Pan para hoy y también para mañana

Necesitamos empresas que se instalen en Cuenca y su provincia para que, especialmente nuestros jóvenes, puedan tener un empleo y evitar que tengan que marcharse a otros territorios. Seguramente sea una de las frases más escuchadas entre los conquenses y que, por supuesto, todos compartimos.

No sabemos si será por los efectos de la fatiga pandémica, pero parece que últimamente muchos no están dispuestos a escuchar las noticias, especialmente si son buenas. ¿Qué extraño virus nos lleva a pensar que la llegada de un grupo empresarial a la ciudad de Cuenca, con una inversión privada millonaria, no es algo positivo?

En los últimos meses hemos conocido un cierre muy duro, el de Siemens Gamesa, pero también la instalación de nuevas factorías en la ciudad de Cuenca como Vía Ágora, que espera alcanzar los 90 trabajadores; Rujamar, que ubicará en la capital su planta de ovoproductos con una inversión de entre 10 y 15 millones de euros; o el Grupo Herce, que liderará la construcción de un complejo deportivo en la zona del Terminillo gracias a la colaboración público-privada con el Gobierno regional.

Además, impulsado por la Diputación de Cuenca, se ubicará también en la ciudad de Cuenca el parque científico y tecnológico de economía circular que contará con un centro de investigación en la materia y por el que se ha interesado hasta el ministro Pedro Duque.

¿Acaso entre los efectos secundarios del coronavirus está pensar que no somos los suficientemente buenos como para que se interesen por nuestro territorio? ¿No nos creemos nuestras potencialidades o nuestras virtudes? ¿Es que no podemos pensar que invertir en Cuenca merece la pena?

No nos olvidamos de la provincia, donde Nordex o Mahle están en constante crecimiento y requiriendo mano de obra en la comarca de La Manchuela.

Y tenemos también otras inversiones empresariales previstas y en marcha en varias comarcas, sobre todo relacionadas con la industria agroalimentaria, las energías renovables o con la logística, como la plataforma de internacionalización de productos de alimentos y bebidas que se implantará en Campillo de Altobuey, de la mano de la empresa conquense Pasión Manchega y el Grupo ISVEN.

Son tiempos difíciles, no cabe duda, porque el maldito virus no termina de darnos una tregua. Pero el hastío de quienes tienen como único afán poner palos en las ruedas tampoco ayuda a generar un clima que nos invite a salir a adelante.

Somos muchos los que, si lo que nos llega a través del boca a boca no es bueno, no pisamos determinado bar o restaurante. ¿Quién no ha leído los comentarios de los huéspedes antes de reservar un hotel? Con las empresas pasa lo mismo. Allí donde les critican, les cuestionan, les atacan antes de poner ni un ladrillo, quizá no quieran instalarse.

Desde este medio de comunicación, donde siempre nos hemos sentido cercanos a nuestros empresarios, a nuestros emprendedores, a nuestras gentes, confiamos en que todos estos proyectos sean pan para hoy y también para mañana.