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“Para emocionar a quien te escucha, hay que estar emocionado”

El sacerdote y periodista Antonio Pelayo dice afrontar este pregón con mucha responsabilidad, porque la “Semana Santa de Cuenca no es cualquiera”
“Para emocionar a quien te escucha, hay que estar emocionado”
Antonio Pelayo, pregonero de la Semana Santa de Cuenca 2020. Foto: Miguel A. Ramón
09/02/2020 - Miguel Á. Ramón

Lleva a su espalda más de medio siglo de bagaje profesional en su doble condición de sacerdote y periodista. Profesiones que lleva ejerciendo desde mediados de los ochenta en Italia. Conocido por sus crónicas desde el Vaticano, Antonio Pelayo (Valladolid, 1944) afronta ahora un nuevo reto: ser pregonero de la Semana Santa de Cuenca 2020. Un encargo que le sorprendió muy gratamente y que dice asumir con gran responsabilidad, puesto que es consciente de que la Semana Santa de Cuenca no es una Semana Santa cualquiera. Tiene claro que en Cuenca se vive intensamente y de una manera especial, porque “los conquenses la viven como algo que forma parte de su entraña familiar”.

P.- ¿Cómo recibió la noticia del nombramiento como pregonero de la Semana Santa de Cuenca?

R.- Pues, la verdad es que fue toda una sorpresa. Es algo que no me esperaba ni lo más remotamente y que he recibido con gran satisfacción, porque siempre he dicho que Cuenca es como una novia olvidada. De esas novias que tienes en la juventud, las olvidas y, después, las vuelves a recuperar.

Y la verdad es que he tenido la oportunidad de dar un largo paseo por la ciudad, aprovechando la presentación del cartel de este año, y me ha vuelto a encantar como ya lo hizo la primera vez que la visité allá por el año 1970.

P.- ¿Cómo fue esa primera vez en Cuenca?

R.- Vine con motivo de la Semana de Música Religiosa, cuando aún la dirigía Antonio Iglesias, después he regresado a visitar a la familia, porque en Tarancón está mi tío Gonzalo y en Cuenca mi primo carnal. Visitas en las que he aprovechado para traer a gente con el fin de que conocieran esta maravillosa ciudad. Y es que es una pena que tan próxima a Madrid, sobre todo ahora que en tren tardas una hora, no se conozca, a pesar de tantas riquezas no solo paisajísticas, sino también culturales, con impresionantes rincones, iglesias y, sobre todo, su esplendorosa catedral; algo que pocas ciudades pueden tener.

P.- ¿Qué imagen recuerda de la única vez que vino a ver la Semana Santa?

R.- Me acuerdo perfectamente de aquella vez. Era obispo Monseñor Guerra Campos, con el que, por cierto, yo había tenido dificultades de trato y, sobre todo, de enfoque. Recuerdo que cuando me vio, me echó una mirada fulminante, que si me hubiera podido traspasar, lo hubiera hecho. Pero, independientemente de esto, tuve la oportunidad de ver la Procesión del Santo Entierro y, como no, la de las Turbas (Camino del Calvario). Una procesión única, la gran originalidad de la Semana Santa conquense. No existe en ningún lugar del mundo una cosa similar. Es algo único, excepcional y viene a subrayar que la Semana Santa de Cuenca no es como otras. Aquí la ciudad la siente como suya.

Esos días la viven como algo que forma parte de su entraña familiar, de su historia personal y desde muy niños. Aquí, esa identificación entre la ciudad y la Semana Santa está viva y lo que yo deseo, y haré todo lo posible para que así sea, es que continúe así. Que nadie robe a Cuenca su Semana Santa o la quiera cambiar.

P.- Aunque aún sea pronto ¿cómo afronta este pregón?

R.- Bueno, para mí es un compromiso importante, porque he podido constatar en estos días en la ciudad que la Semana Santa no es una cosa accidental, efímera. La ciudad siente la Semana Santa y es consciente que forma parte de su identidad y su propia forma de ser y estar en la historia. Por lo tanto, pregonar eso supone un esfuerzo de estudio, análisis y, sobre todo, de empatía. Es decir, en cierto sentido, empiezo a sentirme conquense para poder también compartir, vivir esa emoción especial de esos días de Semana Santa.

“Para emocionar a quien te escucha, hay que estar emocionado”

P.- ¿Tiene una ligera idea de cómo va a ser el pregón?

R.- Bueno, no es el primer pregón que hago en mi vida. Yo siempre he dicho que el pregón es un género literario especial. No es una reflexión teológica, que también la tiene que tener, no es solo una alusión a la historia, que también la debe de incluir, tiene que tener, en mi opinión, un contenido emocional. Hay que emocionar a quien te escucha y para ello tienes que estar emocionado tú. Por lo tanto, voy a insistir sobre ese aspecto sentimental, porque creo que la gente que participa, prepara y trabaja a favor de la Semana Santa, lo hace de corazón y por devoción.

Otro aspecto que quiero subrayar es que en Cuenca, como en otras ciudades españoles, es un favor de unión familiar. Los hijos apenas nacen ya son cofrades, sus padres y sus abuelos les han transmitido esa pertenencia. Es uno de los muchos elementos que unen a las familias, el sentirse hermanos de una misma hermandad; algo importante, sobre todo, por encontrarnos en un momento en el que la familia está sometida a tantos vaivenes y tantas crisis.

P.- ¿En este pregón, a quién vamos ver más: al Antonio Pelayo sacerdote o al Antonio Pelayo periodista?

R.- Bueno, yo es que llevo 50 años haciendo las dos cosas a la vez. Lógicamente, no puedo partirme en dos. Soy una sola persona y esa persona hace medio siglo fue ordenada sacerdote y está ejerciendo como periodista. Por lo tanto, habrá un 50% de sacerdote y otro 50% de periodista.

P.- ¿Qué reacción quiere provocar entre el público asistente a su pregón?

R.- A mí me gustaría que los conquenses, después de haber tenido la paciencia de escucharme, se sientan orgullosos de su Semana Santa, más orgullosos todavía de lo que ya lo son y que la sientan suya, no simplemente una cosa que organizan las hermandades, aunque las cofradías en Cuenca son un elemento esencial. De hecho, la ciudad sin sus hermandades, sería otra cosa y por eso los conquenses disfrutan la Semana Santa, al tiempo que a buen seguro reciben de buen grado a aquellos que vayan a venir atraídos por la fama de esta celebración no solo de otros puntos del país, sino también del planeta.

P.- ¿Va a aprovechar su estancia en la ciudad con motivo de su pregón para quedarse unos días y disfrutar de nuevo de los desfiles procesionales de la Semana Santa conquense?

R.- Por supuesto, cuando venga para el pregón, pienso quedarme varios días, no sé cuántos, dependerá de las obligaciones laborales del momento, según la evolución de la actualidad mundial y, sobre todo, la agenda del Papa Francisco.