Un paso al frente

Un grupo de náufragos se encuentra a la deriva en una balsa destartalada. Se divisa a lo lejos la costa pero no tienen remos. Rezan a su dios y este les proporciona unos remos: Una persona, un remo. Ahora solo tienen que remar para llegar a la orilla. Unos reman mientras los otros miran y se quejan. Siempre hay quienes están dispuestos a trabajar por sí y los demás; y quienes prefieren esperar a que los demás salven la situación por ellos. Llevamos meses esperando la dichosa vacuna, quejándonos por su ausencia y lamentándonos por el parón de la actividad económica; y ahora resulta que algunos cuestionan el uso de las vacunas, se niegan a ponérsela. En un estado democrático nadie debería ser obligado a algo así; por principios y porque no debería haber nadie tan contrario a su colectivo como para negarse a salvarlo. No entiendo cuál es la propuesta de los que abogan por no ponerse la vacuna. Imagino que solo hay dos opciones: que los demás salven al grupo, que en este caso se llama España, mientras ellos esconden el hombro; o que todos decidamos hacer como ellos y detengamos la actividad económica del país durante un par de años más. Carlistos y Anarrosas aparte, hay cosas que no deberíamos dejar que se politizasen.