos a conocer el proyecto no estaría tampoco de más que, hablando de otras zonas de ocio –y en tanto esperamos a ver cómo doña Confederación Hidrográfica deja por fin las riberas del Júcar aledañas al otrora existente Vivero del Icona tras que, ¡maldita sea!, dejáramos pasar la oportunidad de haberlas revalorizado con la interesante planificación que para ellas en su día se diseñara como segunda parte del infortunado proyecto del llamado Bosque de Acero– se acometiera la tarea de hacer que determinadas fuentes, como por ejemplo, ya que de esa zona hablamos, la que tan cerca de ese mismo fluir del río centra la glorieta que lleva a la Fuente del Oro, la que en los jardines de ese mismo barrio ostenta desde hace tanto su sequedad o las del mismísimo tan próximo parque de Santa Ana recuperaran su condición de eso, de fuentes, es decir, recurriendo al diccionario, de “aparatos o artificios con que se hace salir el agua en los jardines y en las casas, calles o plazas”. ¿O no?