"Ganar el Premio Promesas de la alta cocina sería un sueño para mí"

Su vida no estaba encaminada a los fogones pero la pandemia y, sobre todo el confinamiento, le hicieron replantearse su futuro hasta el punto de que abandonó la informática para formarse como cocinero. Sin duda, siente pasión por la gastronomía y esto, sumado al trabajo constante que le define, le ha llevado a ser uno de los 50 jóvenes de toda España que opta al Premio Promesas de la alta cocina de la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu. Hablamos de Adrián Ruíz García (Motilla del Palancar, Cuenca, 2002), estudiante del Grado Medio de Cocina y Gastronomía en el Centro Integrado de Formación Profesional número 1 de Cuenca (antiguo instituto San José). 

Adrián es un joven al que le gustan los retos y por eso está entusiasmado con la posibilidad de estar entre los diez estudiantes de cocina que se medirán en la fase final de este concurso. Sin embargo, estar ahí no depende solo de él sino que necesita de los votos de la ciudadanía para conseguirlo. Por ello, hace un llamamiento a los conquenses para que aquellos interesados en ayudarle hagan clic aquí y voten. Cuantos más mejor. Eso sí, es necesario confirmar la votación desde el correo electrónico.

Y es que lograr un premio de este calibre es “todo un sueño” para Adrián pues tendría la posibilidad de estudiar un año en Le Cordon Bleu, algo que sin esa beca no podría hacer por el elevado coste de la matrícula. Y como podrán imaginar, lo merece. 

La cocina es algo que siempre le ha gustado pero los primeros recuerdos que tiene son en su pueblo, Motilla del Palancar. Ya  desde pequeño le gustaba trastear  entre los cacharros de su casa y antes de empezar a formarse era “muy cocinitas”, recuerda. 

Eso sí, ahora está dando grandes pasos en su formación, hasta el punto de que en el plato que ha presentado al concurso combina diferentes técnicas de cocina que ha ido aprendiendo en el Centro Integrado de Formación Profesional. Concretamente ha presentado un Aiguillete de dorada regado con salsa de vino con azafrán y acompañado de un ravioli vegetal y canelón de ajoarriero. La  dorada es la parte fundamental de la receta pues entre los requisitos del concurso estaba cocinar ese pescado concretamente. 

Sin embargo, los acompañamientos dejan entrever las cocina que le gusta a Adrián y sus intenciones pues ha empleado materias primas y recetas tradicionales conquenses para rematar su plato. “Me gusta la cocina que se hace a fuego lento, la que he visto en mi casa toda la vida, en la que se utilizan los ingredientes que tenemos aquí en Cuenca como puede ser el azafrán, el ajo de Las Pedroñeras o los vinos de nuestra tierra”, dice.

Y con esta combinación entre tradición y vanguardia espera cautivar al jurado. Pero, en el caso de que no lo consiga seguirá trabajando para, dentro de unos años, cumplir su mayor reto: abrir su propio restaurante.

De momento, paso a paso, espera terminar el Grado Medio para hacer el Superior, hacer prácticas con cocineros de renombre y después, si todo va según lo previsto, ofrecer su cocina al mundo. 

El 2023 se presenta ilusionante para el joven, ya no solo por la posibilidad de ganar el concurso  de Le Cordon Bleu sino porque el título de Capital Española de la Gastronomía que ha recibido Cuenca le parece una gran oportunidad para aprender y ver de cerca el buen hacer de los chefs conquenses. ¿Le ayudan a conseguirlo?