Sus primeras paladas
A su paso por Cuenca capital, las tranquilas aguas del Júcar son a menudo surcadas por numerosas piraguas. Habrá quien piense “eso no es para mí” al verlos manejarse con soltura en monturas tan estrechas, y es por ello que los cursos intensivos del Club Piragüismo Cuenca vuelven, como cada año, para demostrar que está al alcance de cualquiera.
Uno de los monitores a cargo del curso es Roberto Olivares, un asiduo a las competiciones del club que, por cierto, acaba de proclamarse subcampeón de España en la modalidad de Maratón. Con 22 años, lleva 14 montando en piragua. “Este deporte te acaba atrapando. Qué voy a decir, ir encima del agua es medicinal”, cuenta el joven, quien pone de ejemplo la gran acogida que, un año más, han tenido los cursos de iniciación. “El entorno, el paisaje y las actividades que hacemos a los chicos hace que les llame la atención este deporte”, traslada Olivares, puntualizando que la cosa no queda ahí: solamente el año pasado, 10 niños y 10 adultos se apuntaron al club tras pasar por el curso. En esta edición, cuatro nuevos miembros se han sumado al CP Cuenca. Queda claro que, quien prueba, quiere más.
APTO PARA TODO EL MUNDO
Los cursos ofrecen una posibilidad amable de subirse a la piragua y están dirigidos a todas las edades, desde los 8 años hasta adultos veteranos. “Hemos tenido gente de más de 60 años, nunca es tarde para empezar”, comenta el monitor. Cada semana, los grupos, de unas 8 a 10 personas, se enfrentan al reto de aprender las bases de este deporte.
En tan solo unos días, los alumnos pasan de aprender a mantener el equilibrio a manejar piraguas similares a las de competición
El gran primer reto a enfrentar, según Olivares, es el equilibrio. Los primeros días se utilizan las piraguas grandes de plástico, que son más estables. El segundo día se pasa a las de fibra comenzando por una ‘struer’, y finalmente se acaba tratando de dominar las ‘delfines’, que son las que más se asemejan a las de competición.
Todo ello va encaminado a alcanzar “la autonomía de los participantes” y permitir que remen libremente y sin ayuda. Aunque pueda parecer complicado, señala que los inscritos registran rápidas mejoras y que tan solo en unos días son capaces de manejarse con bastante soltura.
Por si fuera poco el disfrute sobre la piragua, Olivares destaca también los beneficios físicos. “Hay mucha mejora muscular y fortalece el sistema cardiovascular sin que suban mucho las pulsaciones”, explica.
Algunos de los jóvenes que disfrutan del curso trasladan que, sin duda, merece la pena apuntarse. “Para no estar en casa encerrados jugando a la Play”, responde uno de ellos entre risas. Sus compañeros añaden que lo hacen “porque hace calor” o “para aprender a mejorar con la piragua”. Alejandro, por ejemplo, repite experiencia, ya que es su segundo año y ha decidido volver. Aunque reconocen que las caídas al agua son normales, hasta se agradecen en las fechas en las que estamos. “En el agua se está más fresco”, comentan. Todos coinciden en que lo más difícil es el equilibrio, aunque la recompensa llega rápido. “Le diría a la gente que te vas a refrescar y no te vas a aburrir”, comenta Héctor.
El Club Piragüismo Cuenca continúa ganando popularidad y demuestra que deporte, diversión y naturaleza van de la mano. Pocos planes mejores para este verano que dejarse llevar por el cauce del Júcar sobre la tranquilidad de la piragua.