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“La gestión de la seguridad engancha mucho. Es duro pero muy gratificante”

El hasta ahora jefe de la Policía Local de Cuenca se ha jubilado tras casi cuatro décadas de servicio en el Cuerpo
“La gestión de la seguridad engancha mucho. Es duro pero muy gratificante”
Foto: Saúl García
08/01/2023 - Dolo Cambronero

Después de 36 años de servicio en la Policía Local de Cuenca, los dos últimos ocupando la Jefatura, José Vidal Tejeda Noheda (Minglanilla, Cuenca, 1962) ha dicho adiós al Cuerpo. Tras jubilarse a finales de diciembre, ha empezado una nueva etapa en su vida con cierto “alivio” al descargarse de tanta responsabilidad aunque también con la “satisfacción” del deber cumplido durante todo este tiempo de trabajo. Cogerá su testigo el agente Juan Carlos Muñoz.    

“La gestión de la seguridad engancha mucho. Es duro pero muy gratificante”, asegura Tejeda Noheda, cuya vocación inicial era la de ser maestro –de hecho, estudió Magisterio y se licenció después en Psicopedagogía– aunque al final ha acabado dedicando su vida a la Policía Local de Cuenca, a la que accedió en 1986, ascendiendo en 1991 a la categoría de cabo y promocionando en 2009 a la de subinspector. 

Y desde el 1 de enero de 2021, ha sido el jefe del Cuerpo en la capital conquense. “Me estrené en el cargo con una tal Filomena”, recuerda ahora entre risas. “Son retos que la naturaleza te pone. Se pasa mal en el momento pero se resuelve con un buen equipo y una buena planificación”, resalta.    

Estas casi cuatro décadas en la Policía Local le han dejado otros momentos especialmente complicados. Según cuenta, los peores han sido durante la pandemia, que reconoce que le ha marcado mucho, y cuando ha tenido que intervenir en algún caso de fallecimiento como en un accidente de tráfico. “Hablar con los familiares, darles la noticia... es difícil. Son tragos muy duros”, sostiene.

“Cuando te llega un momento crítico en alguna intervención, la formación de los policías es clave”, añade. Por ello y para facilitar la actuación policial en estos casos, Tejeda Noheda elaboró un protocolo de comunicación de malas noticias, con recomendaciones acerca de qué hacer y qué no en esas ocasiones. “La emoción te contagia y puedes complicar una situación que ya es dura de por sí. Hay que facilitar a los familiares la aceptación del hecho y la elaboración del duelo”, explica. De esta manera, considera que habilidades como la empatía para ponerse en el lugar del otro son fundamentales para informar de la mejor manera posible y siempre sin mentir porque a la larga esto puede complicar las cosas. Cercanía, calor humano y contacto visual son otros de los valores que apunta que deben tener los policías para “ofrecer toda la ayuda que se pueda”.  

La profesión le ha dejado también muy buenos momentos. “Cada etapa ha tenido lo suyo. Es muy gratificante cuando ayudas a los demás”, subraya, poniendo como ejemplo la satisfacción que llega después de preparar el dispositivo de seguridad de fechas emblemáticas en Cuenca como la Semana Santa o San Mateo y que todo salga bien. Y también en la planificación de otros eventos puntuales como algún campeonato deportivo nacional que se ha celebrado en Cuenca y en los que ha tocado “innovar” para su organización. 

De estos dos últimos años como jefe de la Policía Local de Cuenca, lamenta que se va con la “espinita” de no haber podido avanzar mucho en lo relativo a la estructura y el personal del Cuerpo en la ciudad. “Hay que planificar a medio plazo. Son los deberes que tienen que  hacer la próxima Jefatura y la Corporación actual y la que venga”, reclama.

Mirando hacia atrás en su carrera, destaca que también ha podido desarrollar su vocación docente al haber impartido formación en la Escuela de Protección Ciudadana, donde también se ha encargado de la coordinación académica.

A partir de ahora, tendrá todo el tiempo por delante para aficiones que había aparcado, sobre todo en los últimos tiempos de gran responsabilidad, como el senderismo, la bicicleta y la pintura. “Quiero retomarla”, dice de esta última, añadiendo que también podrá decicárselo a una nieta “que acaba de llegar y que es un regalo”. “Las obligaciones serán de ocio”, celebra.